A la Vuelta de la Esquina
IVÁN RUIZ FLORES
México Podrá Avanzar en ciencia, si lo dejan ser en el sexenio que inicia y si quedan abolidas todas las desgraciadas políticas de la administración pasada en la cual, una mujer sin recato alguno, agredió, insultó y lastimó no sólo a los integrantes de las instituciones dedicadas a la investigación y desarrollo, sino al país en su conjunto en el mundo.
Hoy, por ejemplo, para sopesar los avances registrados en la materia en México, -en comparación con las naciones de la Organización Económica para la Cooperación y el Desarrollo (OECD) de las 34 naciones- en lo que es su participación en la ciencia mundial ocupa el lugar 22 y en cuanto a Latinoamérica el segundo sitio, sólo rebasado por Brasil que encabeza la lista con una participación de 1.99%.
Sin embargo, a pesar de los obstáculos políticos interpuestos desde la cúpula en el sexenio que acaba de concluir el Índice Mundial de Innovación señaló a México como el tercer país con mayor innovación en Latinoamérica durante 2023 y mantuvo el lugar 58 a nivel mundial, mismo que había alcanzado el año anterior.
Además, fue reconocido como el tercer país con mayor innovación en Latinoamérica, sólo detrás de Uruguay y El Salvador.
Los rubros donde se ha fortalecido, de acuerdo con el Índice Mundial de Innovación, las principales fortalezas se centran en cinco rubros: capital humano, infraestructura, instituciones, sofisticación de mercado e investigación.
Pero, de acuerdo a la publicación Forbes, cuenta con poco crecimiento en productos de tecnología y conocimiento, en desarrollo productivo laboral, en difusión del conocimiento; así como en la sofisticación de negocios, por reducido pago por propiedad intelectual y gasto bajo en fabricación de alta tecnología y gasto en herramientas tecnológicas como software, entre otros.
Actualmente, dos de sus principales escollos son: la falta de inversión en ciencia y la inexistencia de una cultura científica.
De acuerdo a los especialistas en cuanto a la ciencia, la creación del Sistema Nacional de Ciencia en México se remonta a más de 500 años, y su historia se puede dividir en tres periodos: del Colonialismo al Despotismo Ilustrado (1525-1792), del movimiento de independencia al porfiriato (1810-1888), y del movimiento revolucionario al sistema actual (1900-2000).
En el principio del siglo XX, dice la historia, comenzó la tercera etapa (de 1900 a 2000), por ejemplo, con la fundación en 1900 de la Comisión de Parasitología Agrícola, dedicada al estudio de las plagas agrícolas y que, al igual que el Instituto Médico, dependían de la Secretaría de Fomento. En 1908 se crea la Escuela Nacional de Agricultura y la Escuela Agrícola Central con el fin de orientar y fomentar la investigación agronómica hacia el mejoramiento de cultivos y control de plagas y demás.
Sin embargo, en el Siglo XXI no ha sido así y como dijera Oscar Gustavo Retana, en su momento:
“…si en el México actual se continúa subvalorando la ciencia y sus instituciones, no sólo no se logrará la consolidación del sistema nacional de ciencia y tecnología, sino que estaremos enterrando más de 480 años invertidos en formar una estructura para la enseñanza superior y la investigación. Reflexionemos sobre las expectativas futuras si se continúa sin invertir al menos 1% del pib en actividades científicas, si la frontera de nuestro rezago educativo y tecnológico se sigue ampliando aún más. ¿Cómo propiciar el desarrollo social y la independencia económica de nuestro país sin apoyar la educación y la actividad científica?”.
EN DUDA ESTÁN LAS
PERSPECTIVAS
Todo indica que no ser avanzará mucho, ya que la presidenta Sheinbaum habría advertido que no funcionaría más el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnología (CONAHCYT) y se crearía el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías.
Este ya funciona coordinado con la Secretaría de Educación Pública y se ubica en la alcaldía Benito Juárez. Al frente de la misma está Rosaura Ruíz Gutiérrez.
Entre sus funciones está, de acuerdo a Wikipedia: “Formular y proponer al Gobierno Nacional las políticas nacionales y estrategias de ciencia, tecnología e innovación de calidad para el país, en concordancia con la política de desarrollo económico y social del Estado. En coordinación con las instituciones relacionadas supervisar y evaluar la implementación de estas políticas y estrategias”.
Pero… hasta no ver.
Es posible que, para el próximo año, ya se explique exactamente cuáles serán sus funciones y si han registrado avance en estos meses.
En su toma de posesión ella dijo:
“México es semillero de científicos que tendrán la encomienda de producir nuevos conocimientos en favor de sus iguales”.
En la República Mexicana esperan que así sea.