La cadena de noticias libanesa Al Mayadeen denunció este viernes la muerte de tres periodistas por un ataque israelí en el sur del Líbano, dos de los cuales formaban parte del equipo de prensa de esa institución.
De acuerdo con los reportes, los mártires de Al Mayadeen fueron el camarógrafo Ghassan Najjar y el ingeniero de radiodifusión Mohammed Reda; mientras el camarógrafo del canal Al Manar, Wissam Qasim, fue la tercera víctima.
Los trabajadores de la prensa martirizados se alojaban en una residencia de periodistas en Hasbayya, en el sur de Líbano.
Tras el suceso, el presidente del Consejo de Dirección de Al Mayadeen, Ghassan Ben Jeddou, responsabilizó a Israel por este nuevo crimen, que busca desmantelar varios equipos de prensa en la región.
Ben Jeddou indicó que el canal de televisión que dirige no era el objetivo exclusivo de Israel, sino que su agresión fue contra toda la prensa acreditada en el Líbano, en plena oscuridad nocturna.
Asimismo, señaló que el camarógrafo Ghassan Najjar era fundador de Al Mayadeen y estuvo presente en numerosas coberturas, destacándose por su coraje y valentía.
El hecho fue condenado por el Sindicato de Editores de Prensa del Líbano, quien refirió que “la comunidad internacional no puede permanecer en silencio ante esta flagrante y repetida violación de los tratados y convenciones internacionales”.
En ese sentido, el ente advirtió que el hotel alberga a periodistas y trabajadores de los medios de comunicación, y es de carácter civil, por lo que está prohibido sea atacado de acuerdo con las normativas del derecho internacional.
Asociaciones libanesas como el Consejo del Sindicato de Trabajadores de los Medios Audiovisuales, el Sindicato de Camarógrafos de Prensa, el Club de la Prensa, el Sindicato de Actores de Teatro, Cine, Radio y Televisión y las oficinas de medios de la Resistencia de Líbano (Hezbolá) han lamentado el martirio de los periodistas y han rechazado el silencio mundial en torno al tema.
Asimismo, el Partido Demócrata Libanés sostuvo que “la embestida a periodistas y su residencia en Hasbayya es un crimen descarado que demuestra la incapacidad del enemigo en el sur de Líbano”.
Mientras, el Partido Baath Árabe Socialista condenó enérgicamente “la brutal agresión sionista contra los periodistas en Hasbayya, quienes alzaron la voz de la verdad frente a la agresión”.
El movimiento Hamas calificó el ataque de crimen deliberado y terrorismo organizado y denunció que «la nación ocupante busca silenciar la voz de los periodistas que documentan sus crímenes desde Gaza hasta Líbano».
«También exigimos a las instituciones periodísticas y de derechos humanos internacionales que condenen esta agresión repetida y deliberada por parte del ejército sionista criminal contra los periodistas», destaca Hamas en un comunicado.
Asimismo, los Comités de Resistencia Palestina declararon mártires de la epopeya Diluvio de Al Aqsa a los tres periodistas asesinados, y catalogó el golpe como la continuidad de la agresión contra Beirut y contra periodistas y profesionales desde inicios de la guerra.
También el Movimiento Al Muyahidin condenó la agresión y el silencio internacional en torno a los crímenes contra periodistas; expresó sus condolencias a la Resistencia y a los familiares de las víctimas.
«Esta salvaje acción es continuidad de la campaña sistemática israelí contra los medios de comunicación favorables a la Resistencia y refleja la magnitud de la bancarrota y el fracaso que vive la entidad ocupante», destacó.
La portavoz del Gobierno iraní, Fátima Mohajerani, condenó la agresión israelí contra los periodistas libaneses y calificó la acción como terrorismo dirigido.
Por su parte, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Ismail Baghaei, también condenó enérgicamente la agresión y sostuvo que «el ataque deliberado al lugar donde estaban los periodistas es otro ejemplo de los crímenes de guerra brutales perpetrados por Israel».
Por su parte, el Jefe de la Corporación de Radio y Televisión consideró que el hecho mostró que los medios de comunicación de la resistencia se encuentran en el lado correcto de la historia.