EEUU tendrá otro Gobierno a cargo de Donald Trump, quien ya había sido presidente entre 2016 y 2020. A partir de enero de 2025, el republicano recibirá un país con varios frentes abiertos en Ucrania, en Oriente Medio y en la región Asia-Pacífico debido a las tensiones comerciales y políticas con China, estiman analistas consultados por Sputnik.
«Trump recibe un Estados Unidos debilitado, errático en la política exterior y polarizado en la cuestión social, muy cerca de una posible crisis económica-inflacionaria. Muy diferente a como cuando dejó la Casa Blanca», aseveró el analista y experto en temas internacionales, Carlos Manuel López Alvarado.
Y es que durante la Administración de Joe Biden (2020-2024) —en la cual Kamala Harris fungió como vicepresidenta—, Estados Unidos ha sido protagonista en el conflicto en Ucrania, aportando miles de millones de dólares en ayudas para Kiev, mientras que también ha sido patrocinador de Israel durante la escalada de violencia en Gaza que ya se ha extendido a otros países de Oriente Medio.
Al menos en el tema Ucrania, Trump ha sido crítico y ha señalado en diversas ocasiones que la ayuda del país norteamericano ha mermado el bolsillo de sus propios ciudadanos, quienes, de acuerdo con una encuesta realizada por Gallup en octubre pasado, se sentían en una posición económica más vulnerable en comparación a antes de la Presidencia de Biden.
Según el sondeo —hasta hace un mes— el 52% de los adultos creía que ellos y sus familias estaban en una peor situación financiera en comparación a 2021, cuando los demócratas regresaron a la Casa Blanca. La cifra fue la más alta de ciudadanos inconformes con la economía desde 1992.
Gallup precisó además que el 46% de los estadounidenses describieron sus condiciones económicas actuales como «malas» y el 29% como «regulares», en comparación con el 25% que dijo que sus condiciones son «excelentes» o «buenas».
Ante un panorama de incertidumbre política entre sus ciudadanos y un nuevo cambio de rumbo, ¿qué le espera a Estados Unidos con el regreso de Trump al poder?
«Estados Unidos ya no puede hacer lo que quiera»
De acuerdo con el experto en Relaciones Internacional y profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Miguel Ángel Valenzuela Shelley, Washington «ya no puede hacer lo que quiera en donde quiera», pues su hegemonía se ha visto mermada ante el poderío de China.
«China ya no solo es un rival; de hecho creo que ya es al revés, China ya es un país dominante comercialmente, una gran fortaleza económica, una gran estrategia geopolítica, pues está posicionado en todos lados, incluyendo América Latina. Es un tema de preocupación para Estados Unidos», dice el experto en charla con Sputnik.
Sobre China, Trump ha prometido innumerables veces que arreciará las medidas restrictivas y la imposición de aranceles en contra de los productos del gigante asiático, algo que expertos consultados por este medio prevén se cumpla.
Valenzuela Shelley consideró que será importante ver qué papel va a jugar México, país que ha sido blanco del nearshoring chino, pero cuya economía está anclada económicamente a EEUU también por su posición geográfico y el T-MEC.
«A China le interesa mucho México por lo que representa y esa será una carta importante que podrá jugar México», dijo.
Al respecto, el maestro del Centro de Relaciones Internacionales de la UNAM, Irwing Rico Becerra, ponderó que las tensiones entre Estados Unidos y China representan una competencia en términos hegemónicos, pero no necesariamente una lucha por ver quién es el nuevo «superpoder mundial tipo siglo XX», sino en como se está complejizando el mundo en cuando una mayor competencia geoestratégica, mayores accesos a recursos estratégicos y una logística mundial diferente.
Ante ello, agregó, «sí se espera una elevación de tensiones en términos comerciales, principalmente, que tiene que ver con estos aumentos arancelarios a a productos chinos el propio Trump ha mencionado en recurrentes ocasiones (…) y por supuesto en la cuestión de la competencia tecnológica».
«Trump va a dejar de financiar a Zelenski»
En mayo pasado, Trump afirmó que pondría fin al conflicto en Ucrania en 24 horas, y al parecer reiteró su intención de acabar con el conflicto en una llamada telefónica con Zelenski.
Por su parte, el director de comunicación de la campaña de Trump, Steven Cheung, confirmó que negociar el fin del conflicto en Ucrania será «una prioridad máxima en el segundo mandato [de Trump] será negociar rápidamente el fin» del conflicto entre Moscú y Kiev.
«No en 48 horas, pero Donald Trump va a dejar de financiar a Zelenski, y será un mal arreglo para él [Zelenski]», señala López Alvarado.
«Lo vimos en el primer periodo [presidencial] de Donald Trump: él se alejó un poquito de la órbita Europea porque empezó a pedirle a todos los socios de la OTAN que invirtieran más en su seguridad y que dieran las cuotas completas porque Estados Unidos no iba a estar dando dinero gratis. Por ello, es claro que [Trump] se va a alejar de Zelenski y lo va a dejar cada vez más solo», agrega.
Por otro lado, Rico Becerra consideró que un retiro total de la ayuda de EEUU a Ucrania podría ser complicado; sin embargo, sí se prevé una disminución de los apoyos.
«Un retiro total podría ser complicado porque no nada más es la decisión de un presidente, sino de otros actores y elementos que pueden influir en ellos. Sin embargo, sí creo que habrá una posible disminución del apoyo», comentó.
¿Israel seguirá siendo el mejor aliado de EEUU?
El profesor Rico Becerra señala que, en lugar de frenar las acciones del Gobierno de Benjamín Netanyahu, el regreso de Trump a la Casa Blanca podría significar un apoyo aún mayor a Tel Aviv.
«El apoyo de Trump hacia Israel y particularmente hacia Netanyahu va a ser muy amplio, va a ser muy claro y creo que se va a sostener mucho en la idea de que Israel está haciendo lo que está haciendo en términos de legítima defensa lo cual, sabemos, es completamente desmedido», advirtió.
Con él coincide Carlos Manuel López Alvarado, quien sentenció que «el apoyo a Israel no va a frenar»; sin embargo, tal vez podría disminuir «los flujos económicos» hacia Tel Aviv para avocarse en mayor medida a su política interna. Sputnik