Sputnik y Abdala, ni regaladas

Punto de Vista

Por Jesús Michel Narváez

Sí, no es su responsabilidad, por no ser titular del Sector Salud, pero el anuncio mañanero de la jefa de gobierno de la ciudad de México, de poner en marcha la campaña de vacunación para prevenir y/o controlar la influenza y el Covid-19, causa estupor y merece una crítica.
No se menciona el nombre de la vacuna contra la influenza -que seguramente ya se produce en México y si en el pasado mediato no restringieron los recursos para el área, se reconoce la calidad igual que la que se aplica contra la poliomielitis y la triple- y por tanto habrá que aplicársela.
En donde la puerca torció el rabo es en las que se aplicarán, a quien se deje, como refuerzo para prevenir el posible contagio del virus que pasmó al mundo y cobró millones de vidas.
Las vacunas Sputnik y Abdala, rusa y cubana respectivamente, no tienen el reconocimiento de la Organización Mundial de la Salud y tampoco de la Organización Panamericana de la Salud que atiende a los 35 países de América Latina.
“Los Gobiernos miembros de la OPS son los 35 países de América; mientras que Puerto Rico es un miembro asociado. Francia, los Países Bajos y el Reino Unido son Estados Participantes, y España y Portugal son Estados Observadores”, dice la ficha de la OPS.
Si los organismos internacionales negaron el reconocimiento para que ambas se inocularan en millones de mexicanos y México las adquirió con conocimiento de causa y millones de personas las rechazaron ¿por qué ahora las sacan de los anaqueles en donde han estado durante casi cuatro años?
De entrada, los científicos han determinado que el Covid-19 tiene cuando menos cinco nuevas variantes y las vacunas fueron producidas para la primera etapa, ya controlada y superada por los otros virus.
Se antoja criminal -por no señalar otro vocablo- que se “oferten” en la campaña de vacunación por la temporada invernal.
¿Quién garantiza que la inoculación no generará rechazo en los organismos que recibieron hasta cinco dosis de Pfizer?
Hace un par de semanas, la Cofepris autorizo, justamente a Pfizer, para que vacunas, modernizadas y actualizadas, sean expendidas en farmacias y cadenas comerciales con un costo moderado. (Se le define así porque “apenas” constarán 800 pesos).
Seremos -me sumo- millones los que rechazaremos las producidas por los rusos y los cubanos y hasta la mexicana llamada Patria, desarrollada por el antes Conacyt y que los científicos mexicanos tardaron dos años en encontrar la cuadratura al círculo, por lo que también está desfasada frente a las variantes conocidas.
El anuncio oficial es autoengaño, porque si bien la vacunación será gratuita, la seguridad de que sea eficiente el antígeno que se inyectará, no existe.
La de la influenza, como se dice líneas arriba, sean o no producidas de origen en México o en otros países, ya comprobaron su efectividad y año con año son modificadas para que el receptor de la misma, halle la protección necesaria, aunque como se sabe, nunca suficiente.
Abdala y Sputnik huelen a negocio de quien las compró directamente.
Sin autorización para ser usadas en “estado de emergencia”, demostró que no eran confiables. Y, por tanto, fueron compradas por los países en donde los presidentes son “cuantes de los cuates” y por tanto, “vénganos tu reino y adelante”.
¡Cuidado!
No se deje engañar y opóngase a las rusas y cubanas.
E-mail: jesusmichelmp@hotmail.com, Facebook Jesus Michel, X @misionpolitica y en Misión, Periodismo sin Regaños martes y jueves de 16 a 17 horas por Radio Cañón en el 760 de amplitud modulada

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