Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
La reforma electoral, cuya iniciativa enviara la presidenta Claudia Sheinbaum, toma gran parte de la que su antecesor difundió el 5 de febrero y que, sin explicación alguna, quedó sin dictaminar y por tanto fue desechada por la Cámara de Diputados.
De entrada, elimina los diputados plurinominales en su totalidad y en el Senado extingue los pluris y los de primera minoría.
Es decir, probablemente a partir de 2027 se aplique la reforma en diputados y en senadores en 2030,
La reelección legislativa, existente en la constitución de 1917 y en vigor hasta 1933, cuando los legisladores votaron la iniciativa ordenada por Plutarco Elías Calles para impedir que los militares se mantuvieran como senadores y diputados, prevaleció hasta hace 6 años. Con la reforma electoral de 2014 se aprobó finalmente la reelección. No se generalizó. Solamente se aplicó para el Congreso de la Unión y presidencias municipales -en la Ciudad de México llamadas Alcaldías- y se concedía 3 reelecciones para diputados y una para senadores. En ambos casos, solamente estarían 12 años como congresistas.
Los diputados de partido, hoy llamados plurinominales, fueron creados en el gobierno de Adolfo López Mateos y en 1961 ingresaron los primeros. En ese entonces, se asignaron 100 curules.
En 1985 el número aumentó a 2oo. Era el gobierno de Miguel de la Madrid.
Y desde entonces hasta ahora, el Palacio Legislativo de San Lázaro recibe 500 legisladores.
En el caso del Senado, fue hasta 1993 que se aprobó el ingreso de legisladores de primera minoría y plurinominales. En 1994 entró la primera camada y el Senado quedó integrado por 64 senadores de mayoría -2 por estado-, 32 de primera minoría y 32 plurinominales.
La intención es regresar a los tiempos en los que solamente formaban el Congreso de la Unión -senadores y diputados-, es decir, los que ganen en las urnas sus escaños y curules. El Senado se conformaría por 64 senadores y la Cámara de Diputados por 300.
Con esta medida, las minorías, que existen y subsisten, dejarán de tener espacios políticos.
En la iniciativa del expresidente López, se establecía la reducción de 100 curules y en el Senado no se mencionaba reducción.
De acuerdo con las palabras de la presidenta Sheinbaum, escuchadas por sus seguidores y de Morena en el Zócalo, la reforma electoral es necesaria para reducir costos y aplicar los recursos en programas sociales.
No es discutible la necesidad de fomentar el ahorro. Lo criticable es dejar a las minorías sin representación y sus voces en silencio.
Si bien los 200 diputados plurinominales se reparten entre los candidatos de partidos políticos formalmente constituidos, son los organismos que dan cabida a los ciudadanos sin voz y no necesariamente militantes.
Sin embargo, lo que era una herramienta democrática para que las oposiciones ganaran espacios en el Congreso, se pervirtió cuando los dirigentes partidistas a nivel nacional y estatal, colocaban a sus “amigos” o se asignaban en las listas a quienes había que pagarles favores.
Sería más saludable reglamentar estrictamente la postulación de los plurinominales y que quienes sean reconocidos y obtengan curul o escaño, representen en realidad a los que no tienen voces, no tienen partido y requieren ser escuchados y atendidos.
Es sugerencia. Como se plantea en la iniciativa presidencial, parecería aplica el todo o nada.
Y ganará el nada.
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