Es un verdadero privilegio ser periodista… ¡y estar vivo!!, después de sufrir un atentado: Ciro Gómez Leyva

Por Edmundo Cázarez C

-Primera de tres partes-

Fotos Adrián Ponce

Destilando una profunda paz interna y espiritual, dentro del caos existencial que le dejó el cobarde atentado del que fue víctima la noche del 15 de diciembre de 2022, Ciro Gómez Leyva sorprende por su enorme entereza y calidad humana que le caracteriza y distingue. Considerado como un ícono de la pulcritud y resistencia periodística, en este México convulsivo, afortunadamente, existe una nueva forma de hacer periodismo: vivirlo, respirarlo, fomentarlo, y sin lugar a dudas, para ello, Ciro Gómez Leyva se ha convertido en ese máximo exponente.

Con una impresionante trayectoria dentro de los medios de comunicación, siempre se ha destacado por estar en la búsqueda de cómo diseñar y renovar nuevas fórmulas para contarle a sus radioescuchas y televidentes, la historia de cada día… ¡y mejor que nadie!!, pero, además, disfrutando con soberana intensidad su otoñal vida.

Entrevistar a Ciro Gómez Leyva no es tan sencillo como pareciera, durante poco más de dos largos años, le formulé una respetuosa petición para que me pudiera recibir y conversar, pero debido a los cotidianos y cobardes ataques que recibía, una y otra vez, desde el púlpito de Las Mañaneras de Palacio Nacional que encabezaba Andrés Manuel López Obrador en su calidad de presidente de México. En una actitud de cordura y sensatez, me pedía que “aguantara” un poco, porque si le hacia una larga entrevista de semblanza, automáticamente, era darle más cuerda a quien ocupaba la silla presidencial, para que arremetiera con mayor furia en su contra.

La mañana del pasado jueves 10 de octubre, justamente el día de su cumpleaños, Ciro me marca a mi celular y me dice: “Mi querido Edmundo, antes que nada, te saludo con ese afecto y cercanía. Como bien sabes, ya me voy temporalmente de México, pero no quiero irme sin darte la entrevista que hace poco más de dos años me habías solicitado ¿Te parece que nos veamos mañana por la tarde en las instalaciones de Imagen Televisión?”

A lo Mero Macho, recibir su llamada me llenó de alegría. Hoy por hoy, Ciro Gómez Leyva es uno de los más grandes periodistas que tiene nuestro país. Nacido en la Ciudad de México, un 10 de octubre de 1957, hijo de José Gómez Villar y Josefina Leyva Ramírez, es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Iberoamericana. Como merecido reconocimiento a su profesionalismo y talento, ha sido galardonado con el Premio Nacional de Periodismo, Premio Rodolfo Walsh y Pedro Sarquis, así como el que otorga la Asociación Nacional de Locutores, entre otros muchos más.

Iniciando 2001, acepta la invitación de don Rogerio Azcárraga -QEPD-, y de Jaime Azcárraga, para que se integrara a las filas de Grupo Fórmula, de esta manera, el 12 de marzo de ese mismo año, comienza las emisiones de Fórmula de la tarde, que, a decir verdad, era un horario vespertino no explorado hasta entonces, mucho menos, tratándose de una radio hablada. Más que un noticiero, se trataba de un programa de revista informativa que combinaba las noticias con entrevistas en vivo, crónicas, invitados especiales, análisis sobre diversos temas, novedades musicales, eventos culturales y artísticos. La respuesta no se hizo esperar por parte de los millones de radioescuchas en todo el país. El exitoso programa de radio termina su ciclo y deja de transmitirse a finales de 2013.

Indiscutiblemente, Ciro Gómez Leyva es un gladiador de la información, a quien no le inquietan ni espantan los retos. Con total firmeza y seguridad de saber que lo que emprenda, será un éxito. El 6 de enero de 2014, comienza a transmitir su nuevo programa “Ciro por la Mañana”, mismo que ha roto los índices de mayor audiencia desde su lanzamiento y hasta la fecha, compartiendo micrófonos con el también destacado periodista Manuel Feregrino, su brazo derecho y leal amigo, distinguiéndose por una ágil, amena e interesante co-conducción.

Llegar hasta las instalaciones de Imagen Televisión, ubicada al sur de la Ciudad de México, estábamos completamente ajenos que tendríamos que someternos a cuatro sofisticados filtros de una extrema seguridad. Cuando por fin autorizan nuestro ingreso, con total asombro, mi nieto Adrián, quien se encarga de tomar las fotos de las entrevistas me dice: “Abuelo, ahí viene Ciro hasta acá” Los propios responsables de seguridad de la tercera cadena televisora del país, no daban crédito que el prestigiado titular del noticiero estelar de dicha cadena televisiva, haya decido acudir personalmente hasta la entrada principal para recibirnos.

A paso lento, observamos que Ciro se dirige hacia donde lo esperábamos, en ese preciso momento, uno de los guardias de seguridad exclama en voz baja ¿Quién demonios son estas personas -refiriéndose a este reportero y su acompañante-, que hasta el propio Ciro Gómez Leyva vino a recibirlos? Estando frente a nosotros, esbozando una leve sonrisa en sus labios, Ciro nos dice: “Querido Edmundo, muchas gracias por venir desde Texcoco hasta acá” y me pregunta: ¿Este muchachito es tu hijo?, le respondo que es mi nieto Adrián, quien siempre me acompaña a las entrevistas. Nos brinda un afectuoso abrazo e invita pasar hasta una pequeña sala de juntas, adjunta a su oficina y expresa… ¿Te aparece bien que hagamos aquí la entrevista para que no nos estén molestando en la oficina con llamadas telefónicas o interrupciones, previas al noticiero de esta noche?

Antes de iniciar la amena e interesante conversación, por espacio de poco más de una hora, nos pregunta si deseamos tomar algo, un café o agua. ¡Qué señor!!, nos permite descubrir a un hombre sumamente sencillo, amable y educado. Viste un suéter en cuello “v”, color azulo marino. Camisa blanca con discretas rayas azules, un pantalón sastre gris Oxford y zapatos negros perfectamente bien boleados.

Este miércoles 23 de octubre de 2024, inicia una etapa en su vida profesional, con las transmisiones simultáneas de su programa de radio y televisión “Ciro por la Mañana”, desde Madrid, España y la Ciudad de México, deseándole la mejor de las suertes, que, a decir verdad, será un eslabón más de la cadena de éxitos en su brillante trayectoria periodística.

En esta primera parte de la entrevista exclusiva que me concedió, por primera vez, revela algunos interesantes pasajes, anécdotas de su niñez y adolescencia, subrayando que nunca lo había hecho, mucho menos, en una entrevista periodística, cosa que agradezco de corazón y que haya abierto su prodigiosa memoria al relatar inolvidables pasajes que vivió en compañía de sus padres y hermanos y amigos cercanos.

Asimismo, enfatiza: “Es un verdadero privilegio haber nacido en México, ser periodista… ¡y estar vivo!!, después del atentado que sufrí, para contar la historia de este gran país”

-Mi querido Ciro, antes que nada, te reitero la admiración, el respeto y cariño que siento como amigos, pero como decía Cantinflas, comencemos por el principio…

-Ja, ja, ja, si verdad, comencemos por el principio. Querido Edmundo, quien te da las gracias soy yo, por venir desde Texcoco hasta acá. Muchas gracias Edmundo y también gracias a tu nieto Adrián que siempre te acompaña en todas tus entrevistas y además te cuida.

– ¿Cómo le haces para tener esa enorme paz espiritual, después del atentado que sufriste? Aunque la verdad, no quiero meterme en ese tema…

-Tú, puedes meterte en los temas que mejor te parezcan y preguntarme lo que desees…

– ¿Cómo te sientes en este momento…?

-Me siento muy bien, vamos, me siento como una persona de 67 años, que, por cierto, los acabo de cumplir ayer (10 de octubre 1957), y razonablemente feliz

-Me pregunto, ¿Cómo era la niñez de Ciro Gómez Leyva?, me puse a investigar en internet y no encontré absolutamente nada…

– ¡Ni la vas a encontrar tampoco!!, ráscale donde quieras, porque no hay nada escrito sobre mi niñez.

-Cuéntame cómo viviste esa etapa infantil…

-Era un niño de la clase media, media. Con unos padres que me educaron con los criterios y valores de su época, pero, siempre, con un enorme cariño y mucho amor. ¡Ese es el recuerdo que tengo de mis padres!! Quiero decirte que eres la primera persona a quien le cuento cosas de mi vida privada, y más aún, sobre mi niñez y adolescencia.

– ¡Que honor!!, muchas gracias.

-Como en todas las familias, pudimos tener problemas y dificultades, pero fui un hijo muy querido, un hijo amado y muy bien atendido.

– ¿Qué número te tocó ocupar en el seno familiar?

– ¡Primogénito!!, el primero de tres

– ¿A qué jugabas?

-Mi pasión era el futbol, todo el tiempo libre que tenía, lo dedicaba a jugar futbol…

– ¿Veías por la tele los partidos de aquella época?

-De chavito y cuando podía, veía por televisión lo poco que se transmitía o escuchaba por radio algunos partidos.

-Cómo viviste la etapa como alumno de primaria?

-Al inicio de la conversación se le notaba un poco cansado y tenso, a medida que fuimos ahondando en su niñez, como por arte de magia, se le veía mucho más relajado y cómodo, hasta su tono de voz era con mayor entusiasmo:

-Fíjate que mi primaria estaba muy asociada con el futbol y lo jugué mucho…

– ¿Eras bueno para las patadas?

-Digamos que lo jugué bien, hasta estuve dentro de la selección infantil y me convertí como campeón goleador, la verdad, éramos un muy buen equipo.

– ¿En qué escuela estabas?

-En el Instituto México, por cierto, llegamos a ganar campeonatos nacionales y lo hacíamos con mucho entusiasmo.

– ¿Qué posición ocupabas dentro de tu equipo?

-Es que, en aquel entonces, se jugaba con 4 o hasta con 5 delanteros, se podría decir que era entre un centro delantero y lo que hoy se conocería como un diez, que venía atrás del centro delantero, pero eran otras tácticas. Se jugaba 4-3-3, y a veces, 3-2-5

– ¿Eras un niño travieso?

-Antes de responder, se frota las manos y se acomoda en el sillón hasta encontrar una posición un poco más cómoda y aprovecha para beber un poco de agua…

-No, no especialmente, pero tampoco, era muy bien portado. Vamos, ni lo uno ni lo otro.

– ¿Alguna vez te peleaste en la escuela o en tu calle?

– ¡No!!, tampoco me llegué a pelear en la escuela ni era de los peleoneros.

– ¿Cuál fue el año de la primaria que más te gustó?

-De primaria, creo que todos, obviamente, recuerdo mucho más, cuando tenía un poco de más edad. Algo que tengo muy presente, fue el 68…

-En 1968, eras un niño…

-Esencialmente, para mí, fueron Juegos Olímpicos de México, tenía 11 años de edad.

– ¿No obstante que eras un niño, tuviste alguna noción del movimiento estudiantil?

-Algo escuchaba que había un movimiento de estudiantes y demás, pero, para mí, fui de la generación que esperaba y vivió el 68 emocionado por los Juegos Olímpicos.

– ¿Estaba en 5º o 6º de primaria?

-Según recuerdo, en aquel entonces, teníamos el horario, en el que, los cursos comenzaban en enero, y por la olimpiada, adelantaron el final de cursos…

– ¡Qué buena memoria tienes…!!

-Si no me equivoco, aunque tendría que checar, los juegos olímpicos me tocaron, justamente, en el paso de 5º a 6º de primaria… Te repito, si es que no me equivoco…

-Eras un niño aplicado o “matadito”

-No, “matadito” nunca lo fui, porque estudiaba y hacía mis tareas, inclusive, durante varios años, estuve dentro del “Cuadro de Honor”

– ¿De alguna forma, era el reflejo de tu mamá que se desempeñaba como maestra?

-En efecto, mi madre fue maestra normalista. Una gran educadora en casa. No me hacía las tareas, solamente las supervisaba, por lo cual, tuve una educación de privilegios, con muchas materias y una paciencia de maestra, especialmente, con las cosas que me gustaban…

– ¿Cómo cuáles?

-La Historia, la Geografía, Lengua Nacional, que así se llamaba la Gramática y hasta sacaba buenas calificaciones.

-Bueno, eras un niño muy inteligente…

-No, nuca fui el mejor promedio de la clase, pero, generalmente, alcanzaba estar entre los 6 y 8 alumnos del “Cuadro de Honor”.

– ¿Cuántos compañeritos tenías?

-Me acuerdo que eran grupos de cincuenta y tantos alumnos, entonces, estar entre los 6 y 8 primeros, te permitía estar en el “Cuadro de los Distinguidos”, como se le llamaba en aquel entonces.

– ¿En esa etapa, el niño Ciro qué quería ser de grande?

– ¡Nada!!, nunca me lo planteé, inclusive, cuando terminé la prepa, tenía una crisis de vocación absoluta…

– ¿Ni siquiera ser futbolista?

-No, de niño no me planteaba nada, ni siquiera ser futbolista, tampoco me hacia esa ilusión de llegar a ser un gran futbolista

– ¿Qué tipo de música escuchabas durante esa etapa?

– ¡Uff!!, era el momento en el que irrumpe en México lo que llamábamos “Rock en inglés”. Mis primos mayores, como ocho años más grandes que yo, así como mis amigos, es el momento en el que descubrimos al fenómeno llamado The Beatles, además… Ah, esos enormes Beatles.

-Totalmente emocionado por los recuerdos, hace una breve pausa, bebe un poco de agua, se le nota totalmente relajado. Suspira profundamente y me dice: “Durante esos gloriosos años 67, 68 y 69… ¡Era la época de oro de The Beatles!!, la de Rubber Soul, la de Revolver, Sargento Pimienta y luego Abbey Roud… ¡Ni más ni menos!!

-Como lo bien dijiste… Una verdadera época de oro…

-También The Rolling Stones, en aquellas increíbles transmisiones a través de las estaciones Radio 590 “La Pantera”, “Radio Éxitos” y “Radio Capital” Era una barbaridad, una locura y un verdadero deleite. El tiempo en el que no estábamos en el futbol o la escuela, lo pasábamos escuchando ese tipo de música. De repente, nos compraban un disco y hasta intercambiábamos los discos de 45 RPM o de 33 RPM.

– ¿La música infantil, podría decirse que quedaba rezagada?

-No hay ninguna duda que, tomando como música infantil de los diez a los quince años, era completamente rock en inglés. ¡Todos los grupos que quieras!! “The Doors”, “The Creedence…” ¡Todos!!

-En México surge “La Revolución de Emiliano Zapata…”

-Fíjate que el grupo La Revolución de Emiliano Zapata, la asocio más a mi estancia en la secundaria, allá por 1971 o 1972, así como Nasty Sex…

-Estamos ya muy próximos a la etapa navideña… ¿Cómo era una navidad en el hogar de Ciro Gómez Leyva?

-Sin lugar a dudas, mi entrevistado se siente totalmente muy a gusto y contento, sus ojos brillan intensamente, tal parece, recordar la etapa infantil… A lo Mero Macho, lo reanimó y me dice:

-Las navidades en mi casa, eran muy bonitas porque, tanto a mi padre como mi madre, le daban un valor especial a la navidad y se juntaba toda la familia. Había cenas, generalmente en mi casa, debo decirte que toda mi infancia transcurrió en la colonia Del Valle, pero también, raras veces, eran en casa de la hermana de mi padre. ¡Pero era bonito!! -lo expresa con un toque de nostalgia- Eran eventos muy bonitos de unión familiar y que los pude disfrutar hasta que murieron mis padres… ¡primero falleció mi padre y luego mi madre!!

– ¿Te gustaba ir al cine y qué películas eran tus preferidas?

-No muy de niño. Creo que íbamos al cine cuando se estrenaba alguna película y que me llamara la atención, por ejemplo, creo que pude ver varias de James Bond El Agente 007. Así como “El Oro de Mackenna”, y “Butch Cassidy”, que se estrenó en 1969. Luego, ya estando un poco más grande, me gustó mucho “Patton”

– ¿Eras muy asiduo ir al cine…?

-No, tampoco, nuestra cartelera no era tan llamativa como para estar tres veces por semana en el cine

– ¿Cuáles eran tus salas favoritas?

-El Cine Las Américas, El Internacional y cuando se inauguró Dorado 70, que estaba en Plaza Universidad, pues iba a ese porque me quedaba muy cerca de mi casa, además, estaba pegado a mi escuela secundaria, en la calle Popocatépetl.

-Ya que mencionas la secundaria ¿Cómo fue tu experiencia como un pre adolescente?

-Bien, la verdad que muy bien. En efecto, es el paso de la niñez a la adolescencia y con todos los cambios naturales. Sin lugar a dudas, fue una buena etapa, quizás, no tan gozosa ni tan festiva como pudo haber sido la niñez, pero bien.

– ¿Seguías siendo un alumno aplicado?

-No, ya era menos aplicado. En la secundaria, para que veas… ¡Nunca fui integrante del “Cuadro de Honor”!!, pero tampoco reprobaba.

– ¿Cuándo sí reprobaste?

-Al salir de prepa… ¡ahí, sí reprobé!!

-Antes de meternos en la prepa, ¿Qué materia se te dificultaba más en la secun, Física o Química?

-Física, Matemáticas, Química, Geografía… ¡uff!!

– ¿Por qué se te complicaban?

-Porque, obviamente, en la adolescencia estudias menos… en fin, estás en un momento de la adolescencia, pero sacaba mis materias.

– ¿Alguna vez te fuiste de “pinta”?

-Creo que fueron muchas veces…

– ¿A dónde te ibas…?

– ¡A donde pudiera!!, el chiste era estar fuera de la escuela. A veces, simplemente era caminar…

– ¿Ya te aventabas tu cigarrito?

-No, no fumaba, porque generalmente las “pintas” eran para irse a fumar. Quizás, me iba a Plaza Universidad, y eso, cuando había la oportunidad. Por cierto, ahí conocí el durísimo café que servían en Sanborns, te tomabas una taza y no dormías en dos días. Pero esas “pintas” no tenían nada de especial ni nada del otro mundo.

¿Ya se te había creado el hábito por la lectura?

-No, en la secundaria no, digamos que solo estudiaba lo suficiente para no reprobar, pero con el nivel de desconocimiento de cualquier cosa que no fuera las materias de la escuela, era total. Mi desinformación sobre la política y la sociedad, era como la de la mayor parte de mis compañeros.

-Muchachitos en pleno desarrollo…

-Nosotros formamos parte de esa generación y de esa clase media, a la que no le interesaba la política, no le importaba, y mucho menos, participaba en nada.

-Con esa mentalidad de un adolescente… ¿Cómo veías al México de ese entonces?

-No lo veía, no lo veía. Lo único que me importaba era mi pequeño círculo con mis amigos, los problemas de mi grupo y de mi propia familia… ¿Pero una visión de un chamaco adolescente de la sociedad de esa época?… ¡No, no la tenía!!… ¡Cero, cero!!

– ¿Cómo logras terminar la secundaria?

– ¡Simplemente pasé!!, así de simple… ¡pasé!! Recuerdo que, en la secundaria, es cuando empiezan algunos cambios y nos entregaban calificaciones impresas, entonces, el último día de clases me entregan mis calificaciones y con enorme sorpresa…. ¡no daba crédito que tenía aprobadas todas las materias, pero todas!!

– ¿Recuerdas con qué promedio general saliste?

-En mi boleta había de todo, es decir, seises, sietes, ochos, a lo mejor, hasta un nueve por ahí… ¡pero no más!! Creo que el promedio general fue de 7.5 y hasta de ocho. Entonces, me voy a mi casa muy contento y empezaban las vacaciones de verano. Cuando terminaba la secundaria, eran dos meses de vacaciones en verano… ¡y uff!!, a ver qué haces. Por cierto, se me olvidaba contarte una temporada que estuve en Estados Unidos…

– ¡Venga…!!     

-Fue gracias a un intercambio en 1972. Un día de esos, llegó mi padre a comer con nosotros, mis hermanos y mi madre. Al momento de servirnos la comida, toda llena de júbilo le dice a mi papá: ¡Woow, pasaron tus hijos la secundaria!!, entonces, mi papá me da una palmada en la espalda y exclama: ¡Qué bueno que acabaste la secundaria!! Curiosamente, en ese momento, había algo de estrechez económica en casa, subrayo… ¡estrechez económica!!, ni nos iban a desalojar, ni nos faltaba la comida, pero sí, se hacía presente esa estrechez….

– ¿Y qué más pasó…?

-Recuerdo que mi papá saca un billete de cien pesos… -Ciro, se queda pensativo unos segundos, se rasca suavemente la frente y añade-: “¿O era un billete de diez?… Quiero pensar que sí, era un billete de cien pesos, me lo da y me dice… ¡Órale, para que te lo gastes!!” -Con un nudo en la garganta, agrega: “Comí a toda velocidad, cuando termino, me voy corriendo a una famosa tienda de discos que estaba en la colonia Florida que se llamaba Hit 70. Por cierto, en la misma esquina, en donde muchos años después, trataron de matarme. Muy cerquita en donde estaba Núcleo radio Mil, ahí estaba esa famosa tienda Hit 70, que, según yo, siempre olía a incienso, marihuana o qué sé yo, pero era mucho muy visitada porque vendían los discos extranjeros e importados y costaban 99.90 pesos.

– ¿Qué disco decidiste comprar?

-Creo que me pasé como dos horas ahí, además, los encargados de esa tienda eran unos cuates todos greñudos, pero buena onda y me decían… “No te preocupes chavito, tú tranquilo, no hay prisa” El regalo de mi padre por haber terminado la secundaria, fue justo para comprarme un disco de vinyl LP…

– ¿De qué grupo musical?

-Ahorita que hago remembranza, creo que alguna vez conté esto durante una entrevista con Hugo García Michelle, en sus revistas de música. -Justo en ese momento, suena su celular y me pide unos segundos para responder. Era su productor del noticiero nocturno de Imagen Televisión, recordándole que la junta de edición sería a las 7 y media de la noche- “Bueno, te contaba sobre el disco que me compré. Había un grupo musical que se llamaba Tráfic, uno de sus integrantes, que no era el más famoso, porque Steve Winwood era el primer vocalista, sino Dave Mason, acababa de sacar un disco que yo escuchaba en mi estación de radio favorita que me volvía loco, la famosísima WFM, con aquella inconfundible voz de Mario Vargas.

– ¿Qué tenia de especial el disco de Dave Mason?

-El disco de Dave Mason se llamaba Head Keeper, bueno, después de meditar, revisar y dudar si lo compraba o no, terminé comprándolo. Desde luego, durante los veinticinco siguientes días, lo escuché mañana, tarde y noche. ¡Ese fue el final de mi secundaria!!, el disco de Dave Mason, comprado en aquella famosa tienda de discos Hit 70.

-Era un premio a tu esfuerzo…

– ¡Me había ganado mi disco…!!

– ¿Cómo ingresas a la prepa?

-Sin ningún problema, porque gozaba del pase automático. Como te había comentado, en el Instituto México estudié primaria, secundaria, de esta manera, teníamos el pase automático para el Centro Universitario México -CUM- Estando ahí, volví a contar con una buena parte de mis cuates de secundaria. Asimismo, llegaron otros que procedían del Colegio México. No tuve muchas novedades, digamos que era lo mismo, pero en otro espacio físico.

– ¿Qué dificultades tuviste?

-Que estudiaba mucho menos…

– ¿Te convertiste en un chamaco rebelde?

-No, no especialmente, sino con la misma rebeldía que podía tener cualquier otro adolescente, con los mismos problemas de casa y con sus profesores. No, no era conflictivo.

– ¿Cómo te nace la afición hacia el futbol americano?

-Fue precisamente estando en prepa y dentro del equipo del CUM. En esa etapa, ocurren dos cosas que son fundamentales para mi vida posterior. Uno, aparece un profesor de literatura de nombre Guillermo Sheridan, quien me cambia la perspectiva de vida con sus clases, además, era mucho muy duro y hasta provocador. Ahora que lo veo, Sheridan debe ser, seis o siete años mayor que yo, pero era un maestro extraordinario… ¡Así fue como me enamoro de la literatura!!

– ¿…A lo mero macho?

-Si, me fascinó totalmente y mi vida cambió completamente.

– ¿No habías leído ni un solo libro antes?

-No, antes de Sheridan, no había leído nada. Bueno, obviamente, había leído alguno de esos libros clásicos, solamente por cumplir requisitos de escuela como Don Quijote de la Mancha, como se leen libros en la secundaria y forzosamente los tienes que leer.

– ¿Qué descubriste con Sheridan?

-La maravilla, el placer de la lectura y el placer de la intimidad del libro que tienes entre manos. El placer de estar solo y bien contigo a través de la lectura, del aprendizaje y de la reflexión. ¡Eso se lo debo a Guillermo Sheridan!! Fíjate lo que son las cosas de la vida, tiempo después, sería mi maestro en la universidad, en la carrera.

-Woow, que satisfacción…

-Y se lo digo cuando me lo encuentro, que han sido muy pocas veces. Cuando lo tengo frente a mí, con su forma de ser seco, me dice… ¿Ya hiciste la tarea alumno?…

– ¿Y qué le respondes?

– ¡No he podido conseguir el libro de William Blake, profesor, pero ahora que lo encuentre lo leo!! Total, nos estrechamos la mano y nos damos un abrazo fraterno. Eso que te cuento, ocurrió el año pasado durante la entrega de los premios de periodismo Pagés, que se lo dieron por el trabajo de Yasmín Esquivel y lo de su tesis…

– ¿Y el otro evento que te cambio la vida?

-Recuerdo muy bien que estando en tercero de prepa, reprobé tres materias al finalizar, lo cual, se convirtió en todo un drama…

– ¿Cuáles fueron esas tres materias que te hicieron tropezar?

-Dos de ellas se entiende, una, era Cálculo. La otra, era Teoría de la Contabilidad, y la tercera, era Sociología.

– ¿Por qué reprobaste Sociología?

-Porque el profesor nos decía: “Yo no les voy hacer examen, así es que ustedes lean” Pero al final, se enojó tanto porque no estudiábamos y nos reprobó a varios. Así es que me puse a estudiar como pude Cálculo. Mis padres me pagaron un profesor para que algo me explicara. En cuanto a Contabilidad, era cosa de echarle un poco de ganas y lo pasabas…

– Pero ¿qué sucedió con Sociología?

-Me acuerdo que mi profesor mandó hacer unos apuntes para el examen de segunda vuelta o algo así… ¿Sabes cómo se llamaba mi maestro…?

-No, la verdad es que no…

-Pues era nada más, ni nada menos, que Mariano Azuela, quien años más tarde, fuera presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Volviendo a lo de mi examen extraordinario de sociología, me dediqué, durante dos semanas, estudiar a conciencia sus apuntes y descubro que… ¡eso era lo mío!! La Teoría del Estado, Carlos Marx… Así, un mucho por accidente…

– ¿Pero cómo te fue con tu examen extraordinario?

-Por supuesto que lo pasé, creo que hasta saqué un diez. -Ciro, hace una breve pausa en la entrevista, se le nota completamente emocionado, motivado y destilando alegría- “Alguna vez le conté esa anécdota a Mariano Azuela, veintitantos años después…

– ¿Y cuál fue su reacción?

-Hacia como que no se acordaba y simplemente me dijo: “… ¿Yo?… No lo puedo creer”. Gracias a la prepa, fue como pude conocer la literatura, la sociología y por lo mismo, empecé a conocer desde algo parecido al análisis de mi país, cuando tenía 17 años de edad.

– ¿Ya traías por ahí, el “gusanito” del periodismo?

-No, de hecho, quiero contarte que hice un semestre en la Ibero en la carrera de Economía, pero me di cuenta que no era lo mío.

-Bueno, es de sabios cambiar de opinión…

-Tomo la decisión de intentar cambiarme a la carrera de Comunicación… ¡y lo conseguí!! A partir de ese momento te puedo decir que, vocacional y profesionalmente, he sido muy feliz con lo que hago.

-Continuará-

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