La Novedad y lo Novedoso

 

*Pálidas Sombras Configuradas de Semillas 

Yermas Incapaces de Florecer

*En sus 100 Acciones de Gobierno, Faltó la

Modernización Administrativa

*Leer a Guillermo Prieto Acabaría con el Mito

del no al Gobierno Rico

*Federalismo y Municipio Libre, Marginados

en los Compromisos

*La Transparencia y la Rendición de Cuentas,

Omisión Completa

 

POR EZEQUIEL GAYTÁN 

 

Muy difícilmente puedo escribir algo nuevo o diferente acerca del nuevo gobierno y sus actos de toma de posesión debido a que mis colegas de Misión Política y de otros medios ya lo han escrito excelsamente. Pormenorizaron analíticamente acerca del fondo y la forma del acto en el palacio de San Lázaro. También lo hicieron por lo que respecta a lo acontecido en la plancha del zócalo capitalino y, por supuesto, en lo que toca a los primeros días de la nueva administración al amparo de la ahora llamada “mañanera del pueblo” y sus secciones. Por lo anterior y a fin de no ser uno más que escribe al respeto, me centraré en el tema de la novedad y lo novedoso en materia de Administración pública. 

 

La novedad es obvia, tenemos una mujer en la titularidad del poder Ejecutivo Federal. Lo novedoso es que aún no sabemos mucho acerca de su pensamiento político y si tiene ideas propias. Además, no ha demostrado un estilo personal de gobernar. Casi todo lo que hace y dice es tristemente un refrito de la gestión anterior. Hasta el momento los cambios han sido de matiz, en muchos casos pálidas sombras configuradas de semillas yermas incapaces de florecer. Por lo anterior poco demuestra y consecuentemente lo novedoso es que no hay novedad en el frente, ni originalidad en los planteamientos del actual gobierno. Más aún, no ha aludido acerca de los siguientes temas (tal vez porque todavía no recibe línea): a) federalismo; b) migración; c) relaciones con los partidos políticos; d) relaciones con los medios de comunicación; e) relaciones con las instituciones religiosas; f) relaciones con las organizaciones de la sociedad civil; protección civil; g) seguridad nacional; h) relaciones con los poderes; i) relaciones intra-gabinete; j) relación con la fiscalía, y k) transparencia y rendición de cuentas. Se trata de once rubros que son estratégicos y prioritarios y que sin explicación alguna quedaron en un plano secundario o, tal vez, terciario.  

 

Por supuesto que en su discurso sostuvo respetar las libertades y los derechos humanos. Lo cual es una obviedad, pues acababa de protestar cumplir y hacer cumplir con nuestra Constitución Política. Pero no pormenorizó cómo lo asentará legal y administrativamente. De hecho, cuando leyó los cien compromisos de su gobierno, pensé que alguno sería “reorganizaré y realinearé a la Administración Pública Federal a fin de que sea más eficiente, eficaz, congruente y honesta. Una Administración pública de servicio y de resultados”. Es decir, no se comprometió a la tan necesaria reforma administrativa, sobre todo porque desde Vicente Fox cada gobierno ha parchado la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal y ninguno se ha propuesto reorganizarla dentro de una macro reforma administrativa en la cual, sobre todo, las personas servidoras públicas sean reconocidas como fundamentales a fin de realizar el cambio.  Simplemente llevamos cuatro gobiernos que no han revisado y mucho menos lubricado la maquinaria del complejo andamiaje estructural y funcional de las instituciones del poder Ejecutivo Federal. 

 

Por ejemplo, sostuvo que transformará a la secretaría de la Función Pública en la secretaría de Anticorrupción y de Buen Gobierno (SABG). Léase, es claro que no se trata simplemente de un cambio de nombre. Se trata de una reconfiguración estructural y funcional de las atribuciones y funciones de la nueva dependencia. Por lo mismo es una idea que requerirá realizar funciones transversales en todas las dependencias y entidades de la Administración pública. Tendrá atribuciones de injerencia preventiva y supongo correctiva. Se refundará el Sistema Nacional Anticorrupción y supongo que potencialmente la nueva dependencia podría derivar en un órgano fiscalizador con capacidades coercitivas. Algo así como un Tribunal Superior de Cuentas. Lo anterior lo veo con optimismo, pero ese reacomodo, como me lo imagino, podría trastocar algunas funciones de la Unidad de Inteligencia Financiera y de otros órganos constitucionales autónomos, es decir, ¿podrá realizar tantos cambios estructurales sin confrontar la resistencia al cambio?

 

Si a lo anterior sumamos que las atribuciones de la secretaría de la Defensa Nacional cambian por la adscripción de la Guardia Nacional y que se crean las Secretarías de la Mujer y la de Ciencia y Tecnología la conclusión debiera ser elemental: se reorganizará y realineará la Administración pública y se implementará una reforma macro administrativa. Pero no. No habló del tema. Lo que al parecer sucederá es que la organización del gobierno de Claudia Sheinbaum será una micro reforma o un cambio que responde a coyunturas políticas, pero sin visión de Estado. 

EL GOBIERNO RICO

SERÍA DE VANGUARDIA

 

En efecto ya repitió que continuará con la política de la austeridad republicana juarista con la tesis “no al gobierno rico con pueblo propio”. Cuyo significado estaba enmarcado en el contexto del Triunfo de la República y sostenía que los servidores públicos no se enriquecieran ilegalmente con el patrimonio nacional. Tal vez si algún asesor de la presidenta lee o relee el libo Memorias de mis Tiempos de Guillermo Prieto, quien fuera secretario de Hacienda de Juárez, comprenderá que es requisito fundamental e ineludible que exista un gobierno rico si lo que se desea es un gobierno de vanguardia, de servicio y de resultados. Más aun, los gobiernos ricos son lo que poseen recursos con el propósito de construir más carreteras, hospitales y escuelas. Un gobierno rico es capaz de financiar proyectos de investigación en ciencia, tecnología y humanidades, un gobierno rico es aquel que tiene reservas ante los siniestros naturales, un gobierno rico no necesita endeudarse, un gobierno rico gasta bien porque tiene a los especialistas y a los servidores públicos satisfechos con su sueldo. Que quede claro: un gobierno rico es mejor que un gobierno pobre con pueblo pobre. 

 

Lo novedoso de los primeros días de la administración Sheinbaum es que mantiene y sostiene los vacíos de la gestión de su mentor y no se le vio espíritu de mejorar allí donde el sexenio anterior dejó mucho que desear. Lo novedoso tiende a ser sorpresivo y puede ser agradable o desagradable. En lo personal, como muchos mexicanos, deseo que sea un buen gobierno y le otorgo a la presidenta eso que llamamos el beneficio de la duda. Léase, tengo sospechas fundadas acerca de sus capacidades políticas y administrativas, pero no demostradas acerca de lo que será el desempeño de la nueva gestión. 

 

En este artículo me detuve de manera pormenorizada en uno de los vacíos que al parecer no están remotamente en la agenda del nuevo gobierno. Por lo que ahora aludiré a cinco temas de los once arriba aludidos y que, hasta el momento, no he escuchado acerca del trato y el tratamiento que le piensa otorgar la nueva gestión. Es claro que son temas de la agenda nacional y que son ineludibles. Más aun, algunos de esos rubros son tan importantes que existen instituciones de la Administración pública a fin de atenderlos. Por ejemplo, a) México tiene al Instituto Nacional de Migración a fin de contar con todo un andamiaje especializado en la materia, pero lo soslayó; b) Lo mismo ocurrió con el ya muy asfixiado federalismo, ella no señaló la importancia de fortalecer al municipio libre y mucho menos de redefinir, para bien, las relaciones con los gobernadores. Sobre todo, porque su antecesor redujo el presupuesto a estados y municipios; c) No aludió a la importancia de los partidos políticos de oposición. Es cierto que son una oposición sin peso en las votaciones, pero representan, le guste o no, otro punto de vista. No es de gente sabia eludir la crítica, en especial si se trata de una democracia; d) Es preocupante que prescindiera del tema de respetar a los otros dos poderes de la Unión, peor aún, por forma debió asentar que será respetuosa y que establecerá un dialogo formal y considerado. Mi conclusión es que los considera empleados suyos y, e) Otro olvido, consciente o no, es el de la transparencia y la rendición de cuentas. Se trata de uno de los capítulos más vergonzantes de la administración López Obrador. Es de párvulos creer que las conferencias del tabasqueño eran la médula espinal de un gobierno abierto. El tema de rendir cuentas es muy serio y por eso el artículo seis constitucional precisa el derecho que tenemos los mexicanos a saber acera del destino y uso de nuestros impuestos y de nuestros recursos. Pero no, el hombre de Macuspana decidió escondernos mucha información y privilegió la opacidad al amparo de que se trataba de asuntos de seguridad nacional. Ahora le corresponde a la presidenta informarnos si respetará al Instituto de Transparencia, cuya reorganización es necesaria e impostergable o decide extinguirla. 

He señalado la relevancia político-administrativa de un asunto fundamental como lo es la necesaria reforma administrativa y señalé cinco temas que la nueva presidenta postergó de la agenda nacional. Es claro que dichas omisiones son parte de su estrategia de gobierno y espero que su táctica no sea la de ir goteando la información. Sobre todo, porque abriría más espacios de “sospechosismo” de un nuevo Maximato. 

 

En pocas palabras, la novedad es que tenemos una mujer al frente del poder Ejecutivo y las novedades son que dejó demasiados vacíos de información de su nuevo gobierno. Las novedades son, por ende, que el menú gubernamental que hasta ahora se nos ha ofrecido a los ciudadanos es reducido y deja muchas interrogantes, dudas e incluso especulaciones. Son oquedades que deben ser atendidas rápidamente. Es poco deseable que lo novedoso sea entrar al mundo de la opacidad gubernamental. 

  

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