La Ciudad de la Eterna Navidad, un  Pueblo Mágico Poblano de Encantos 

*Chignahuapan, Puebla, sus Artesanos y las Hermosas Esferas Navideñas

*Pintadas a Mano y Elaboradas Durante Todo el Año, son el Deleite de las Fiestas Decembrinas

*Las Familias Producen Casi Tres Millones de Esferas Cada año: Lecona Romero

*Como Anualmente ya Viene el Festival de la Luz y de la Vida en el Poblado el 2 de Noviembre

*Un Deleite Observar la Estatua de la Virgen de la Concepción.

*El Turismo Religioso Constata que Mide 12 Metros y es la más Grande de América Latina

*Ecoturismo, Etnoturismo y Aguas Termales en Aquella Zona Poblana  

 

SUSANA VEGA LÓPEZ,

Enviada

BOCA DEL RÍO, Veracruz.- Lo interesante de asistir al Tianguis Nacional de Pueblos Mágicos es que te encuentras con una gran variedad de nombres de lugares que ni te imaginas que existen como Ajijic (Jalisco); Nochistlán de Mejía (Zacatecas); Tlatlauquitepec (Puebla); Viesca (Cohauila); Copainalá (Chiapas); o Pinal de Amoles (Querétaro), por citar algunos.

También te encuentras con personas del pueblo que platican sobre lo que hacen (artesanías, dulces, vinos, prendas de vestir, etc.), además de secretarios de turismo y funcionarios varios.

En uno de los stands resaltaba el montaje con cajas de coloridas esferas de variados tamaños y colores. Las personas acomodaban constantemente el puesto con el fin de lograr una mejor presentación; de llamar la atención de los visitantes a quienes, de inmediato, se acercaban para platicarles acerca de ese Pueblo Mágico que ha ganado fama por la producción de esferas y que se encuentra en Puebla: Chignahuapan.

LA CIUDAD DE LA

ETERNA NAVIDAD

Y allí se encontraba el presidente municipal de Chignahuapan, Puebla, José Pedro Lecona Romero, quien, al ser entrevistado por Misión Política se refirió a su pueblo como “la ciudad de la eterna navidad”.

Después de advertir que su aldea “es un lugar frío que encanta, un pueblo hermoso, el pueblo de la eterna navidad, con una gran producción esfera… cada una es pintada a mano”, esferas que, precisó, elaboran los habitantes durante todo el año.

Informó que “se tienen cerca de 400 talleres atendidos por familias que están compuestas por padres, hijos, nietos… el papá sopla el vidrio, globea, y le da forma a la esfera”; usualmente la mamá decora y los hijos se encargan de otras labores”, dijo.

Precisó que estas familias producen al año cerca de tres millones de esferas de diferentes tamaños y formas. “Todas son hechas a mano, pintadas y decoradas por las familias”. Los globeros (así le llaman a los que soplan el vidrio para moldear la esfera) hacen uno a uno cada producto “desde la globeada hace que sean productos únicos”.

La tradición de esferas tiene cerca de 30 o 35 años cuando llegó a Chignahuapan un señor que empezó con un tallercito. Es una técnica alemana que alguien de nuestro pueblo la aprendió en la Ciudad de México, se regresó a Chignahuapan y se comenzó con el tema del desarrollo, de la producción.

Enseguida habló de lo que se puede disfrutar en esa región pues “prácticamente tenemos todo tipo de turismo”.

FESTIVAL DE LA LUZ

Por estar cercana la fecha, el presidente municipal se refirió al Festival de la Luz y de la Vida; “un festival que se realiza en la laguna de Chignahuapan; es muy bonito porque se hace una serie de eventos especiales con motivo del Día de Muertos. Hay música en vivo, concursos, bailes, la exhibición de tapetes de aserrín y altares, además de que la gente puede disfrutar de la gastronomía. Se celebra el 31 de octubre y el 2 de noviembre y tiene costo aunque también hay actividades y espectáculos gratuitos.

TURISMO RELIGIOSO

Luego de mencionar que tienen un delicioso pan de queso que elaboran los panaderos de la localidad y una de las mejores barbacoas que preparan las familias, José Pedro Lecona habló del turismo religioso.

“Mucha gente va a visitar la Basílica de la Inmaculada Concepción con cerca de 17 metros de altura”. Y en esta basílica se encuentra la escultura religiosa más grande en América Latina bajo techo pues la imagen mide más de 12 metros.

La virgen -que celebra su santo el 8 de diciembre- está tallada en madera de cedro. Aunque la basílica está construida de cantera negra, resalta el blanco de sus techos.

TURISMO ECOLÓGICO

El funcionario indicó: “Tenemos el tema de turismo ecológico con el Salto de Quetzalapan, la Laguna y otros lugares como subir al Cerro Colorado y disfrutar de una vista panorámica donde resaltan los techos de teja de las casitas pintadas de diferentes colores”.

En “las nueve aguas” o “donde abunda el agua”, a decir de la palabra náhuatl que significa Chignahuapan (chicnahui, nueve; atl, agua; y pan, sobre o en) la zona es fría; es una región semi fría, pues la temperatura ronda entre los doce grados centígrados.

“También hay etnoturismo, en donde los turistas pueden visitar los lugares donde vive la gente y convivir con ellos”.

TURISMO DE SALUD

Pero, sin lugar a duda, el turismo de salud es de lo más representativo pues cuenta con aguas termales, mucha gente va a los baños, al balneario, para recibir los beneficios de las aguas termales. Son casi 150 mil turistas que llegan al año a visitar este municipio.

Recuerdo los paseos a Chignahuapan, hace más de 50 años, acompañada por mis abuelos (Papá Chino y mamá Nane), mis papás (Juan y Kiti), mis tíos (Raúl y Malena), mis primos (Raúl, Juan Carlos, Pancho, Luis y Toño). Entonces no había esferas. Lo atractivo era -y es- las aguas sulfurosas que al llegar a ese pueblito recibían al visitante con un olor a “huevo cocido” al que poco a poco se acostumbraba uno.

Entonces no había el gran hotel que ahora se encuentra al frente y arriba del borbollón con todas las comodidades ¡y hasta tina en cada cuarto para disfrutar de los beneficios del agua! Sólo era un pequeño hotelito de unas cuantas habitaciones.

Para llegar había que atravesar un puente colgante de madera que los primos se encargaban de mover con brincos. Teníamos que esperar a que pasara una a una las familias que hacían lo mismo: alguien se encargaba de mover, balancear, el puente y no faltaba que se cayeran algunos objetos al caudaloso río.

Luego, para estar a tono con el olor ambiental, comíamos tacos de huevo cocido y quesadillas que vendía una señora en la placita, justo antes de entrar a los baños comunales (los únicos que había). ¡Claro!, había cuartos individuales o familiares para evitar la multitud de las tinas -que no albercas- en donde abundaban personas mayores que poco a poco se metían pues el agua es de temperatura elevada.

Recuerdo que muchos enfermos aseguraban encontrar alivio de sus males. Y es que en las tinas te encontrabas casi codo a codo con la gente con quien se hacía la plática para hablar del mal que les aquejaba. Era inevitable no escuchar. “Ya puedo caminar”; “ya casi no tengo dolor de hombros ni rodillas”; “el dolor de cabeza se me quita al entrar al agua”, “ya puedo mover los dedos de mis manos” decían.

En el cerro -donde ahora está el gran hotel- vivía una familia que ofrecía comida y nos aventurábamos a subir ¡hasta en burro! La diversión nunca faltó. Ahora ya no hay puente colgante; se convirtió en uno de cemento. Los recuerdos no acaban. Pero, ya me desvié del Tianguis de Pueblos Mágicos.

Finalmente, el funcionario afirmó que “después de Cholula, según un estudio que se hizo, Chignahuapan es el segundo municipio más visitado de Puebla. Vienen muchos de la Ciudad de México”.

Si piensas visitar esta comunidad hay que ir bien abrigados a la, ahora, ciudad de la eterna navidad.

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