SILVESTRE VILLEGAS REVUELTAS
La semana pasada, pero escrito hace dos, en estas páginas de Misión Política señalé que me parecía que Donald Trump ganaría la elección presidencial y ello pudiera ser benéfico para México porque obligaría al gobierno de Claudia Sheinbaum y al empresariado mexicano a ponerse las pilas, ser eficientes en su trabajo cotidiano y cumplir con los compromisos internacionales pactados. Los actores mexicanos deben estar conscientes que el gobierno estadounidense en manos de Trump no se tentará el corazón si percibe, de acuerdo a su óptica, que no se están realizado acciones para el beneficio estadounidense y de paso que pudieran generar activos para las necesidades de México.
Es un hecho geográfico e histórico que nuestra vecindad con los EEUU ha sido fuente de “traumáticos” problemas en la conformación del estado nacional mexicano (Edmundo O Gorman dixit). Pero en sentido opuesto, los gobiernos del país y buena parte la sociedad mexicana se han beneficiado de la proximidad con EEUU porque desde tiempos de Porfirio Díaz hasta la actualidad, millones de compatriotas han ido a la Unión Americana en búsqueda de oportunidades económicas que no han encontrado en sus pueblos, en las ciudades y en la patria misma. Muchos gobiernos latinoamericanos y de algunas otras latitudes han subrayado que los mexicanos han desaprovechado la vecindad americana porque México no se ha vuelto una nación rica, no ha desarrollado sus elementos tecnológicos y tampoco ha terminado por construir una sociedad más igualitaria.
Ya lo han escrito diversos comentaristas en los medios de comunicación mexicana, existe una ventaja de la agenda trumpiana, se reduce a unos cuantos temas relativos a México. Migración y el tema de la frontera, narcotráfico y el asunto de la existencia de los carteles de la droga, la renegociación del T-MEC y por ello mismo una modificación sustancial de los elementos usados y los productos a ser vendidos por compañías extranjeras establecidas en México y que se dirigen a los mercados que componen parte de la economía estadounidense.
Al inicio de sus respectivos gobiernos, López Obrador y años después Joe Biden cometieron el error garrafal de señalar a los cuatro vientos que ambos países recibirían con los brazos abiertos a los migrantes que pisaran el territorio nacional de cada país. En México ya lo sufrimos en Chiapas, Veracruz, Ciudad de México, Piedras Negras, Nogales, Tijuana y otras ciudades: el país es incapaz de recibir e incorporar a la vida productiva a decenas de miles de extranjeros que se van quedando en el camino a lo largo de la república mexicana y llegan a la frontera, se quedan allá o son devueltos por las autoridades estadounidenses. A lo anterior se agrega que ellos libremente han expresado que no les interesa quedarse en México pero muchos sí lo hacen. Ello, sin olvidarnos que la migración como lo dije la semana pasada es un fenómeno humano que viene desde la prehistoria, amén de que en la actualidad se ha documentado que la industria del narcotráfico tiene en los migrantes otro elemento para enriquecerse. Una de las soluciones y que ya fue planteada por AMLO, pero de muy difícil materialización, es construir en los países de origen de los migrantes los elementos de prosperidad económica para que no tengan la necesidad de migrar.
Ya se ha señalado lo esencial y problemático que será para el gobierno de Sheinbaum el tema del combate a los diversos carteles de la droga. El politicastro panista, Marko Cortes, ha pedido que los EEUU consideren a aquellos como organizaciones terroristas, ello implica el riesgo de que Washington lance una invasión militar en toda la línea, porque dentro de sus directrices pueden hacerlo si una organización o persona en particular representa un peligro para la integridad/seguridad de los Estados Unidos. Por múltiples razones un ataque quirúrgico sería una debacle mayor para cualquier administración mexicana, no resolvería totalmente el tema del narcotráfico porque para que ello tuviera resultado contundente implicaría una invasión total tipo Irak, Afganistán o algo parecido con resultados últimos muy negativos para los países invadidos, y que no resolvieron el problema que los Estados Unidos militarmente pretendían finiquitar.
Pese a lo arriba señalado, es una realidad para la sociedad mexicana en su conjunto, que liberarse del reino que hoy establece el crimen organizado en sus muchas facetas delictivas se convertiría en un deseo largamente añorado por todos aquellos actores en el día a día mexicano que más allá de los asesinatos, hoy tienen que pagar todos los derechos de piso, enfrentar el robo, la extorsión y todo un catálogo de delitos cuya peor faceta es el secuestro y posterior asesinato. Los gobiernos de los ambos países deben combatir y derrotar dicho fenómeno y ello comienza por reconocer y apresar a los delincuentes ligados al narco que están en la esfera de lo político, en la industria y en los contenidos culturales que enaltecen todas las facetas ligadas a dicho fenómeno corruptor de toda la sociedad.