Espejito, Espejito…
HORACIO ARMANDO HERNÁNDEZ OROZCO
“La Sustancia” (“The Substance”), película satírica de terror corporal británica-francesa escrita, dirigida y producida por Coralie Fargeat; protagonizada por Demi Moore (Elisabeth Sparkle), Margaret Qualley (Sue) y Dennis Quaid (Harvey); tuvo su estreno en la 77.ª edición del Festival Internacional de Cine de Cannes y el 20 de septiembre de 2024 por la plataforma MUBI.
“Tú, pero mejor en todos los sentidos”. Esa es la promesa, un producto revolucionario basado en la división celular, que crea un alter ego más joven, más bello, más perfecto; y Elisabeth Sparkle se lo cree, pero nunca leyó la letra pequeña.
La cinta combina el de terror corporal (Body Horror) con la obsesión de la apariencia física y las extremas medidas que algunas personas toman; el pecado de la vanidad al extremo de la autodestrucción.
BIENVENIDA
AL QUINTO PISO
Elisabeth Sparkle, una estrella de un programa de aeróbic televisivo, es despedida por su jefe en su quincuagésimo cumpleaños debido a su edad, pues la empresa busca un reemplazo más joven para llegar a una audiencia más juvenil.
Las cadenas televisivas se mueven por el rating, que es un término usado frecuentemente para referirse a la cantidad de personas que está viendo un programa de televisión o escuchando un programa de radio; a mayor rating, mayor cantidad de gente consumiendo el medio de comunicación en cuestión.
La televisora estima que ha llegado el retiro de quien ha sido muy popular en antaño, de hecho ganadora de un Oscar y con una estrella en Hollywood Boulevard, pero el rating manda.
Hasta aquí pareciera la historia del ocaso de una estrella que deja de brillar en el universo hollywoodense, pero la protagonista está decidida a dar un paso más allá y arriesgarlo todo, inclusive su propio físico y autoestima.
EL PRODUCTO
Con la moral por los suelos, Elizabeth sufre un accidente automovilístico, en el hospital, recibe una memoria USB con la etiqueta «La Sustancia», que promociona un suero que, cuando se inyecta, crea una versión más joven, más bella y más «perfecta» del usuario; después de algunas deliberaciones, Elisabeth lo pide y se inyecta el producto.
La cinta deja entrever que este producto llamado ‘La Sustancia’ no está regulado oficialmente, sino que se comercia en el mercado negro, y por lógica, habrá siempre consecuencias con este tipo de productos; en el caso, la nueva versión de la persona sigue conectada con su versión original como un solo soplo de vida; se describe como un «Activador» de un solo uso, lo que hace que nazca una versión más joven a partir de una hendidura en la espalda.
La forma más joven naciente adopta el nombre de Sue, que debe inyectarse durante siete días un suero «estabilizador» extraído de una Elisabeth inconsciente, pero cada siete días sin excepción, la versión joven debe descansar inconsciente para que la versión original viva en el mundo.
El no seguir las reglas siempre traerá consecuencias fatales.
BIENVENIDA AL MUNDO
DEL ESPECTÁCULO
Sue es contratada en el antiguo programa de Elisabeth y rápidamente asciende a nuevas alturas de fama y admiración; sin embargo, cuando Elizabeth despierta continúa luchando con un sentimiento cada vez más profundo de incompetencia, soledad y baja autoestima.
Este tipo de sentimientos genera que Elisabeth coma en exceso y a beber alcohol, viviendo en un estado de dejadez; mientras que Sue empieza a saborear egoístamente las miles del éxito, así que extrae de forma adictiva más estabilizador para evitar descansar durante una semana, lo que hace que Elisabeth envejezca rápidamente.
Aquí la película muestra la perversidad de la vanidad, en el caso de Elizabeth en no aceptar los propios cambios corporales como algo natural sin mayor prejuicio, de hecho, hay una escena en que un viejo compañero de la escuela la reencuentra casualmente y le manifiesta abiertamente que a sus cincuenta años la encuentra muy bella, pero no basta ese halago, ella quiere la admiración popular.
En el caso de Sue, la repentina fama basada sólo en su físico es la llama de la vanidad como esa creencia excesiva en las habilidades propias o la atracción causada hacia los demás.
En ambas protagonistas hay arrogancia, engreimiento, una expresión exagerada de la soberbia sólo considerando su físico como base del éxito.
De acuerdo a la teología cristiana clásica, la vanidad consiste en depositar la confianza en forma excluyente en las cosas mundanas, lo que hace que el hombre no necesite de Dios. Es considerada a menudo como el mayor de los pecados capitales.
A medida que avanza la historia, los efectos secundarios de este constante intercambio de identidades comienzan a manifestarse de formas grotescas y perturbadoras. El conflicto central de la película surge de la lucha entre Elizabeth y Sue por el control de sus cuerpos y sus vidas.
Mientras la versión original se aferra a la esperanza de recuperar su antigua gloria, la nueva versión, más joven y atractiva, comienza a desarrollar su propia conciencia, creando un duelo interno que representa una batalla entre la vanidad, la ambición y el temor al olvido.
Esta cinta es una franca crítica a los estándares de belleza, juventud y la presión constante que ejerce la industria del entretenimiento sobre las figuras públicas, para ello utiliza eficientemente el ‘body horror’ (terror corporal), que es un subgénero del cine y la literatura de terror acuñado en 1986 por la revista Screen, y se popularizó en las décadas de 1970 y 1980, que se centra en la transformación física, deformación o descomposición grotesca del cuerpo humano.
El filme plantea preguntas inquietantes sobre la obsesión con la apariencia física y las extremas medidas que algunas personas toman para mantener su relevancia en un mundo que valora lo efímero; muchas de esas medidas van desde dejar de comer para evitar subir de peso hasta las cirugías estéticas.
Pero ¿valdrá la pena arriesgar el físico y la vida para seguir en gusto del televidente?
La mejor respuesta la tendrá como siempre nuestro amable lector…