*Se Prevé su Partida, de Continuar por el Camino en el que Están Ubicados
*La Ruta Seguida por la Izquierda Iniciada con el Partido Comunista Está Concluyendo
*La Experiencia de Unificar Fuerzas Disímbolas y Tratar de Fusionarlas, no Funcionó
*Pesaron más los Intereses de los Dirigentes que la Participación de la Sociedad Civil Organizada
*Analistas, Académicos, Políticos y Militantes Responsabilizan a sus Dirigentes
*Y Mientras Tanto los Partidos Pequeños se Hicieron Grandes y… ¿Seguirán Creciendo?
*Nuevo Partido, Dicen, Pero no se Despierta el Interés de los Ciudadanos
GERARDO LAVALLE
Hasta antes de la reforma electoral de 1977 -liderada por Jesús Reyes Heroles en el gobierno de José López Portillo- y cuya vigencia comenzó en 1979, solamente había en el mosaico de los partidos políticos cuatro que, durante tres décadas, se repartieron el poder político. Los más antiguos: PRI y PAN, fundados en 1928 y 1939. Le siguió el PPS que nación en 1948 y finalmente el PARM cuyo alumbramiento ocurrió en 1954.
Al romper el brazo militar el tricolor, nació el PARM y casi a finales del Siglo XX, solamente cuatro partidos políticos existían con registro nacional. La cuarteta la formaron los más antiguos, en orden ascendente, el PARM y el PPS.
En el intervalo, otros como el Demócrata Mexicano (PDM) conocido como “el del gallito” y cuyas raíces provinieron del sinarquismo, vivó 22 años y en 1997 desapareció.
Con la reforma política de José López Portillo, salieron de la clandestinidad otros que fueron luz fugaz. Unos de una elección, oros sobrevivieron hasta tres. El Partido Comunista que terminó como Partido Socialista Unificado de México (PSUM).
El boom de partidos políticos nuevos inició a finales del siglo pasado o principio del XXI.
Desde entonces hasta la fecha, nacieron y murieron Democracia Social, cuyo impulsor fue Gilberto Rincón Gallardo; Partido Centro Democrático, creado por Manuel Camacho Solís y Marcelo Ebrard; Partido Alternativa Socialdemócrata y Campesina, Nueva Alianza, surgido del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación con Elba Esther Gordillo al frente. Encuentro Social, que permaneció en la boleta nacional solamente una elección y fue sustituido por los mismos dirigentes como Partido Encuentro Solidario y Fuerza por México, fueron los más recientes en crearse con registro nacional y desaparecer como tales para quedar, junto con Nueva Alianza, con registro en entidades del país. Dejaron de ser nacionales.
A pesar de la influencia de la derecha en México, los partidos que nacieron para representarla, con excepción del PAN, han fracasado al no contar con votos suficientes que les permitieran seguir participando en las elecciones federales.
Tampoco los de las izquierdas -en plural- conquistaron la voluntad popular. El último en perder su registro es el PRD y antes que éste, el Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional, el Partido Mexicano Socialista y el Partido Socialista Unificado de México. Su origen, ya lo señalamos, fue el Partido Comunista y cedió su registro al PRD. Consiguieron seguidores, pero nunca se convirtieron en fuerzas políticas sobresalientes.
Tras el nacimiento del PRD, por primera ocasión un partido logró militantes de izquierda en número importante en México. Hoy, agotó su oferta política y ya no participará en las próximas elecciones federales.
EL ESCENARIO
PARA 2027
Ante el avance de Morena y el desgaste de los partidos históricos, de los que solamente quedan dos: PRI y PAN, el resto de los que participarán en los comicios federales de 2027 en busca de una curul en San Lázaro, son aliados del oficialismo. PT y PVEM mantendrán la coalición en tanto que los otros dos irán por su lado.
La experiencia de unificar fuerzas disímbolas y tratar de fusionarlas, no funcionó. La probabilidad de haber obtenido éxito en 2024 se diluyó más rápido que el tiempo en construir la coalición Frente Amplio por México formado por PRI-PAN-PRD.
Al finalizar 2020, las dirigencias de los tres partidos llegaron al acuerdo para ir en la coalición “Va por México”, para postular candidatos en 180 distritos electorales federales y en algunos estados en donde habría elecciones para gobernador y alcaldes.
El éxito en la Ciudad de México fue sorprendente. Arrebató la mitad de las Alcaldías a Morena y se registró la crisis en el partido gobernante a grado tal que el presidente López admitió que no se trabajó adecuadamente.
La Ciudad de México ha sido el bastión electoral más importante para el gobernante mexicano desde el año 2000, cuando con el aval del PRD ganó la elección que lo convirtió en el jefe de Gobierno del Distrito Federal.
Arrasó en las Delegaciones y en la Asamblea Legislativa.
El control era total. Impensable ser derrotados los candidatos.
Desde 1997, cuando por primera ocasión se eligió al jefe de gobierno capitalino, el PRD mantuvo la titularidad hasta 2018, cuando con la misma militancia de su antiguo partido, la arrebató.
En 2024 las oposiciones supusieron tener la sartén por el mago y aprovechando todas las fallas del gobierno federal y de los estatales en juego, entre ellos la Ciudad de México, crearon el Frente Amplio por México de donde surgió la conocida en su momento como el “torbellino Xóchitl”.
Sin embargo, pesaron más los intereses de los dirigentes partidistas que la participación exigua de la sociedad civil organizada.
El resultado es ampliamente conocido: Morena avasalló en los comicios de junio pasado y ganó la Presidencia de la República, la mayoría calificada en la Cámara de Diputados y quedó a tres escaños en el Senado de la República.
Bajo la premisa de que PAN y PRI se encuentran “desahuciados” por las actuaciones de sus dirigentes, cientos y quizá miles de militantes y simpatizantes, abandonaron la nave en la que surcaban los mares de la política.
Después de pasar del triunfalismo por los resultados en 2021, se presentó la tragedia: el PRD no alcanzó, por sí solo, el 3% de la votación para mantener su registro. El PAN perdió presencia en la Cámara de Diputados lo mismo que en el Senado y el PRI se convirtió en la cuarta fuerza política nacional. Ganó dos distritos electorales y logró tener bancadas en el Congreso gracias a la alianza y a la asignación de plurinominales.
LOS CULPABLES
¿QUIENES SON?
Pasada la borrachera por los festejos de 2021 y el aparente avance en 2023-2024, llegó la cruda realidad: los ciudadanos no fueron convencidos por la candidata presidencial y los aspirantes a 9 gobiernos estatales y 500 diputados y 128 senadores.
Con la asignación de plurinominales y la decisión de las autoridades electorales de otorgar más del 8% de representación proporcional a Morena, PT y PVEM, las oposiciones coaligadas en el Frente Amplio por México, quedaron a la deriva.
¿Quiénes fueron los responsables del naufragio?
Analistas, politólogos, académicos, políticos y militantes de los tres partidos, responsabilizaron a sus dirigentes Marko: Cortés, Alejandro Moreno y Jesús Zambrano.
La crisis en los tres partidos es notoria y notable.
Zambrano dejó de existir.
Cortés será relevado en noviembre en medio de la incertidumbre y el descontento de consejeros y militantes.
Moreno se apropió del partido, expulsó a sus críticos, impuso modificaciones a los estatutos avaladas por los consejeros políticos sometidos a sus criterios y con las reformas a los documentos básicos, se apropió de todas las candidaturas. Decide quién será candidato a una gubernatura, una curul de diputado o un escaño de senador. Hasta en las presidencias municipales su decisión es definitiva.
Los politólogos estiman que el PRI terminará sepultado en 2027 al perder su registro de partido nacional. Al PAN le dan vida hasta 2030. Movimiento Ciudadano, el partido que se negó a sumarse a las oposiciones en las pasadas elecciones, tampoco tiene asegurada su permanencia. Los resultados de ir en solitario, no garantizan su existencia.
Luego entonces, los responsables de la debacle electoral de los “históricos” solamente tiene una explicación: cansaron a los ciudadanos con sus ofertas políticas.
LOS PEQUEÑOS SE
HACEN GRANDES
A partir de los resultados de las pasadas elecciones federales, estatales y municipales, el partido del Trabajo y el Verde Ecologista de México, pasaron de ser pequeños y se convirtieron en medianos y amenazan con engrandecerse.
Por el contrario, los “grandes de antes” se achicaron y su probable desaparición está a la vuelta de la esquina: en 2027 para el PRI y 2030 para el PAN.
La maquinaria político-electoral del gobierno federal a través de Morena, es una réplica de lo que se hizo en el pasado con el PRI como partido hegemónico primero y después dominante.
En el pasado, PPS y PARM junto con el PVEM pasaron de ser pequeños partidos para convertirse en satélites del priísmo y dominar el Congreso de la Unión, los congresos estatales, las gubernaturas y las presidencias municipales.
Y LO QUE VIENE,
ES DESCOLORIDO
La crisis que se vive en las oposiciones y en la sociedad civil organizada por el fracaso en las elecciones, no ha despertado del letargo en que han vivido.
En un intento por tener “algo nuevo” se anuncia la formación del Partido Frente Cívico Nacional.
El espacio dejado por los otrora grandes partidos, no será llenado por un nuevo instituto conformado con los mismos personajes que han pasado de partido en partido.
Quienes formaron el Frente Cívico Nacional intentaron generar la inercia y empatía con la sociedad civil organizada, prácticamente desmantelada desde el arribo de la actual administración al gobierno federal. La oportunidad estaba a la vista y los dirigentes partidistas la desaprovecharon.
Hoy con Guadalupe Acosta Naranjo, presuntamente uno de los organizadores del nuevo partido, no se advierte el cambio para despertar el interés de los ciudadanos.
De concretarse el proyecto y en 2027 aparecer en la boleta electoral, será más de lo mismo.