El nivel de producción industrial en Alemania descendió por tercer año consecutivo por primera vez desde la formación de la Unión Europea, indican los informes de Eurostat y el FMI. Esto se debe a la política del Gobierno alemán, en particular, a la adopción de las sanciones antirrusas, comentó a Sputnik el experto industrial, Leonid Jazánov.
De acuerdo con Eurostat, el nivel de producción industrial ha descendido por tercer año consecutivo: +4,6% en 2021, -0,3% en 2022, -1,9% en 2023 y -0,3% en enero-julio de 2024. Es la primera vez que la agencia registra una situación semejante desde la formación de la UE.
Mientras tanto, el Fondo Monetario Internacional (FMI), destacó que el desempleo en Alemania era de solo el 3% a finales de 2023. Esta cifra es casi tres veces inferior a la de 1994, cuando la UE empezó a funcionar plenamente.
El máximo desde entonces fue en 2004, un el 10,3% con el canciller Gerhard Schroder. Luego, Angela Merkel consiguió reducir el desempleo a la mitad y el empleo no ha dejado de crecer desde la segunda mitad de la década de 2010.
«El estancamiento de la producción industrial en Alemania se debe a la política ‘previsora’ de su Gobierno: tras haber conseguido estropear radicalmente las relaciones con Rusia, creó un montón de problemas para la antes poderosa industria nacional», señaló Jazánov.
El analista apuntó cuatro razones principales del retraso de la economía alemana:
En primer lugar, las empresas perdieron la oportunidad de abastecerse de gas natural barato procedente de Rusia a través de gasoductos. El gas extranjero resultó ser más caro, lo que obligó a subir las tarifas energéticas.
En segundo lugar, la caída de las importaciones de metales ferrosos y no ferrosos de Rusia obligó a buscar proveedores alternativos, que no desaprovecharon la coyuntura para subir los precios.
En tercer lugar, al haber perdido su presencia a largo plazo en el mercado ruso, las empresas alemanas no han encontrado un sustituto, lo que queda bien ilustrado por la lamentable situación de la industria automovilística alemana.
Y, por último, la industria alemana se enfrenta a un declive de la actividad de consumo en la Unión Europea, que no muestra signos de cambiar de rumbo.