Que le vaya bien

Yo Campesino

Si es así, los mexicanos estaremos mejor, si no, nos iremos a La Chin…
Miguel A. Rocha Valencia
Hay dos visiones: una que por tener todo para mandar autoritariamente, hará lo que quiera para sacar al país de la crisis en que se la deja el ganso. Otra que usará ese poder para concluir obra destructiva de su hacedor. Deseamos que se la primera por el de 130 millones de mexicanos.
No obstante, desde fuera nos ven con tal recelo que los más de 200 invitados a la asunción al poder de la favorita del todopoderoso, sólo 16 jefes de estado confirmaron su asistencia y de ellos, cuatro son latinoamericanos encabezados por Cuba. Es decir que de los 21 países del área vendrán menos del 20 por ciento.
Así nos ven desde afuera y además observan que, en México, como nunca se había visto, los “más amados” y agradecidos por el pueblo, cierran y abren sexenio con murallas de acero y concreto en los palacios Legislativo, Nacional. Qué tal si no fueran los más legítimos, queridos y respetados por la mayoría.
Surgió el dato de que con el innombrable Carlos Salinas de Gortari asistieron 105 jefes de Estado, con Ernesto Zedillo 60, con Vicente Fox 80 igual que con Felipe Calderón, mientras que a la toma de posesión de Enrique Peña llegaron 95 y con la nueva presidenta, se marcará un histórico récord de 16 de los cuales cuatro son latinos, es decir que ni en nuestra área atendieron la convocatoria.
Pero más allá de estos asuntos que parecen cosméticos pero que encierran un gran significado por cuanto al prestigio no de México sino de sus gobernantes ya que muestran el nivel de convocatoria de quien invita y el grado de desconfianza de los convocados, está lo que realmente importa a quienes aquí vivimos y habremos de sufrir o gozar las consecuencias del ¿nuevo? Gobierno.
Para iniciar, está la incógnita bien justificada acerca de quién va a gobernar se volvió generalizada máxime que el ganso no parece dejar espacio a la sucesora ni parece entregarle las riendas del relevo de una administración pública que no debe parar, es continua, sin darle margen para operar ningún ajuste, como si el caudillo no se fuera a ir y eso ya es una sombra ominosa sobre quien constitucionalmente asumirá la jefatura del Ejecutivo.
Una cosa es que el ganso no cumpla su dicho de irse físicamente a La Chingada y deje de intervenir en la vida pública y otra es que gravite como sombra en la próxima administración manipulando todos los movimientos desde el mismo gabinete presidencial legal y ampliado, así como las tereas encomendadas al Legislativo federal a través de sus lacayos: Monreal y López, amén de que a él le deben lealtad las titulares del INE, Guadalupe Taddei y del TEPJF, Mónica Aralí Soto Fregoso.
Lo cual deja claro que la científica no podrá actual conforme a derecho con la autonomía de jefa Máxima, más allá de que los mandos del Ejército y su nuevo cuerpo de Guardia Nacional, también vean en el profeta cuatrotero a su líder benefactor o al “cliente” que todo les dio y todo le deben.
Más allá de la certeza de que el tlatoani no se va y seguirá mandando, está el hecho de las condiciones en que se encuentra el país donde las deudas y la falta de dinero, obligan, de entrada, a un feroz recorte presupuestal que será operado por el mismo que dejó al mesías tropical endeudar al país, Rogelio Ramírez de la O, a quien ya le impusieron “clavos” del patrón en la misma secretaría de Hacienda.
Se trata de los primeros 750 mil millones menos que deberá gastar la presidenta entrante, aparte de intentar disminuir el déficit al tres por ciento, con lo cual queda comprometido no sólo el gasto público sino nos condena a un no crecimiento con tintes recesivos donde si bien aumentará el dinero gratis para seguir comprando el agradecimiento popular, podríamos estar al borde de una recesión.
Sobre todo, si se cumplen los pronósticos de contracción de la inversión directa nacional y extranjera, lo cual obligaría a romper la disciplina, volver a pedir prestado y aumentar los volúmenes de dinero para el pago de intereses, con todo y que se diga que se adelantaron ya casi 300 mil millones de pesos en pagos del año próximo. Tan sólo de intereses se van a ir más de 550 mil millones.
Y si a eso se agrega que con la nueva clientela de becas, pensiones y apoyos se llegará a casi un billón, pues las cosas no van a pintar bien sobre todo porque ¡No hay dinero! Y si ese recurso vía inversión, no habrá empleo. Y si insisten en aumentar salarios demagógicamente la inflación generada como ocurrió en el sexenio que termina, hará que haya más pobres laborales a quienes no les alcance el ingreso para comprar la canasta básica, ya ni decir de los demás productos contemplados en la carestía estructural como la que vivimos hoy.
De la violencia, que es factor para inhibir la inversión lo mismo que las reformas al poder Judicial, ni hablar hereda la nueva administración estados en llamas, delincuencia desatada, 200 mil asesinatos “oficiales”, 72 mil cadáveres sin identificar y 52 mil desaparecidos.

Difícil para quien constitucionalmente llega al poder, pero no hay de otra hay que desear que le vaya bien porque si no es así, quienes se irán al rancho seremos todos los mexicanos.

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