Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Los mismos nombres, aunque algunos rostros desconocidos por actuar con la discreción que sus cargos exigen. Sí, los de la Iniciativa Privada que conforman el Consejo Asesor de Desarrollo Económico Regional y Relocalización (CADERR), encabezado de manera honorífica -así lo anunciaron-por Altagracia Gómez Sierra, podría funcionar por una sola razón: el cuidado de sus intereses empresariales y económicos, no porque les interese el país en sí y menos por su “nacionalismo”.
Son émulos de la filosofía de los estadounidenses: no tiene amigos, no tienen patrias… ¨¡tienen intereses!
Extraña la ausencia del más rico de todos: Carlos Slim. O no lo invitaron o no quiso ser uno más del montón. Habría que suponer la segunda idea.
Son quince los poderosos o sus representantes que se integraron para llevar al cabo lo que se denomina Plan México y cuya esencia es formar un frente común ante las amenazas del presidente electo -hay que colocarle el electo, porque aún no es presidente constitucional, lo será a partir de las 12 horas del 20 de enero del próximo año- y, por advertir que sus intereses podrían ser afectados de manera real y no simbólica, es probable que la “unidad haga la fuerza” de la clase pudiente y que se escuda en la “cooperación” para que el país avance.
Durante los pasados 6 años, los hombres del dinero, lo mismo los de Negocios que los del Consejo Coordinador Empresarial, hicieron público, por lo menos en cinco ocasiones, los “paquetes de inversión” que estaban dispuestos a llevar a cabo y contribuir al engrandecimiento nacional. Nada de lo prometido o muy poco, se cumplió.
Ahora ya se han hecho los anuncios similares y siempre dados a conocer en Palacio Nacional y en voz de la presidenta y secundada por la de Francisco Cervantes, el hombre que por su grisácea actuación al frente de la llamada cúpula del sector privado, ha debilitado el supuesto poder que tenía el CCE.
No es su culpa. Ser dócil y sumiso, conlleva a la pérdida del respeto. Y eso lo palpó el que ¿se fue? y demolió los edificios del sector privado y casi llegó a los cimientos. Aún no termina la labor de zapa y por ello cuando se presenta este Consejo, la duda prevalece.
¿Hasta dónde llegará el respaldo ofrecido a la presidenta Sheinbaum?
Simple respuestas:
¡Hasta donde sus intereses no sean trastocados!
Si los empresarios o sus representantes sospechan siquiera que les va a ir mal, adió respaldo.
Estarán sumamente pendientes de que las opiniones que viertan sean escuchadas, analizadas y puestas en marcha. SI ello no ocurre, comenzará el “ausentismo” de los que prometen el oro y el moro.
Ya se sabe la razón: doy a ¿a cambio de qué?
Y ese qué, implica retorno de capitales, con las consustanciales utilidades, trato preferente en materia fiscal y, por supuesto, ser invitados a todas las pachangas que se hagan en Palacio Nacional, porque saben y bien, que desayunarán, comerán y cenarán algo más que chocolate acompañado de tamales de chipilín o tlayudas con tasajo, quesos frescos y frijoles negros… claro, la compañía será agua de frutas.
La diferencia se advertirá cuando vean resultados positivos para sus intereses y, salvo que la lumbre les llegue a los aparejos, podrían, así condicionado, cambiar de actitud y pensar, quizá por primera vez, en el país y en los mexicanos.
Por lo pronto, algunos ya se frotan las manos por el pago a recibir por sus buenos consejos, su lealtad a la cuatroté y el encumbramiento en el sector privado.
A la presidenta se le desea que le salga bien el llamado atendido por los empresarios y que, e n esta ocasión, haya cumplimiento de compromisos y unidad para defender el T-MEC y frenar lo que parece imposible. El desprecio del presidente electo de Estados Unidos por los mexicanos.
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