Presos Políticos: Libertad
*Ir a la Cárcel por las Ideas o no Asumir
*La SCJN Libra una “Guerra Jurídica” en
Contra de la Reforma
*Podrían Proponer un GULAG Para la
Cosecha de Hortalizas
*Atentado en Contra de la Democracia
y a Favor de la Dictadura
POR EZEQUIEL GAYTÁN
Tal vez uno de los temas que más ámpula levantan en pleno siglo XXI es el de los presos políticos. Durante la Guerra Fría era común que se escuchara en el debate político que la URSS tenía en sus cárceles a miles de presos políticos. Por su parte, lo usual es que también se dijera lo mismo para el caso Latinoamericano. Se trataba de un debate sin fin, pues las posturas gubernamentales, por un lado, decían que se trataba de delincuentes que violaban las leyes, consecuentemente no reconocían las causas de la protesta y de ahí que negaban la existencia de presos políticos. Por el otro lado, grupos de intelectuales e incluso estudiantes, campesinos y obreros críticos al sistema estaban presos por sus escritos o acudir a alguna manifestación; por lo cual acababan encerrados. Sendas partes argumentaban que su postura era la verdadera y de ahí que la confrontación era y es permanente.
El caso es que ir a la cárcel por las ideas o por asumir una determinada postura política, aunque usted no lo crea, sigue siendo algo presente en México. Ahora resulta que el pasado 22 de octubre, diputados del Partido del Trabajo (PT) anunciaron que presentarán una demanda de juicio político en contra de ocho ministros y ministras de la Suprema Corte de Justicia de la nación (SCJN). Dicha demanda, anunciaron, es debido a que los juzgadores no se han sometido, ni adoptado la reforma al poder judicial propuesta por el expresidente López Obrador. Más aún, Ricardo Mejía Berdeja, portavoz de ese grupo parlamentario, dijo que tomaron la decisión porque consideran que la SCJN lidera una “guerra jurídica” contra la reforma judicial.
Habrá quien lea en esa demanda un “round de sombra”, pero otros interpretamos que se trata de una mentalidad proclive a la intolerancia, radical y de corte estalinista que nos avisa a los ciudadanos que estamos a un paso engrosar la población en las cárceles, pero ahora en celdas para presos políticos.
Supongamos que los petistas ganan “la guerra” y los ocho ministros y ministras deben pagar su osadía política. Me queda claro que el gobierno negará que se trata de presos políticos y los encarcelará por belicosos o sedición. Imaginemos ahora que en ese momento el Partido Verde que tanto gusta de sumarse a la causa morenista proponga que en México hagamos una especie de Dirección General de Campos y Colonias de Trabajo Correccional (GULAG), adscrita a la Secretaría del Medio Ambiente. Con esa idea ecológica propondrán que los trabajos forzados sean a fin de sembrar hortalizas. En fin, aún no me queda claro en que prisión o a dónde enviarán a lo que ellos llaman enemigos del Estado y de la cuarta transformación.
Lo que es un hecho es que desde el otro lado del río serán presos políticos y no serán ocho, esa cifra crecerá más y más, pues ya está visto que las iniciativas supremacistas desde el oficialismo serán el pan nuestro de cada día. Ya no sólo se desea juzgar políticamente a los ministros, jueces y magistrados. Por ese camino pronto se sumarán periodistas, dueños de medios de comunicación y cualquier ciudadano que se le ocurra criticar al gobierno morenato.
Me sorprende que la presidenta Sheinbaum, quien se dice “hija del 68” permita la utilización de aforismos tales como “guerra jurídica” y, a la vez, critique las expresiones también desafortunadas como las del expresidente Felipe Calderón con su “guerra contra el crimen organizado”. En otras palabras, si la alegoría proviene de su partido y de sus aliados es correcto hablar de guerra, pero si emana de la oposición es una frivolidad. Peor aún, sentenciar a ministros de la Corte Suprema por hacer valer otro punto de vista nos regresa al debate acerca de cuando no son y cuando si son presos políticos.
Ver a la ministra Piña detrás de las rejas por hacer bien su trabajo, pero sembrando hortalizas por aplicar la ley es, desde mi punto de vista inadmisible, pues sería el principio del Estado autoritario. Significaría el fin de las libertades y del respeto a los Derechos Humanos. Veremos el regreso de los presos políticos y confío en que el grito “presos políticos: libertad” se vuelva a escuchar por las calles de las ciudades mexicanas.
En 1968 ese fue un grito de justicia social y de dignidad. El tema era que se hiciera ver que la visión unidimensional y plana de las garras de la burocracia era obsoleta, que encarcelar a quienes piensan diferente no son delincuentes, que las excusas jurídicas con jueces a modo no es el sendero del consenso. Eran jóvenes apresados por manifestarse. Ahora serán las voces críticas. La reforma constitucional que pretende el aliado de Morena es un atentado en contra de la democracia y a favor de la dictadura. Por ende, el grito de “presos políticos: libertad” pronto se volverá a escuchar y también, mucho me temo, poco después lo intentarán callar.