Yo Campesino
•Ganso advirtió con meses de anticipación que causaría una crisis y cumplió
Miguel A. Rocha Valencia
Cuando en febrero de este año el ganso habló de sus reformas justo cuando se daban a conocer sus presuntos nexos con el crimen organizado y ser financiado por bandas delincuenciales a través de un reportaje en el New York Times, a lo más que atinó fue a desmentirlo, pero sin adoptar alguna acción legal contra lo que calificó como infundios.
Por el contrario, asumió la contraofensiva y se le “ocurrió” advertir al inicio de su mañanera del 25 de febrero “lo mejor es lo peor que se va a poner” para de inmediato dar a conocer el teléfono de la autora del escrito así como el cuestionario que le enviaron para que se defendiera o diera su punto de vista sobre el presunto financiamiento a la campaña de 2018 por parte del crimen, específicamente el cártel de Sinaloa. No lo contestó.
A cambio dio a conocer que la serie de reformas, que incluían la del poder Judicial se iban a acelerar para acabar que el marco legal construido por el neoliberalismo y así devolver al pueblo bueno y agradecido “la constitución del bienestar social como lo soñaron los constituyentes de 1917, después de la Revolución Mexicana”.
Y es que para el profeta de la 4T “todas las reformas que se hicieron en 36 años fueron para favorecer a una minoría rapaz y afectar a la mayoría de los mexicanos”.
No obstante, la advertencia de lo que venía, la oposición política mantuvo su inercia proteccionista de privilegios, la morralla que les habían dejado y muchos de sus integrantes leyeron la oportunidad de dar el salto a las 4T, lo hicieron y con ello se inició formalmente la compra de cuadros, por las buenas o por las malas, con carpetas de investigación, amenazas, chantajes, regalos y promesas.
De tal suerte que el caudillo, empoderado por una sociedad civil a la que le vale madre siempre y cuando “tenga lo suyo”, y ejerciendo el gasto billonario en la compra de votos, aprovechó la pasividad de una oposición pusilánime y mezquina que solo atinó a cuidar sus cotos y privilegios grupales y personales donde muchos prefirieron ser nada antes que ser perseguidos o defenestrados por el tlatoani desde palacio nacional en red nacional, puso en marcha el plan C.
Así, sin engañar, con cinismo y seguro de sí mismo, el ganso nos hizo efectiva su advertencia acerca de que faltaba lo peor.
En tanto quienes desde nuestras tribunas atinábamos a advertir lo que venía, nos vimos con la impotencia del débil ante el poderoso sin que nadie reaccionara, que las oposiciones `políticas se quedaban pasmadas y se defendían, pero no atinaron a decirnos a la sociedad lo que todos sabíamos.
Anillo al dedo dijo el ganso cuando se despachó “legalmente con la cuchara grande del presupuesto sin importar dejar morir a más de 350 mil mexicanos por falta de medicamentos y atención sanitaria; prefirió canalizar los dineros a la compra de votos que a la salud de los mexicanos.
Apostó por que el dinero gratis compraría olvido de quienes perdieron seres queridos durante la pandemia o fueron asesinados o desaparecidos. De ahí el endeudamiento de casi el seis por ciento del PIB, es decir casi billón 800 mil millones de pesos para no dejar de incrementar la base de beneficiarios a por lo menos 25 millones de hogares agradecidos que recibieron efectivo gratis como nunca en su vida, por partida doble antes del proceso electoral.
Total, si le fallaban los cálculos dejaría un país al borde del precipicio financiero como se lo dejó Carlos Salinas de Gortari a Ernesto Zedillo Ponce de León quien al igual que el ganso, le dejó de herencia a varios titulares de su gabinete, en especial Pedro Aspe y Jaime Serra, pero con todo y eso, los cálculos fallaron, muchos perdimos nuestro dinero y propiedades y se generó el Fobaproa.
Hoy no hay Fobaproa, pero sí una deuda que sextuplica el monto de ese Fondo y por el cual, se pagan tres veces más intereses porque al final de cuentas, el país está en crisis financiera y podrían venir consecuencias como en aquellos años con todo y que Rogelio Ramírez de la O transite como secretario de Hacienda.
La pelota está muy caliente, tanto que nadie descarta un problema de dimensiones históricas, especialmente porque el proyecto parece tener ese objetivo, reventar al país o al menos que quienes tienen, pierdan.