La presencia de transgénicos en maíz de consumo humano en México es un hecho. Los resultados del monitoreo de contaminación transgénica del maíz elaborado por el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt) “son preocupantes”, aseveró la investigadora Patricia Delgado Valerio, responsable técnica del proyecto.
En conferencia de prensa, en la sede del Conahcyt, la investigadora concluyó que “es necesario hacer acciones de contención ante la presencia del transgen en 25 por ciento en el maíz. De este total, 78 por ciento corresponde al grano, 16 por ciento a semilla y 6 por ciento a harinas. En el caso de herbicidas, los resultados muestran también presencia de 39 por ciento.Delgado Valerio explicó el universo de la muestra. Se analizaron mil 200 almacenes, la mayor parte fueron de grano, seguido de semilleras y por último los de harinas, que da una confiabilidad, dijo, por arriba del 95 por ciento. Y se dividió en tres zonas al país: centro, norte y sur.
La zona centro es la que presenta mayor maíz contaminado con transgenes con 31 por ciento en el grano, lo mismo sucede con la semilla, 35 por ciento; los estados con mayor presencia son Puebla, Hidalgo, Morelos, el estado de México, Guanajuato y Jalisco. Mientras que la tendencia es diferente en las harinas, pues se da en la zona sur con 62 por ciento, que va desde Oaxaca hasta la península de Yucatán.
Valerio determinó que la dispersión del maíz contaminado se asocia a la red del sistema carretero del país. Por ello, “la zona más importante donde se puede dar esta dispersión es la zona centro, de ahí se dirige al norte que puede llegar a Durango y hacia el sur, Oaxaca, Chiapas y Yucatán”.
Por su parte, Alejandro Espinosa Calderón, secretario ejecutivo de la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad de los Organismos Genéticamente Modificados (Cibiogem) afirmó que este proyecto permitirá dar información precisa “para la elaboración de políticas públicas relativas a los temas de trazabilidad del maíz transgénico así como de las medidas de bioseguridad necesarias para contener la contaminación transgénica y salvaguardar la diversidad biocultural del maíz en México”.
“Nuestras tortillas no deben contener transgénicos ni herbicidas como el glifosato o el glufosinato de amonio”, aseveró Consuelo López López de la Cibiogem. Por ello, hizo un llamado para redoblar esfuerzos desde el gobierno federal y el sector privado (empresas semilleras y harineras).
Recalcó la importancia de no postergar el etiquetado del maíz transgénico y promover, dijo, “la eliminación de la viabilidad de este maíz que entran al país y contaminan al maíz nativo”.