*Tener poder y ejercerlo, no elimina el cinismo
*El avance de la reforma judicial, con amenazas
*En el PRI hay raíces sólidas: Carolina Viggiano
POR JESÚS MICHEL NARVÁEZ
Cuando “hacer política” para cooptar el voto -sea en el Congreso o en el Consejo de la Judicatura Federal- y se reconoce públicamente, el cinismo es la marca y el sello registrado por Adán Augusto López Hernández y Ricardo Monreal Ávila, los coordinadores de las bancadas de Morena en el Senado y la Cámara de Diputados.
Como definió el filósofo francés, Michel Foucault, el poder no se comparte, se ejerce, lo hacen los militantes de Morena y aliados, que se pegan a la ubre para alimentarse.
Dos elementos demuestran que López Hernández no tiene límite personal ni político para ejercer lo que considera es el poder. Utiliza todas las herramientas legales e ilegales para obtener lo que le han ordenado y no se detiene bajo ninguna circunstancia. El primero de ellos es haber “negociado” con los senadores de la coalición Va por México, postulados por el PRD para conquistar un escaño senatorial representando a Michoacán y Tabasco, Araceli Saucedo y José Sabino, respectivamente, y quienes lograron entrar a la Cámara Alta como primera minoría, acercó a la bancada guinda al número mágico para tener mayoría calificada y contar con la capacidad de modificar la Constitución a modo. Sin embargo, faltaba un voto.
Sin detenerse en momento alguno, hurgó en las carpetas de investigación de los 43 senadores de las oposiciones y encontró la adecuada: las indagatorias que se realizaban -¿se cancelaron o fue la zanahoria?- a Miguel Ángel Yunes Linares, exgobernador de Veracruz y la de mayor valor político: la encaminada en contra de Miguel Ángel Yunes Márquez, exalcalde del puerto de Veracruz.
El 11 de septiembre, para sumarse a las tragedias de Chile por el golpe de estado y el derribo de las Torres Gemelas, Yunes Márquez, miembro de la bancada del PAN, giró 180 grados y de estar en contra de la reforma de pronto halló la “verdad” y se sumó a Morena, PT y PVEM y con su voto, el de la traición, los congresistas federales le cumplieron al expresidente López y le entregaron en charola de plata el regalo prometido.
El segundo ejemplo del actuar “políticamente” de López Hernández ocurrió el miércoles 9 del presente mes. “Negoció” con los integrantes del Consejo Federal de la Judicatura para que aprobaran la entrega del listado de vacantes en el Poder Judicial de la Federación a fin de que el Senado los tuviera y pudiera emitir la convocatoria para la elección de jueces y magistrados, por voto “libre, secreto y universal” el primer domingo de junio de 2025.
De acuerdo con el historial de los consejeros que votaron a favor, no sorprende que tres de ellos lo hicieran, porque son y han sido cercanos al expresidente mexicano y fueron propuestos por el entonces ministro presidente de la Corte y hoy empleado del gobierno federal, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea y aprobados por el senado.
El único que no aparentaba cercanía con el poder Ejecutivo es Javier Molina Martínez, quien ha sido acusado de nepotismo debido a que su esposa, Iliana Camarillo González está en la nómina de la Corte en el equipo de la ministra Yasmín Esquivel Mossa. Y su voto fue el definitorio para que los morenistas le otorguen el regalo a la presidenta Claudia Sheinbaum.
Para Adán Augusto López Hernández las dos acciones le han elevado la “calidad de su poder” y se ha convertido, por lo menos, en un “eficiente operador” que sirve a “su presidenta”.
METEORITOS
Ricardo Monreal Ávila, probablemente vive sus últimos años en el ejercicio del poder. Trapecista experimentado, pasó de estar en el Senado durante 6 años y ahora está en San Lázaro, en donde ejerce el mismo cargo que desempeñó en la Cámara Alta: coordinador de los diputados de Morena.
Tejió la trama que provocó el empoderamiento del oficialismo y la tragedia de las oposiciones.
Tampoco tiene límite para demostrar que tiene poder y cuenta con el respaldo presidencial. En el pasado, en 2018 y hasta 2021, la cercanía con el que ¿se fue? era notable. Desayunos en Palacio Nacional, invitaciones a eventos encabezados por el tabasqueño y receptor de órdenes presidenciales para no cambiar una coma o un punto a las iniciativas envidas desde la Secretaría de Gobernación con Olga Sánchez Cordero como titular, lo que la convirtió en la primera mujer en ocupar el ministerio del interior.
Sin embargo, el poder que ostentaba se diluyó al divulgar que iría en buscaba ser el sucesor del señor López, quien tenía tomada la decisión de quien llegaría a sentarse en la Silla del Águila.
Entró a la lucha por la coordinación nacional de los comités en defensa de la cuatroté y, como de costumbre en situaciones similares, fue el último de la lista y está en San Lázaro porque el exjefe de la mafia presidencial, prometió públicamente que los que no ganaran tendrían cabida como coordinadores parlamentarios y hasta en el gabinete de la sucesora.
La semana pasada y con apenas 10 días de instalada la LXVI Legislatura, ya brincó la liebre y durante una reunión con los diputados de Morena, Alfonso Ramírez Cuellar y Leonel Godoy, encabezaron lo que pudiera considerarse una rebelión en la granja, por el reparto de presidencias de comisiones.
Pretendió ejercer su poder a plenitud y lo frenaron. Sin embargo, tiene la capacidad de “convencer con argumentos”. ¿No obtiene las carpetas de investigación?
BRILLA EL SOL
Carolina Viggiano Austria, senadora y secretaria general del PRI, afirma que el partido y los militantes “tenemos raíces profundas” y, al admitir que en el oficialismo hay de todo, apunta: “sus raíces son débiles”. Los árboles crecen sostenidos por sus raíces. ¿Podrá el PRI regresar al pódium de la política? *** Sin duda que las huellas de Ifigenia Martínez son ejemplo de verticalidad. Su muerte deja un vacío enorme que difícilmente podrá llenarse. Era reconocida por tirios y troyanos. El homenaje rendido, al que acudieron todos los legisladores de los diferentes partidos, mostró el respeto ganado, no regalado, que la primera mujer en dirigir la Faculta de Economía de la UNAM dejó en tres generaciones.
