Los Dados de Dios
NIDIA MARIN
Ella no es católica, pero quienes sí lo somos, hemos encendido veladoras para que, ya saben quién, la deje gobernar…
Además, entonamos aquella canción de Agustín Lara: “Adiós Nicanor, sé muy bien que no vas a volver…”
Perooo… como el síndrome de Hubris ataca en Palacio Nacional desde que llegó y sólo se elimina con un baño de realidad, como dijera en 2013 el doctor argentino Harry Campos Herrera, ¿qué sucederá?
La verdad absoluta es que Nicanor no se quiere ir. No, porque está en pleno apogeo el síndrome de la arrogancia, del cual también padecieron Margaret Thatcher, George W Bush y Tony Blair… como dijo en su momento el neurólogo inglés David Owen.
Este especialista, al analizar el comportamiento, en aquel entonces, de políticos como Roosevelt, Ariel Sharon, el Sha de Irán, Bush, Blair, etc., (explica la revista de Neurología) “dedica un capítulo a las medidas de protección democrática contra los gobernantes con SH. Para Owen, el SH está indisolublemente unido al poder y alimentado por el éxito. Lo describe como un trastorno adquirido y reversible (puede remitir al desaparecer el poder)”.
Ya en este siglo XXI, fue cuando en 2009 Owen y el psiquiatra Jonathan Davidson propusieron contemplar al Síndrome de Hubris como un nuevo trastorno psiquiátrico, “un cluster de síntomas que conforman un síndrome fácilmente reconocible”.
Esta enfermedad mental, aseguran, es un trastorno de la posesión de poder y entre más prolongado sea el mismo es peor para el individuo.
Advierten: “La existencia previa de ciertos trastornos, en especial el trastorno narcisista de la personalidad (TNP), con el cual comparte muchos rasgos, aumenta la probabilidad de que una persona poderosa desarrolle un SH.
Los Síntomas de “hubris” en líderes políticos son 14, pero hoy, para México, creemos que serían menos. Usted juzgue:
1.- Propensión narcisista a ver el mundo como un escenario en donde ejercitar el poder y buscar la gloria.
2.- Tendencia a realizar acciones para autoglorificarse, ensalzar y mejorar su propia imagen.
3.- Preocupación desmedida por la imagen y la presentación
4.- Modo mesiánico de hablar sobre asuntos corrientes y tendencia a la exaltación
5.- Excesiva confianza en su propio juicio y desprecio por el de los demás
6.- Tendencia a la omnipotencia
7.- Inquietud, imprudencia, impulsividad
8.-Excesiva autoconfianza y falta de atención a los detalles
Es muy posible que sea cierto. Cuando Owen lo dio a conocer en Inglaterra dejó helados a los grillos y a los políticos enfermos, ya que dijo:
“Se trata de un trastorno de la posesión de poder. El ejercicio de éste es un requisito previo para llegar al diagnóstico. Cuando cesa el poder, habitualmente remite el Síndrome de Hubris. Cuanto más tiempo ostente y más grande sea la autoridad, más probable es que se desarrolle; especialmente si este poder se ha ejercido (al menos durante un tiempo) con éxito”. (O sin él, diríamos nosotros).
COMO FUERE YA
TENEMOS CALLO…
Ciertamente…
“La existencia previa de ciertos trastornos, en especial el trastorno narcisista de la personalidad (TNP), con el cual comparte muchos rasgos, aumenta la probabilidad de que una persona poderosa desarrolle un SH. Así, los dictadores son más proclives a desarrollar un SH: Stalin, Hitler, Franco, Saddam Hussein, Castro, han sido claros ejemplos, pero también Bush Jr. y Blair”.
Ni como negarlo.
Hoy, en México nosotros mencionaríamos a Porfirio Díaz, Victoriano Huerta y a dos López: Antonio López de Santana y el de hoy… aunque también no cantaron mal las rancheras Plutarco Elías Calles, Álvaro Obregón, Miguel Miramón y Nicolás Bravo.
Hay quienes aseguran que López Obrador ha mencionado en sus “Mañaneras” más de 10,000 mentiras en el sexenio que concluye, una gran mayoría para ensalzar su mandato, desmentir, agredir y atacar a los periodistas y a los medios de comunicación.
¿En “La Chingada” serán monólogos?, preguntamos.
¡Ojalá este síndrome no sea contagioso y mucho menos hereditario!
¿Continuará en la siguiente administración, la corta mentalidad de pretender desprestigiar a los medios de comunicación para que se dude de la veracidad de lo que publican o dan a conocer?
Tal vez, poco a poco, se irán realizando los cambios para llevar adelante un gobierno veraz, respetuoso y benéfico para todos los mexicanos. No sólo para los 35 millones con los que ganó la 4T, sino para los 127 millones que hay en la República Mexicana.
Ojalá en estos tiempos ocurriera como sucedió con el otro López en 1855 cuando publicó en Perote un manifiesto redactado en su finca “El Lencero” (no en Manga de Clavo como se ha dicho) donde renunciaba a la Presidencia de la República.
“Como mis hechos se encuentran a la vista de la Nación y también los resultados de mis fatigas, ella habrá de juzgarme, y aplicará a mis errores la indulgencia que merece la fragilidad humana, cuando la intención es pura y no se ha perdonado medio para buscar el acierto. Considerando que más se han debido a la docilidad y cooperación de mis conciudadanos las ventajas y mejoras durante mi administración, que al celo y eficacia que he empleado por mi parte…”
¿Si hoy hubiera carta, se escribiría desde “La Chingada”? O desde un sitio equis para continuar atosigando a México y a los mexicanos.
¡Ufff!