Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Debe haber quedado paralizada.
Al escuchar las palabras del amo de Morena, la secretaria de Gobernación, Luisa Alcalde Luján, es seguro que no salía del asombro: no cree que su hijo Andrés busque la Secretaría General de su partido, Morena, “pero sí va a participar, eso me lo planteó y quiere apostar a ser electo, o sea, no impuesto y yo no tengo nada que ver con eso”.
Si no es la secretaría general ¿qué otro cargo existe?
¡La presidencia del Comité Ejecutivo Nacional!
Desde hace cerca de dos meses, conforme se daban a conocer los nombramientos de quienes conformaran el gabinete de la doctora Claudia Sheinbaum, quien los anunció personalmente y dio a conocer que Rosa Icela Rodríguez iría a Gobernación, los medios recibieron la filtración de que Luisa Alcalde Luján sería la próxima dirigente de Morena, en sustitución de Mario Delgado al que se le cumple el pazo ampliado -por los comicios- como presidente y no porque haya sido designado secretario de Educación Pública.
Conforme avanzaban los nombramientos, la titular de Gobernación se convirtió en vocera del presidente en temas electorales y sin tener facultades y sin que el Instituto Nacional Electoral confirmara los informes del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PRE) generó la discusión al afirmar que la mayoría calificada correspondería a Morena y Aliados.
Después, dedicó loas insospechadas y desproporcionadas al calificar al huésped temporal de Palacio Nacional como el “mejor presidente que ha tenido México”. Lo hizo el pasado domingo cuando entregó el VI y último informe de gobierno.
En estas seis o siete semanas ha actuado como si fuera dirigente del partido y no funcionaría pública.
Al entregar el Informe se lanzó con un mensaje a sus compañeros de partido y adláteres y les señaló que ahora les corresponde atender el mandato que “el pueblo les otorgó” y con sorpresa de los congresistas -senadores y diputados- asistentes a la Sesión Solemne escucharon la “orden” de “ponerse a trabajar”.
La opinión generalizada no era otra que Luisa María sería la próxima dirigente del partido oficialista.
Sin embargo, las palabras presidenciales abren la sepultura… por lo menos para el cargo que la hizo promoverse como una activista de primera línea.
De todos es sabido que las palabras pronunciadas por el inquilino de Palacio Nacional, tienen jiribilla política.
Y cuando apunta no tiene nada qué ver en la decisión de su hijo y que no influirá en el proceso para elegir nuevo dirigente porque, Andrés busca ser electo no impuesto.
¿Habrá alguien que no entienda el mensaje?
Está claro que no aspira a ser presidente del Consejo Político Nacional que, estructuralmente tiene mayor peso que la presidente del CEN, pero menos reflectores. Hoy es Alfonso Durazo el que detenta el cargo y antes lo fue la mamá de la secretaria de Gobernación, Bertha Luján Uranga.
Así que, o es la dirigencia de Morena o es la dirigencia de Morena.
No hay para dónde hacerse.
Por supuesto que no fue caballeroso hacer el anuncio en la mañanera, porque ello es una orden y se cumple y punto.
¿Es posible suponer que lo supiera Alcalde Luján?
Sea como fuere, al buen entendedor pocas palabras, aunque el apoyo a Andy ocupó buena parte del show matinal de los monólogos.
E-mail: jesusmichelmp@hotmail.com, Facebook Jesus Michel, X @misionpolitica y en Misión, Periodismo sin Regaños martes y jueves de 16 a 17 horas por Radio Cañón en el 760 de amplitud modulada