NIDIA MARIN
El México rojo… sangre, se extiende. Abarca no solamente las matanzas masivas de seres humanos, desatadas en el pasado sexenio y en lo que va del actual, en alto porcentaje de las entidades de la República, sino las que suceden como consecuencia de las obras realizadas al costo que fuere en una selva como es el hoy sangriento Tren Maya.
No se entiende como una presunta defensora del medio ambiente en el que se ubican los animales de las selvas, puede avalar el crimen que se comete en la reserva de la biósfera de Calakmul y en buena parte de la selva maya, considerada la segunda de mayor extensión de bosque tropical del Continente Americano.
Ciertamente, López Obrador se salió con la suya, ¡pero a qué costo! Su mayúsculo descrédito en México y en el mundo en esa materia fue heredado a la actual mandataria.
Por ello, no basta con decir que es defensora del ambiente y de los animales, sino demostrarlo con hechos. Uno de estos sería la absoluta prohibición de matar a los animales que, caminen cerca, crucen solos o en manada las vías del mentado tren.
De acuerdo al gobierno federal del sexenio antepasado (junio 2018), la cifra de jaguares pasó de cuatro mil en 2010 a 4800 ejemplares. Sí, en México “la población del jaguar (Panthera onca), el felino de mayor tamaño del Continente Americano tuvo un crecimiento en los últimos 8 años, pero llegó el tren y se llevó a muchos.
Aquellas cifras (que seguramente han cambiado, para mal) fueron el resultado del Segundo Censo Nacional del Jaguar 2018, coordinado por el Instituto de Ecología de la UNAM, con el apoyo de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) y de la Alianza WWF-Fundación Telmex Telcel.
¿Tales logros los van a echar a la basura? Es la pregunta, porque fueron resultado del aumento de la superficie de cobertura forestal y de las Áreas Naturales Protegidas, así como de un mayor esfuerzo de muestreo en relación con el censo realizado en el 2010. Esos fueron factores que contribuyeron a dicho crecimiento.
El jaguar, de acuerdo a los especialistas, está considerado el felino de mayor tamaño y es endémico del continente americano. Su distribución geográfica histórica abarca desde el sur de los Estados Unidos hasta el norte de Argentina… pasando por México, desde luego.
Son los estados de “Campeche, Chiapas y Quintana Roo donde se localizan las poblaciones más importantes de esta especie. En las Reservas de la Biósfera Montes Azules y Calakmul albergan una población de cerca de 800 jaguares y junto con Belice y Guatemala, constituyen la segunda población más grande de estos felinos en el continente, sólo después del Amazonas”.
¿Cuántos habrán muerto al paso del Tren?
El silencio es la respuesta.
En cuanto a los venados, son los Cola Blanca la especie más codiciada en América. En México los hay, pero… entre otras calamidades el tren los está matando.
Los especialistas les han dado nombre de acuerdo a las zonas que habitan. Por ejemplo, “Cola de Acapulco”, “de la Sierra del Carmen”, “Cola de abanico de Arizona”, “de las Tierras Altas de México”, “de Miquihuala”, “de Chiapas”, “de Oaxaca”, “de Sinaloa”, “de Texas de las Tierras Bajas de México”, y “Cola blanca de Yucatán”.
Dicen los que saben que en Quintana Roo ha sido un problema la caza de especies selváticas.
Aunado al cruce del Tren Maya, aseguran los expertos que todavía “una sección de la población continúa consumiendo la carne de venado, y otras especies en peligro de extinción, además de la comercialización ilegal de aves, monos araña, jaguares y otros animales que viven en su habitad natural”.
Y, desgraciadamente, el paso del tren también ha destruido: tlacuaches, comadrejas, monos araña, armadillos osos hormigueros, ardillas, tepezcuintles, ocelotes, tigrillos, pumas, onzas, zorras, mapaches y coatíes.
Tras la publicación de la información sobre el tren, los venados y los jaguares en El Universal, el Ejército Mexicano (que presuntamente tenía todo un programa para combatir a jaguares y venados) explicó entre otros aspectos que se trata de reubicar a los ejemplares de estas especies.
Pues vaya que tienen trabajo…
¡ES UNA SELVA!
Foto: Getty Images- web