Primera mujer Presidenta Y… sin estirpe española

NIDIA MARIN

Con la llegada al poder de Claudia se empieza a escribir otra historia. No solamente por ser la primera mujer en sentarse en la “Silla del Águila”, sino porque con su arribo se rompe el esquema que prevaleció por siglos en México, donde todos los presidentes de la República descendían de españoles.

Ya no. Su estirpe es de judíos asquenazíes nativos de Lituania.

Tampoco Benito Juárez pertenecía a ese equipo. No tenía ascendencia española como el 99.9% de los mandatarios mexicanos. El oaxaqueño descendía de indígenas zapotecas, pero fue presidente de México durante etapas delicadas: la Guerra de Reforma, la Intervención Francesa, el segundo imperio y la restauración de la República. Podríamos decir que fue el único hecho en México, por indígenas mexicanos.

Hoy, en el siglo XXI, con la salida (¡ojalá sea real!) de López Obrador se inaugura el arribo de la primera mujer a la Presidencia de la República de México y también primera persona sin ascendencia hispana.

¿Continuará presente la tirria absurda de los enfermos de poder contra los gobernantes reales de la madre patria?

Lo veremos.

Hay que resaltar que, inclusive, los apellidos de los presidentes de México en el siglo XX fueron de origen español. Por ejemplo:

Francisco I. Madero era descendiente de castellanos, Pedro Lascuraín, de gente de Guipuscoa; Victoriano Huerta, también de castellanos; Francisco Carvajal, de malagueños; Eulalio Gutiérrez, de cántabros; Roque González, de asturianos; Francisco Lagos, de gallegos; Venustiano Carranza, de vascos; Adolfo de la Huerta, de castellanos; Álvaro Obregón, de cántabros; (Plutarco) Elías Calles, soriano, de origen judío; Portes Gil, francés y Ortiz Rubio (Pascual), normando.

Hoy, con el cambio de poder, los mexicanos nos preguntamos si prevalecerá la pésima y absurda política lanzada por la presunta esposa del ya ex presidente de México en contra de la corona española a más de 500 años de la conquista y de la consecuente etapa colonial de tres siglos.

¡Basta ya de ridículos! México y los mexicanos no merecemos “tontejadas”.

No, en este siglo XXI lo importante es proteger y promover los intereses nacionales de los Estados y no los pleitos de cuarta, ya que existen verdaderas amenazas que deben ser combatidas en muchos casos conjuntamente con otras naciones, como son el narcotráfico y los ejercicios de guerra que se llevan a cabo en diversas partes del mundo como ocurre en Ucrania y en Líbano.

Ojalá que la política exterior del actual gobierno aplique las normas en la materia y sean aquellos especialistas los que realicen los planteamientos y se acaben los dichos y tonterías que en nada ayudan a México y a los mexicanos.

Sería conveniente reflexionar, como escribiera Carlos Murillo Zamora, catedrático de la Universidad de Costa Rica sobre la política exterior en el siglo XXI ya que… “se ha producido una redistribución del poder geopolítico, lo que ha llevado a un mundo multipolar, en el que varias super y grandes potencias importantes compiten por el liderazgo mundial; y la interdependencia económica que ha creado una nueva dinámica en la política exterior, ya que los Estados buscan mantener relaciones comerciales y económicas estables y beneficiosas entre sí”.

El antepasado debe ser la referencia de toda una historia y no la ira, el coraje, cuando el mundo es otro al que jamás arribó López Obrador durante su mandato, en el cual vivió apegado a una conformación individual de un país que ya no existe más que en su mente mañosa.

Actualmente, ante los cambios geopolíticos registrados y la competencia desbordada de las potencias México debe buscar, dicen los que saben, mantener relaciones comerciales y económicas estables y beneficiosas entre sí y no inventar molinos de viento a conveniencia.

Tampoco tapar el sol con un dedo, sobre lo que sucede en el país y que otras naciones conocen, pero sobre todo, recordar que los intereses nacionales son fundamentales, pero que también son importantes los intereses internacionales y estos se ven seriamente afectados cuando hay declaraciones absurdas y necias del mandatario de una nación, como sucedió recientemente en México.

Sobre el tema, hace unas semanas, el doctor, Jorge Alberto Schiavon Uriegas, académico del Departamento de Relaciones Internacionales, de la Universidad Iberoamericana, consideró “preocupante” el estado actual de la política exterior mexicana al precisar que México está cada vez más ausente en el ámbito internacional, en disputa con dos de sus principales socios comerciales, Estados Unidos y Canadá, y podría decirse que está “desdibujado” en América Latina, enemistado con Ecuador y Perú y alejado de socios históricos como Brasil, Colombia y Chile. El balance del sexenio que llega a su fin en este rubro es “muy preocupante”.

En la información publicada por la Ibero, se precisa:

“Schiavon detalló el deterioro de las relaciones de México con otras regiones y países. Se refirió a la pausa diplomática con los embajadores de dos de nuestros principales socios comerciales, Estados Unidos y Canadá, a raíz de sus posturas en torno a la reforma judicial, que fueron tachadas como “intervencionistas” por el gobierno mexicano.

“En la región latinoamericana, por primera vez en la historia reciente, tres países pidieron la salida de embajadores mexicanos (Ecuador, Bolivia y Perú) y el mismo presidente fue declarado persona non grata por Ecuador y Perú. El especialista también aludió el acercamiento del actual gobierno mexicano hacia ciertos países de América Latina que se caracterizan por ser “los menos democráticos” y aquellos que “están violando de manera constante y consistente los derechos humanos”, como Cuba, Venezuela y Nicaragua”.

Y en resumen advierte en la información:

“Con estos “cimientos tan endebles”, es probable que colapse el segundo piso de la política exterior mexicana, anunciado por la entrante presidenta Claudia Sheinbaum”.

Esperamos que no y que el doctor De la Fuente salga adelante por el bien de México

LOS APELLIDOS

DE PRESIDENTES

He aquí algunos de los presidentes de México y la procedencia (española, sobre todo) de sus apellidos.

Por ejemplo: Rodríguez (Abelardo), gallego; Cárdenas (Lázaro), de la Rioja; Ávila Camacho (Manuel), de la ciudad amurallada del mismo nombre (Ávila); Alemán (Miguel), de Cataluña; (Adolfo) Ruiz de la vertiente norte de España y Cortines, de Francia; (Adolfo) López Mateos, portugués el primero y aragonés el segundo; (Gustavo) Díaz, leonés y Ordaz, vasco; (Luís) Echeverría, también vasco; (José) López, navarro y Portillo, navarro; y (Miguel) De la Madrid, de Santander.

También, (Carlos) Salinas de Gortari, navarro y vasco, respectivamente; (Ernesto) Zedillo, santanderino y Ponce de León, leonés; (Vicente) Fox, inglés y Quezada, andaluz; (Felipe) Calderón, aragonés e Hinojosa, granadino; (Enrique) Peña, navarro y Nieto, leonés; (Andrés Manuel) López, navarro y Obrador, catalán, aunque los antecedentes familiares del que ya no se sienta en la Silla del Águila eran de Cantabria.

 

 

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