Incertidumbre Gubernamental 

*Perder la Seguridad Personal, Provoca

Desaliento

*Decisiones Tomadas sin Información, 

son Caóticas

*Cercenar el Derecho Amparo, Acción

Nefasta

*Crece Sospecha: 2 Titulares del Poder

Ejecutivo

 

POR EZEQUIEL GAYTÁN 

 

Los seres humanos necesitamos a la certidumbre como escudo protector de vida debido a que la conciencia individual y colectiva nos dice que la vida no la tenemos comprada. De ahí que creamos un halo de probabilidades positivas que nos proporcionen elementos propios del espíritu de sobrevivencia y en muchos sentidos de calidad de vida. Vivir con certidumbre es un ánimo benévolo mediante el cual vemos con mayor optimismo el futuro. Lo que deseamos como personas y como sociedad es no confrontarnos con sorpresas desagradables. Consecuentemente tendemos a comprar seguros de gastos médicos, contra accidentes automovilísticos y de educación para los hijos; por citar unos ejemplos. Por si fuera poco, el Estado creó dos grandes instituciones, el IMSS y el ISSSTE a fin de asegurar a la clase trabajadora contra posibles riesgos laborales, así como mediante los seguros de enfermedades, maternidad, jubilación y pago de marcha. En la medida en que desplegamos un mayor número de escudos y los fortalecemos, en esa misma medida se incrementa la confianza en el mañana. Más aún, la certidumbre se convierte en una condición de vida sustentada en información, ya que nos permite visualizar posibles escenarios en caso de que tengamos que tomar alguna decisión. Léase, evita improvisaciones, pues el conocimiento es la fuente de toda sabiduría. 

 

Por su parte, la incertidumbre es la antesala de los temores, puerta del fanatismo, de las supersticiones y de las decisiones precipitadas preñadas de dudas. Consecuentemente, la ilusión del destino se convierte en sombrío panorama apocalíptico.  Vivir bajo la incertidumbre y tomar decisiones sin información, ni conocimientos puede resultar un paso al vacío. No saber acerca de ciertas situaciones y transitar por la vida con incertidumbre nos hace inseguros, titubeamos y lo peor, perdemos confianza en nosotros mismos y en el ambiente que nos rodea.    

Por lo anterior, tanto en lo personal como en la vida institucional, requerimos que el gobierno nos despliegue elementos de certidumbre y eso significa que la ciudadanía tenga la certeza de que sus autoridades son predecibles, tomarán decisiones apegadas a Derecho y que serán implementadas bajo el principio de hacer correctamente lo correcto. Tener un gobierno predecible otorga tranquilidad social, ya que a partir de ahí se fortalece el pacto social, se fortalece el plebiscito ciudadano de vida armónica, se tejen las redes sociales de movilidad, la economía del país en lo general tiende a crecer y la vida cívica impulsa la convivencia política.   

 

Lo arriba escrito parece una perogrullada, pero no es así. En la historia encontramos ejemplos de insensatez gubernamental. Léase, significa – como ciudadanos – que al despertar nos preguntamos ¿ahora qué ocurrencia o qué mosca le habrá picado al presidente o presidenta? Lo cual es un desaliento laboral, social, político y económico. Es saber que la alegría de la certidumbre está ausente y que las improvisaciones y actitudes erráticas de los responsables del ejercicio del poder son la cotidianidad. Lo cual significa que, si una administración toma un día la decisión A, puede ocurrir que al día siguiente nos informa que rectifica y ahora es la decisión B; el caso más reciente es el presupuesto asignado a la UNAM y al IPN. Peor aún, también sucede que nos informa que no combatirá al crimen organizado y que a los delincuentes les dará abrazos. En dicho caso se mantiene en su postura y presume que ahí no cambiará de decisión. Eso también es una situación de incertidumbre, pues quien queda en la indefensión es la ciudadanía.

 

Con lo anterior quiero demostrar que la incertidumbre gubernamental tiene varias acepciones y todas son nefastas. Algunas decisiones son en contra de la población y a favor de los intereses partidistas; tal es el caso de cercenar el Derecho de Amparo a favor de Morena. Otras debido a disposiciones que son erráticas; por ejemplo, la cuestionable calidad educativa básica y otras porque son autoinfligidas o balazos en el pie como es la ratificación de la señora Piedra en la CNDH. En todos los casos la incertidumbre gubernamental crea desaliento social.  

 

México hoy vive un estado de incertidumbre gubernamental. Las sospechas fundadas de que tenemos dos titulares en el poder Ejecutivo Federal crecen. También prospera la desconfianza social y la de los inversionistas. La fragmentación social es una realidad y consecuentemente la cultura del miedo. Es decir, un malestar que flota en el ambiente y que bajo el manto de la incertidumbre nos sentimos amenazados, inseguros, ansiosos y evitamos, en lo posible, contacto con cualquier autoridad gubernamental. Ya transcurrieron prácticamente dos meses de la nueva administración y no sabemos hacia dónde vamos como sociedad y como gobierno. No más allá de un discurso demagógico que habla de segundo piso.  

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