ULISES CORONA*
Cada inicio de gestión de gobierno en cualquier latitud trae consigo ajustes en el comportamiento de líneas y resortes del poder, su ejercicio, su validez y desde luego legitimidad.
El denuesto del poder político tiene sus códigos y explicaciones propias, tanto internas como externas, y en esa nomenclatura el entender las reglas no escritas, las letras chiquitas del contrato social, eso que sólo da el temple y experiencia, es característica del estudioso de las ciencias sociales y el estadista; tienen que ponerse en la pizarra de las explicaciones y argumentaciones para poder entender el fenómeno.
Las estiras y afloja de quien manda y quien pareciera que manda, son temas recurrentes de cada inicio de gestión desde el nivel municipal, estatal y también federal. Ante el vacío de poder -cuando este existe-, es fenómeno recurrente en la medición de fuerzas sobre el control del ejercicio de mandato económico, político y social.
Aquí es donde se ve que tanto la fuerza del Estado Nacional, y de las Instituciones existen para la salvaguarda del poder nacional y con esto soberanía e independencia nacionales. Personalmente no considero sea cuestión de medición de fuerzas, cual vencidas callejeras. Son más bien formas, modelos de hacerse presente y decir, existimos como factores reales de poder, sí de ese poder factico real que pesa y se hace notar.
Por ello para iniciar la determinación de esas fuerzas nada ocultas habré de enumerar sus características.
-Son grupos que detentaron y en muchos casos detentan un determinado y exacto tipo y forma de poder.
-Tienen base territorial claramente definida.
-Tienen un espacio social claramente ubicado y reconocido en la localidad.
-Han visto afectados sus intereses, económicos y políticos en alguna acción de gobierno.
-Tienen capacidad de movilidad social con base a la compra de voluntades.
-Tienen acceso a información, incluso clasificada de la movilidad o presencia de seguridad pública en sus diversas modalidades.
-Tienen presencia en medios de información y comunicación de base social, con lo que pueden modificar o tergiversar la información.
-A partir de lo anterior saben que la entropía de la información puede en la desinformación y generar crisis de comunicación institucional para su beneficio.
-Conocen que en su acción y proceder, pueden ganar mucho y no perder nada.
El concepto de miedo no existe, sólo el del cumplimiento de su encomienda, casi, parecido al concepto de terrorismo social. Quieren demostrar que están ahí, que tienen fuerza y que no se detendrán hasta hacer valer sus reglas, códigos, métodos y resultados.
Esa es la delincuencia que organizadamente, está dando la bienvenida a nuevos gobiernos en sus tres niveles, apuestan a la debilidad de las instituciones y al desgobierno a partir de su propia visión de estabilidad, mantenimiento, y existencia.
Contrario a ello, las instituciones, su fortalecimiento, cultura cívica y ética social deberán de ser el equilibrio que determine transiciones con capacidad de gobierno constitucional y paz social; tarea nada fácil si se está con ataduras pasadas y resabios de corrupción e impunidad ya muy intrincados.
La fuerza del Estado es también la de la sociedad, no perdamos de vista esta unión y demos oportunidad a alternativas civilizadas e institucionalizadas de una nueva forma de gobierno, de hecho, no hay alternativa, lo contrario es dejar de asustarnos y callar y callar, eternamente callar.
Académico Universitario*