*En el Intrincado Mundo de la Aplicación del
Derecho la Tolerancia a Infringir la ley es Nula
*Las Decisiones que Toma el Gobierno Pueden
Convertirse en Violencia Represiva del Estado
*La Sociedad Tiene Derechos Fundamentales
que Deben ser Defendidos del Abuso de Poder
POR EZEQUIEL GAYTÁN
El tema de los límites de la tolerancia los encontramos en muchas disciplinas y aspectos de la vida. Así tenemos, por ejemplo, que es objeto de estudio, por lo menos, de cinco disciplinas: la primera es en la psicología en donde los padres de familia definen límites de lo permisible y no a sus hijos. La segunda la apreciamos en el mundo de la economía acerca de los niveles de inflación, pues sugiere límites de lo maniobrable ante una espiral inflacionaria. El tercer aspecto lo encontramos en las relaciones sociales al desplegar reglas no escritas de convivencia y que todos aceptamos debido a que se trata de convencionalismos sociales. La cuarta es por lo que respecta a la política, los limites tienden a ser negociables y son consecuentemente elementos laxos. Finalmente, el quinto espacio lo encontramos en la compleja relación jurídica entre el gobierno-sociedad y es ahí en donde los límites de lo permisible y o lo ilegal son incólumes. Léase, en el intrincado mundo de la aplicación del derecho la tolerancia a infringir la ley es nula.
Se trata de un aspecto en cierta medida indefinible, ya que los límites tienden a ser, con la excepción del estado de Derecho, porosos y elásticos. De ahí que son objeto permanente de negociación. Lo interesante es que si cedemos a los primeros límites tenemos que redefinir nuevos y la contraparte tenderá a pensar que esos tampoco son los definitivos y entonces entramos al tema de la discrecionalidad y a preguntarnos ¿qué tanto es tantito? Por eso los límites de la tolerancia deben, en lo general, ser fijos, rígidos y firmes. De otra manera no se les tomará en serio.
Además, cabe destacar que la tolerancia tiene dos acepciones. La positiva que significa el respeto a las ideas, costumbres, prácticas y creencias de los demás cuando son diferentes o contrarias a las nuestras y no nos afectan en la convivencia, más aún, la tolerancia positiva permite el intercambio de ideas y dialécticamente dan origen a la pluralidad de nuevos conocimientos y concepciones del mundo que nos rodea. Por lo que respecta a la tolerancia negativa es cuando aguantamos a alguien porque no tenemos remedio y esa tolerancia se convierte en sinónimo de resignación. Un ejemplo extremo es que si fulano no tolera a mengano lo mejor que puede hacer es alejarse, pero de ninguna manera eliminarlo. Ya que así acabará en la cárcel. Así pues, tanto la tolerancia positiva como la negativa tienen límites y debemos cuidar de no extralimitarlos. En otras palabras, los limites de la tolerancia son fundamentales en la convivencia humana.
Es en el ámbito del gobierno en donde me detengo en este artículo, sobre todo porque las decisiones que se toman en ese espacio tienden a afectar al conjunto de la sociedad y pueden terminar por victimizar a diversos grupos sociales al reprimir movimientos sociales, segregar sectores productivos, desatar crisis económicas e incluso ser carne de cañón, en calidad de periodistas, debido a la violencia represiva por parte del Estado. En otras palabras, los límites de la tolerancia en la relación gobierno-sociedad los fijamos las dos partes. Nosotros, en calidad de grupos sociales, tenemos derechos humanos y libertades que debemos defender. Por su parte la autoridad, en este caso el gobierno de Morena puede redefinir los límites y cambiar la Constitución a su antojo. Es decir, puede condicionar nuestros derechos y libertades o lo que es lo mismo, puede redefinir los límites de la tolerancia y acotar, por ejemplo, la libertad de imprenta y prohibir cualquier crítica a la gestión que ese partido. De ahí que los límites del gobierno son también una responsabilidad social.
México inaugura un nuevo gobierno que está conformado por moderados y radicales. Aún no sabemos qué tan próximos están cerca de la presidenta y también ignoramos que tan mesurada va a ser en su administración. A casi todo el mundo le conviene que asuma una postura reservada, prudente y que empiece a desmarcarse de su mentor Andrés Manuel López Obrador. Pero eso está por verse. Lo veremos en la medida en que avance su gobierno y se empiece a asentar su equipo de colaboradores.
Ella será con sus decisiones y acciones la que redefina, de entrada, los limites de la tolerancia y confío en que la respuesta social sea la que nos corresponde: defender nuestros derechos y libertades. Entramos, como cada seis años, una nueva relación gobierno-sociedad, pero con la diferencia de que en esta ocasión la presidenta Sheinbaum tendrá que redefinir los limites de la tolerancia con el pasado y con el futuro. Con el ayer porque tendrá que marginar a la sombra que revolotea sobre su figura y me refiero al tabasqueño y con el mañana es con nosotros, los ciudadanos. Son dos tipos de límites y dos estrategias diametralmente diferentes. Ahora ella tiene la palabra.