NIDIA MARÍN
¡Ayyy nuestros ludópatas!
¡Perdón! ¿A qué están jugando?
Sí, porque un juego de azar y no los conocimientos de las leyes, de las normas y de las violaciones a las mismas fue el brillante mecanismo utilizado por los integrantes de la clase política guinda en el Congreso de la Unión.
Y quedó claro, para los morenos “la vida es una tómbola/ tom, tom, tómbola…”
No cabe duda que hay una paradoja, mientras se anuncia que la mandataria de México es “una científica ecologista”, lo cual merece respeto y elogios, sus vasallos recurren al albur… a lo mejor sí, a lo mejor no.
¿Lanzarán los dados para decidir sí continuamos con la política de estira y afloja con Estados Unidos o… si aplicarán las reglas de la diplomacia para tomar una decisión? Por cierto, ¿las conocerán?
¿Quién será el que cante los números del Bingo y quién el ganador en el cartón, para determinar cómo se manejará la estratosférica deuda externa?
En el brillante México político de hoy, es probable que sea un “volado”, ¿águila o sol? el que determine hasta dónde llegarán las políticas de seguridad y cuáles serán las bandas del narco que deben desaparecer de la faz del territorio.
Mayitos, chapitos, menchitos, zetitas, templaritos, viagritas, tequileritos, ardillitos, caborquitos, tlaquitos y decenas más de malandrines están felices de que siga la “Cuatro T”, porque garantiza su existencia sobre todo si se la dejan a tirar un volado.
¿Será quizás de una quiniela de la que dependa el futuro de la salud de los mexicanos ante la evidente escasez de medicamentos?
O bien, gritarán “¡lotería!” si de casualidad el gobierno se sale con la suya y continúa la distracción de la grave situación que vive México en todos los renglones, con el cuento de exigirle disculpas a España, lo que por cierto… ¡ya chole…!
¿Los brillantes legisladores de hoy se echarán una manita de 21… o dejarán a la ruleta las decisiones políticas para programas, iniciativas, leyes y reglamentos…así como para tapar el denominado “agujero negro”, es decir… Pemex o bien cubrir con un “velo de la suerte” la terrorífica deuda pública?
¿Será a través de una máquina tragamonedas que se determinará si se aceptan las directrices oficiales para las diversas políticas que aún no se ve claro cuáles son?
No estaría por demás un “¡piedra, papel o tijeras!”, dicho con énfasis, para decidir con quien te vas si con melón o con sandía a la hora de votar lo que fuere…
¡Y por qué no un “rasca y gana” para elegir los instrumentos y lograr la operación de las políticas fiscal, monetaria y social!
O de perdida una pirinola con la leyenda “todos ponen” para que la decisión sobre algun mecanismo no la tomen los responsables en el Congreso, sino unos brillantes mexicanos y mexicanas, que pueden perder la ronda si se quedan con menos fichas.
(Es pirinola o perinola, depende del estado en que se encuentre -no me refiero al de ebriedad, sino a la entidad federativa-)
La ludopatía, dicen, los psicoanalistas, “… es una enfermedad que se caracteriza por la incapacidad de detener la conducta de juego a pesar de sus consecuencias negativas. Es un comportamiento adictivo”.
Sí, y quienes padecen ese desajuste no pueden dejar de apostar, como sucedió recientemente.
En México nuestros ludópatas se encuentran en el Congreso de la Unión y son incontrolables, su afán de “jugar” ya quedó establecido y… para la historia.
Por cierto… ¿quién es su ludópata preferido?
Como escribió Joaquín Sabina -sí, el español ¿y?- su canción “Jugar por Jugar”:
“Sugiero que el más triste de los presos / Tenga derecho a sábanas de seda;/ Bendita sea la boca que da besos / Y no traga monedas.
“Conviene entrar penúltimo en la meta / De la vuelta a la infancia en patineta/ Y fusilar al rey de los poetas / Con balas de juguete.
“Hacen falta cosquillas para serios, / Pensar despacio para andar de prisa, / Dar serenatas en los cementerios / Muriéndose de risa…”
Y nosotros pensamos que actualmente en la política hay una grave escasez de conocimientos y una plaga de guasones, payasos y burlones.
