Arde México en el Final del Sexenio y Exhibe su Debilidad

NIDIA MARIN

Ha quedado claro: los delincuentes de alcurnia de Sinaloa y en general del país, están pintando un “finger” a los “abrazos” y multiplicaron los balazos. En una semana suman más de 33 los muertos.

Sí, hoy la sangre corre de norte a sur de la República, de Sinaloa a Chiapas, de Chihuahua a Morelos, por ejemplo, mientras las fuerzas armadas y de seguridad en lo general sólo recogen los muertos.

También ensangrentada está la nación de oriente a poniente, de Veracruz a Guanajuato, Michoacán, Jalisco y Zacatecas.

Prueba de ello es que la macabra maldad hecha costumbre de encontrar cuerpos ensangrentados en las calles de capitales, municipios, rancherías, caminos y montañas, se exacerbó en los festejos de independencia, inclusive en aquellos estados donde se suspendió “El Grito”, como fue en Chiapas, entidad en la cual en 12 municipios no hubo ceremonia, pero… sí dos muertos.

Lo mismo sucedió en diversos puntos de la geografía mexicana de los demás estados que tuvieron ley seca o anulación de ceremonias. En el segundo caso en 29 municipios.

Sí, arde México en este fin de sexenio, mientras el responsable de la ridícula y fallida política de “abrazos no balazos”, después de decenas de despedidas por casi toda la nación para curarse en salud, le da valor al refrán “el que mucho se despide pocas ganas tiene de irse”.

Sí, porque desde su amado rancho seguramente pretenderá continuar sentado en la Silla del Águila…

¿A larga distancia?

Probablemente, aunque su pelaje jamás ha sido de esos, sino de andar metiendo su cuchara por todos lados, en vivo y a todo color, inclusive afectando programas de gobierno de otros funcionarios… como seguramente sucederá en el caso de la presidenta Sheinbaum (si ella se deja), con la mayoría de las nefastas herencias que tendrá que llevar adelante, a menos que aproveche las sugerencias de los especialistas y su creatividad de científica para ser creíble y sacar provecho de la vengativa destrucción realizada por el que se va.

De todos modos, ¡menudo paquete le deja a la señora!

Sí, en múltiples renglones y en uno en especial. Porque lo que resta del año amenaza con ser (¿ya lo es?) peor que el primer semestre de 2024 cuando, de acuerdo a cifras oficiales (que se supone no están maquilladas, aunque… ¡quién sabe!), se registraron en el país 13 mil 463 personas asesinadas, lo cual representa un promedio de 74.3 homicidios diarios.

Y las entidades ensangrentadas fueron: Nuevo León, Estado de México, Michoacán, Sonora, Guerrero, Zacatecas, Colima, Oaxaca, Sinaloa, Veracruz, Ciudad de México, Tabasco y Tamaulipas.

Ya en el segundo semestre del año, tan sólo el Día del Grito de Independencia, sí el 15 de septiembre, hubo en el estado norteño en guerra, 14 víctimas de homicidio, que fueron aumentando en los siguientes días patrios.

Pero, no solamente allá, también en el Estado de México (10), en Nuevo León (7) y demás, ya que la suma fue de 87 personas asesinadas en el país.

¿En el próximo sexenio continuará la política de los abrazos y no balazos que tanto ha afectado a las familias mexicanas? ¿Los cuerpos de seguridad, es decir el Ejército y la Marina, (porque al parecer la policía dejó de existir), volverán a dignificarse ante los mexicanos al dejar de hacerla de albañiles y retomar la defensa de los habitantes de esta nación?

¿Se crearán instituciones de seguridad, con principios y respeto, que salvaguarden a los habitantes de la República Mexicana, como serían la Policía de Proximidad o la policía de Investigación, la policía de reacción, la procesal, la de seguridad y custodia penitenciaria, la estatal, la municipal o seguirán desapareciendo las policías federales, estatales, municipales, de caminos y demás?

Uno de los múltiples incumplimientos del que presuntamente se va es la seguridad pública, función a cargo de las entidades federativas y municipios, para salvaguardar la integridad y derechos de las personas, así como preservar las libertades, el orden y la paz públicos, pero que en México simplemente es ya inexistente.

Escasamente se cumplió algo de lo que le correspondía, como es la prevención especial y general de los delitos, la sanción de las infracciones administrativas, la investigación y la persecución de los delincuentes.

El gobierno que concluye rinde pésimas cuentas en esa materia, sí en la seguridad de los mexicanos.

Esperamos que ella reflexione y trabaje con especialistas en ese rubro y no por caprichos de quien ¿ya no estará?

¡Ojalá!

 

 

 

 

 

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