Tensión

 

* El Estire y Afloja de la Liga de la Tensión Social 

es Provocado en Ocasiones por los Gobiernos 

*Las Fracturas se Ensanchan por la Insistencia de

de Morena por las Destruir Instituciones

 

POR EZEQUIEL GAYTÁN 

 

La tensión es un concepto de varias acepciones y contextos. Su definición más elemental es la que se refiere a la fuerza interna o externa ineludible que se ejerce sobre un objeto, una estructura o un estiramiento. De ahí que dicha fuerza puede servir para apoyar, construir o deconstruir. En la ingeniería física es vital en la construcción de puentes. En la medicina es peligrosa si acaso se refiere a la tensión arterial alta y en el mundo de la política es necesaria pues es la cotidianidad en las relaciones humanas; es paradójicamente un elemento de cohesión social ya que los conflictos tanto personales como emocionales, los desafíos por vencerlos, las expectativas por alcanzar metas y los temores de no lograrlo son tensiones que unen y condensan. Si no existieran las tiranteces en las relaciones humanas caeríamos en la indiferencia. En otras palabras, la tensión política es consubstancial al intrincado andamiaje que, por un lado, genera cierto placer y, por el otro, ciertas dosis de angustias y recelos. De ahí que en el mundo de la realpolitk los políticos aprenden, algunos mejor que otros, a mitigarla, pero nunca a controlarla totalmente. Es decir, las tensiones en la vida política son relativas y varían según el contexto y las circunstancias. Por eso el ejercicio de la vida pública es tan desgastante y, a la vez, tan placentero. 

 

Lo arriba escrito se debe a que cada día es más común leer crónicas de colegas que acuden a las conferencias mañaneras de la presidenta Claudia Sheinbaum y hacen ver que se le ve tensa. Que el ambiente, cuando llega al Salón de la Tesorería del Palacio Nacional, es tirante, que los rostros de su equipo de colaboradores reflejan tiesura. Es más, detectan pesadez en las palabras de ella, pues resiente la sombra del caudillo como un fantasma de fastidiosa sombra gris que pareciera recorrer los pasillos del inmueble colonial. En lo personal les creo a mis colegas que son testigos madrugadores que acuden a esos monólogos. 

 

INEVITABLE LA

COMPARACIÓN

Las comparaciones tienden a ser chocantes, pero es inevitable contrastar las personalidades del expresidente y la de ella. En lo personal también aprecio que no logra llenar los vacíos que el tabasqueño dejó con su pseudo partida. De ahí que cada día que transcurre la figura de ella se achica y por el tono de sus respuestas se infiere la tensión creciente y su incómoda actitud tratando de imitar a su antecesor. Consecuentemente las tensiones que vive debido a su encargo, si no se cuida, pueden mermar su salud y al tomar decisiones puede arrastrarnos al abismo pues en esas circunstancias tienden a ser precipitadas o poco analizadas. 

 

Los psicólogos y los sociólogos recomiendan no tomar decisiones bajo condiciones de incertidumbre, emociones temporales, alta tensión y en circunstancias dominadas por el ánimo visceral repleto de trastornos, pues las consecuencias pueden llegar a ser catastróficas. En otras palabras, las tensiones son ineludibles y relativas en la cuestión gubernamental, por lo que un buen gobernante debe saber cómo y cuándo canalizarlas. 

 

Pero la tensión política no es exclusiva de la esfera del poder, resulta que esas tensiones se desparraman y llegan a la sociedad transformándose en tensión social. Un fenómeno ya conocido por la humanidad y en muchos casos con desenlaces catastróficos, pues tienden al maniqueísmo, a la confrontación, a la polarización social y han llegado a la violencia.  

 

Las tensiones políticas, en lo general, tienden a ser controlables ya que se trata de actores que conocen las reglas de operación y los une la lucha por el poder, aunque pertenezcan a diferentes facciones. Sin embargo, las tensiones sociales agreden el pacto social, se confrontan, fracturan la legitimidad y tienden a romper el consenso que los unía. Por eso es común que los gobiernos recurran a recomponer el contrato social mediante la advertencia de acechanzas de enemigos externos e internos. Su idea es infringir temor social como elemento de reunificación, lo cual, hay que reconocerlo, es funcional en lo general. Por ejemplo, Hitler señaló a los judíos, Trump acusa a los mexicanos y Putin a occidente. Finalmente, de lo que se trata es de enmendar la atomización social y de reconciliar a los diversos grupos sociales. Lo interesante es que en ese estira y afloja de la liga de la tensión social es provocado en muchas ocasiones por los gobiernos.   

 

Las tensiones sociales en una nación se viven todos los días debido a los intereses grupales o puntos de vista de los diversos sectores que integran a la sociedad. Se trata de antagonismos cuyas resoluciones son diversas. De ahí que los gobernantes tienden, al menos tres, a tres tipos de respuestas. La primera es cuando tienden a ser mitigadas por la ley, la segunda es la conciliación coyuntural mediante el diálogo entre las partes con el Estado como árbitro y la tercera es aquella que es irresoluble y por lo mismo es simplemente administrada.  

LA RICA VETA DE

OPORTUNIDADES

Para un gobernante inteligente la tensión social es una rica veta de oportunidades, pues entiende que los dos fines del Estado son mitigar el conflicto social y mitigar la escasez. Respecto al primero, lo atiende tanto en el discurso como en los hechos al conducir al país mediante el reconocimiento de las demandas y necesidades de cada grupo y por lo mismo sabrá dosificarlas, respetarlas, atenderlas eficazmente e incluso, de ser el caso, cuándo y cómo negarlas. Se trata, ante todo, de incluir sin excluir y hacer del entorno social un espacio de convivencia, pluralidad y tolerancia en el que las propuestas y contrapropuestas de armonización, dentro de la tensión, sean deseables, posibles y alcanzables. Son gobernantes con visión de Estado que logran convencer a su sociedad al hacerle ver y creer acerca de la importancia de los objetivos superiores de la nación. Me refiero a políticos que saben hacer política, encumbrar la vida institucional y cómo abordar las causas fundamentales de las tensiones sociales que obstaculizan a fin de convertirlas en acuerdos sociales que facilitan al arte de gobernar y convivir.  

 

Respecto al segundo objetivo del Estado: mitigar la escasez es primordial que un político impulse la triada progreso, crecimiento y desarrollo. Se trata de una visión en la que por progreso sea el impulso a la educación, la ciencia y la tecnología. El crecimiento es el socioeconómico y el desarrollo integral sea visto como un concepto y una realidad sostenible, sustentable, cultural y anímica. La escasez engendra pobreza. Por eso superarla es ver más allá de que la sociedad tenga acceso a los productos básicos de una canasta. Superar la escasez es tener acceso a los servicios públicos y evitar extremos de opulencia y de indigencia.    

 

Ante las posibilidades del conflicto derivado de que se exacerbaren las tensiones sociales, independientemente de las habilidades o torpezas de quien gobierne, siempre está presente la corporación policiaca. Ese elemento que siempre está presente como la última frontera de un gobierno y que puede legal y legítimamente recurrir a la violencia a fin de apaciguar los ánimos caldeados de la sociedad. Las corporaciones policiacas difícilmente logran distensiones en una confrontación. Por el contrario, su presencia en una manifestación eleva los grados de tensión. Pero a todas las partes les queda clara la misión que se les encarga.

 

Estudiar las tensiones sociales es algo fundamental si alguien se quiere dedicar a la política gubernamental. Saber estirar la liga y aflojarla no es una receta que se enseña en las escuelas de ciencias políticas, pues, aunque tiene su parte científica, hay que recordar que la política también es una técnica y un arte.     

 

En otras palabras, la tensión política que despliega las tensiones sociales puede ser una oportunidad de oro para un político y, a la vez, la debilidad y tumba de otro. Son similares circunstancias, pero diferentes actores. Depende de las capacidades, habilidades, vocación, aptitudes y actitudes. La evaluación la hará la historia, pero el sentimiento social es y será el catalizador que encumbre a un político o lo señale fatídicamente como un mediocre.         

La tensión que vive nuestra primera mandataria deriva al parecer de que tenemos dos presidentes y dos gabinetes, más la tensión social auspiciada desde el sexenio pasado son un brebaje poco apetecible y que nadie en su sano juicio bebería. Pero resulta que no se trata de una pócima, sino del desequilibrio del acuerdo social y de que sus fracturas se siguen ensanchando debido a que Morena y aliados insisten en extinguir el marco jurídico, anular la división de poderes, destruir instituciones, servirse con la cuchara grande el presupuesto, taparse los oídos ante las voces disidentes y menospreciar a las minorías. 

 

En las ciencias fisicomatemáticas las tensiones son exactas, en el mundo de las ciencias sociales y las humanidades las tensiones son relativas y pueden modificarse. Por lo tanto, vería con buen agrado que la presidenta inicie los trabajos de distensión personal y política. Eso le ayudaría mucho al país.   

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