(Parte dos)
El Machismo Sistemático
HORACIO ARMANDO HERNÁNDEZ OROZCO
Esta cinta es la primera parte de la Trilogía de la Crueldad, desarrollada por la directora Maryse Sistach, que retrata la violencia sexual ejercida en contra de las adolescentes en México, seguida por “Manos Libres” (2004) y finalizada con “La Niña en la Piedra” (2006).
“Perfume de Violetas” (“Nadie te Oye”) confrontó a los espectadores con una serie de incómodos cuestionamientos acerca de la sociedad que ha construido una serie de preceptos retrógrados y opresivos; todo parte de la violación perpetrada en contra de una estudiante de secundaria en un barrio marginal de la Ciudad de México, y si bien el hecho no es nuevo, lo cierto es que parecía tabú hablar de ello.
EL MATRIARCADO MACHISTA
Tanto Elsa, madre de Yessica, como su padrastro siempre dan la razón a Jorge, su hermanastro, debido a que trabaja y aporta dinero al hogar, mientras que Yessica únicamente estudia, por lo cual la tratan como a una mantenida, floja, que sólo atrae problemas y no aporta dinero.
Elsa es quien manda en la casa, pero sus decisiones tienen ese tinte de machismo matriarcal, pues el hombre es el que vale, al hombre se le debe respeto, al hombre se le atiende primero, el hombre no está obligado a los quehaceres domésticos.
Tan es así, que Jorge se queja de que Yessica no le ha planchado su camisa y ya se tiene que ir a trabajar, por lo que Elsa la regaña y le exige que la planche de inmediato.
Es claro que la sociedad mexicana, con indiferencia del estrato social, está construida en un exacerbado machismo; el famoso yugo patriarcal es latente.
En la casa de Miriam, la cosa no es tan distinta, pues aunque ella vive sola con su madre Alicia, lo cierto es que la ausencia de una figura paterna no justifica la sobreprotección que hay en la menor, quien crece con la idea de que todo hombre es malo; en vez de enfocar positivamente la ausencia paterna.
EL MACHISMO
COMO HERENCIA
Jorge continuamente molesta a Yessica, en especial haciéndole burlas sobre el problema de incontinencia urinaria que tiene, y también la amenaza con ofrecerla como trabajadora sexual a cambio de dinero.
El empoderamiento que siente Jorge sobre su hermanastra hace que éste ofrezca los servicios sexuales de Yessica a su compañero de trabajo, un chófer de microbús conocido como “El topi”, quién demuestra mucho interés en tener relaciones sexuales con la menor, aunque tenga que pagar por ello.
Jorge es un joven de entre 16 y 18 años, moreno, de cabello y ojos negros, delgado, tiene una personalidad muy similar a la de Yessica, sin embargo, a diferencia de ella, Jorge sí es capaz de controlar sus emociones, de planear y pensar antes de actuar, algo que Yessica no consigue lograr.
Esta capacidad de planeación y actuación es mal encausada, pues Jorge no tiene un parámetro social que lo enfoque hacia el bien, pues su ambición por el dinero lo lleva a vender a su hermanastra con “el Topi” con el fin de obtener el dinero para comprar un par de tenis.
LA INFANCIA
MACHISTA
Yessica y Miriam se toman unas fotos, pero en un acto de burla Héctor junto a su amigo Juan se apoderan de las fotos causando el enfado de las menores, por lo que Yessica agrede a Héctor, lo cual desencadena una pelea entre los dos adolescentes, que son reprendidos y castigados por la directora de la escuela.
Héctor es un adolescente de entre 14 y 16 años compañero de escuela de Yessica, delgado, de cabello café, su mejor amigo es Juan, con quien se le ve continuamente. Tiene una personalidad y preferencias muy similares a las de Yessica, lo que causa que en un principio se odien.
La conducta inicial de Héctor y Juan denota ese machismo, aunque en menor medida, pues también molestan a las adolescentes sólo por el hecho de ser mujeres, no es propiamente una misoginia, pero sí una falta de respeto.
La propia directora del plantel escolar culpa a Yessica de haber iniciado la pelea, pues para ella, las menores son las conflictivas por naturaleza.
Yessica se da cuenta de que comparte muchas similitudes con Héctor, y ambos inician un noviazgo muy superficial, ella siente algo por el chico, mientras Héctor solamente quiere tener relaciones sexuales; sin embargo al encontrarse ambos solos, Yessica se niega a tener sexo, ya que la forma en la cual Héctor intentaba tocarla le recordaba cómo había sido violada.
El otro menor de nombre Juan, es más noble y expresa su gusto por Miriam, pero ella nunca aceptó la invitación a salir juntos dado los prejuicios que la invaden.
La cinta toca el tema del machismo sistemático que padecen las menores pre-adolescentes; el nombre de la película surge de esa nota roja de mediados de los 80, sobre una adolescente que había asesinado a una amiga a causa de un perfume robado que utilizaba para ocultar el olor que le quedaba después de ser violada por conocidos de su hermano, quien la forzaba a prostituirse.
En el filme, Yessica cada vez está más afectada psicológicamente por lo que se obsesiona con el olor de Miriam, así que mientras recorren un mercado, decide robar un perfume de violetas, logrando escapar, pero Miriam queda a merced de los vendedores enojados que exigen el pago del perfume.
Miriam es consciente de que Yessica es víctima de abusos sexuales, pero no puede hacer nada, pues incluso su madre considera que, al ser problemática y antisocial, lo propicia, una vez más el matriarcado machista.
La directora y la prefecta de la secundaria saben de la condición de víctima de Yessica y tampoco hacen algo al respecto.
Y todo indica, que Elsa, mamá de la menor, también sabía de esos abusos, pero preferiría negarlo o también estimar que ella se lo ha buscado.
Han pasado poco más de 20 años de su estreno, y con el surgimiento del movimiento feminista cada vez más mujeres de distintos estratos de la sociedad en México alzan la voz para denunciar con valentía las historias de abusos, pero todo indica que “Perfume de Violetas” sigue siendo una película tan vigente dentro del contexto actual, o ¿será acaso que el machismo sistemático es cosa del pasado?
La mejor respuesta la tendrá como siempre nuestro amable lector…
