SILVESTRE VILLEGAS REVUELTAS
Hacia 1996 se estrenó a nivel internacional un churro estadounidense titulado “El Día de la Independencia” donde si bien recuerdo unos seres extraterrestres llevaban a cabo una invasión planetaria arrasando ejércitos, edificaciones emblemáticas, la muerte de líderes de ciertas potencias hasta que el presidente de los EEUU se ponía a la cabeza de un movimiento cívico/militar, encontraban el lado flaco de las armas extraterrestres y lograban derrotarlos. Por todo ello, dicha lucha la llamaron en el guion como el Día de la Independencia.
Semejante filme la vi en una pequeña ciudad inglesa, rodeado de estudiantes de licenciatura y posgrado, iguales de la “Pérfida Albión” que europeos, del Medio Oriente y algunos hispanoamericanos. Cuando los extraterrestres hicieron explotar la Casa Blanca fue un regocijo generalizado, como si fuese un partido de futbol y el equipo local hubiera roto la portería del contrario. Los estudiantes rusos me dijeron que los diálogos en la película de sus supuestos soldados no tenían sentido y por el lado de los estudiantes árabes señalaron que, al menos, en la ficción fílmica, los gringos sabrían y les dolería lo que ellos han estado haciendo: bombardeado aquella zona del Medio Oriente en por los menos los últimos sesenta años.
El último episodio donde el estado de Israel colocó bombas en los localizadores electrónicos de miembros de Hezbolah, como de ciudadanos pacíficos libaneses que tuvieron la desgracia de estar cerca del aparato infernal, es otro episodio de una guerra que no tiene fin y ha ido escalando.
¿Qué zonas del mundo y qué países celebran respectivamente su día de la Independencia? En cuanto a las regiones son las siguientes: desde los Estados Unidos hasta la Patagonia, obviando las islitas británicas y de otros reinos europeos que cuentan poco en la geografía latinoamericana.
En términos generales todo el continente africano, el sureste asiático, el Medio Oriente y en general todas aquellas inmensas tierras que fueron virreinatos, colonias, capitanías generales, protectorados pertenecientes a España, Portugal, Inglaterra, Francia, Países Bajos, Bélgica, Japón y demás monarquías que construyeron sus respectivos imperios coloniales entre los años de 1400 y 1960.
He tenido la fortuna de tener diversos amigos españoles de tinte progresista que no quiere decir sean parecidos a la izquierda latinoamericana. ¡¡Cómo les cuesta trabajo digerir el movimiento, la historia, los símbolos patrios y las fiestas gubernamentales/populares que año con año rememoran la independencia de México, Argentina, Perú o Colombia, por mencionar tan solo algunos países que dificultosamente se han convertido en estados nacionales!! Les molesta la fecha, les molesta la parafernalia, les molesta que se recuerde las razones históricas que llevaron a que pueblos enteros lucharan por separarse de la metrópoli. Y yo les he dicho a tales españoles que en el Continente Americano la fecha del día de la Independencia está enraizada en el imaginario ciudadano y se celebra desde New York City, pasando por La Habana o Monterrey, hasta Montevideo, Santiago de Chile y San Jungapeo el Alto de los nopales tiernos (sic).
La historia patria que lo mismo está en la de Francia, Japón o Estados Unidos pone a sus héroes como ejemplos sobresalientes: George Washington nunca mintió, los libros de textos japoneses hasta muy poco omitían las atrocidades cometidas en Corea durante la primera mitad del siglo XX y el medievo francés fue un casi paraíso terrenal donde florecieron las artes y demás lindezas humanas. En México no seguimos peleando: que si Hidalgo es realmente el padre de la patria; que si Morelos fue efectivamente un buen militar y redactó o no los Sentimientos de la Nación; que si Iturbide terminó con la lucha de independencia o su accionar desde el Plan de Iguala fue una infidencia, respecto a la confianza que le habían conferido las autoridades virreinales en la Ciudad de México.
La división en cuanto al tratamiento de toda la guerra que terminó siendo una revolución la cual materializó la separación respecto a España comenzó desde el siglo XIX; los liberales y los revolucionarios que ganaron sucesivamente dos conflictos civiles impusieron su visión del de la Historia Mexicana. Los conservadores y contrarrevolucionarios escribieron igualmente su versión de la historia patria y el día de hoy existe un abismo entre la historia académica, universitaria, científica y la historia de divulgación, de libros Sanborns y de ciertos académicos como Aguilar Camín cuyos últimos artículos periodísticos no resisten un análisis serio sobre lo que sucedió entre 1810 y 1821. No es que el autor de “Morir en el Golfo” carezca de los conocimientos y fuentes históricas para escribir sobre la guerra de Independencia, sino que el día de hoy, en el contexto del fin del gobierno de López Obrador e inicio de la gestión de Sheinbaum, sus odios personales -porque no pueden llamarse de otra manera- han provocado que sus textos genuinamente sean panfletos sobradamente ideológicos y como diría la academia anglo-estadounidense que él conoce: he is misleading the historic argument.
Yo me pregunto, si todo el proceso de las elecciones del 2024 y sus resultados hasta el día de hoy fuera un partido de futbol, los morenos llevarían un 5-1 contra los rosas. Y terminado el partido, éstos últimos, en lugar de criticar al entrenador rosa y su errónea estrategia; en lugar de criticar a sus delanteros que no supieron golear, se han dedicado a maldecir al entrenador de los morenos y a su ariete que les metió varios goles. Peor, insultan al público del estadio, mayoritariamente moreno, mientras ellos no pudieron conseguir que sus huestes fueran al coso para masivamente a apoyar al equipo rosa. ¡¡Con la pena!!