Género y Lenguaje

Schuyler Bailar. Él/ella/elle: Cómo hablamos de género y por qué es importante. Editorial Tendencias. Madrid, España, 2024, 416 páginas

 

DAVID MARKLIMO

 

Este libro viene a cuento de la siguiente imagen: la boxeadora argelina Imane Khelif necesitó solo 46 segundos para asegurar su lugar en los cuartos de final de la categoría de hasta 66 kilogramos en los Juegos Olímpicos de París. Su oponente italiana, Angela Carini, se retiró tras recibir dos fuertes golpes en la cabeza y posteriormente, entre lágrimas, rechazó el saludo con la boxeadora argelina. La participación de Khelif en los Juegos de París había generado mucha controversia debido a su descalificación en el Campeonato Mundial en marzo de 2023 en Nueva Delhi. En ese momento, Khelif no pudo competir en la final por el oro mundial tras una prueba de ADN. La Asociación Internacional de Boxeo (IBA) justificó la descalificación alegando que la argelina infringía la norma que prohíbe la participación de personas con cromosomas XY en competiciones femeninas. Por la misma razón, la taiwanesa Lin Yu-Ting, que había ganado bronce en el mundial, también fue descalificada posteriormente. 

Su participación en los Juegos Olímpicos fue posible porque la norma del Comité Olímpico Internacional es distinta: estaba ya el antecedente de la sudafricana Caster Semenya. Resulta, que en raras ocasiones, existen mujeres con características sexuales femeninas que también poseen el cromosoma Y masculino. El debate vino acompañado de una serie de descalificaciones de la primera ministra italiana, que directamente tildó a Khelif de varón. Las fake news hicieron el resto. El debate estaba servido.

Quizás por eso la lectura del libro Él/Ella/Elle: Cómo hablamos de género y por qué es importante permite un acercamiento más profundo a la propia diversidad biológica que los seres humanos tenemos. El autor Schuyler Bailar se hizo un nombre como el primer nadador abiertamente transgénero de la División de la Asociación Nacional de Atletas Universitarios (NCAA por sus siglas en inglés). Reclutado en 2013 como miembro del equipo femenino de Harvard, hizo la transición durante un año sabático y luego eligió nadar en el equipo masculino. Desde su graduación, Bailar ha trabajado a tiempo completo como activista y ha hablado en casi 500 escuelas, corporaciones y organizaciones sin fines de lucro. Su libro nos trae una guía esencial y urgente que cambia por completo la conversación sobre la identidad de género. Más que nada, es un testimonio sobre cómo afrontar una transición de género. Es un libro honesto, lleno de valor, que conmueve.  Intenta transmitir un mensaje: es necesario mostrar solidaridad con las minorías. 

Por decir algo, asumir una decisión, esa incomodidad de no encajar con tu propio cuerpo, hasta el punto de transformarlo, es sumamente dolorosa, pero también llena de valentía. No es una decisión que termina propiamente con el cambio de sexo, pero Bailar sí responde a la pregunta de si se vuelve más fácil al asumirla. Desde su experiencia, no hay más que una afirmación, un rotundo sí que celebra la alegría de sentirse cómodo y completo. 

La lectura destaca el cómo sus padres fueron desafiados al comienzo de su transición, aunque finalmente llegó un punto en el que se dieron cuenta de que confiar y amarle era más importante que comprender. Viene la primera pregunta: ¿es comprender el objetivo? Quizá no. Lo que si es importante es entender que el principio de la intolerancia se presenta cuando, como sociedad, utilizamos esa falta de comprensión para impedir ofrecer amor, validación o incluso simplemente dar espacio sin actitudes derivadas de la moralidad. 

También, es importante el uso del nombre y los pronombres correctos. Estamos hablando de la identidad de una persona, de cómo se asume ante el mundo. Por eso, defiende que es necesario corregir a las personas cuando se confunden con el género e intentan ayudar. Se trata de un aprendizaje continuo y constante. Incluye cometer errores, decir algo incorrecto, no tener las palabras adecuadas. Bailar nos menciona que la gente tiene más miedo en este momento de ser llamada “transfóbica” que, de los impactos de la transfobia. Es un miedo egocéntrico, pero que puede servir para intentar dar lo mejor de nosotros mismos. 

El uso del lenguaje, pues, se vuelve fundamental. Usar las palabras adecuadas, finalmente, es demostrar que te preocupas, que ves y que respetas al otro. Es, pues, el principio de la convivencia y la tolerancia.

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