La Función Pública y la Paciencia del Ciudadano

 

ULISES CORONA*

 

Por efectos del destino, que juega con los dardos, y también juega a echar los dados, de alguna manera, poco o mucho, cercana o lejana, siempre tenemos que ver con alguien que forma parte de la función pública.  

 

El ejercicio de gobierno siempre conlleva el formar parte del gobierno de cualquiera de sus niveles o en los tres poderes en los que se divide; el ser burócrata no es peyorativo de no trabajar o flojear en la chamba. Platón estaba en un pequeño buró, tomando notas de las enseñanzas de Aristóteles (La República S. IV a. C) y desde ese espacio daba cuenta de las decisiones que la cosa y la res públicas se tomaban como el interés superior de la República, y con ello dando constancia de la pluralidad del mandato ciudadano.

 

En ese momento, la paciencia ciudadana empezaba a tomar medida y cuenta de las capacidades de respuesta del gobierno en turno para validar y legitimar ese ejercicio de poder.

 

Por lo que, una pieza importante de sociedades construidas democráticamente es la posibilidad de espera y contención a la respuesta de sus peticiones en primer término y exigencias a éstas cuando la paciencia es ya limitativa.

 

Asimismo, el control social y paciencia están desde esos días muy interrelacionados para la manutención de la paz social.  

 

Las características para que toda sociedad este mínimamente contenida (como las de hoy) desde el punto de vista de la paciencia colectiva, considero son:

 

-Una sociedad medianamente constituida en un grupo heterogéneo común, en sus ambiciones y deseos.

-Una sociedad que tenga los mismos objetivos y metas a lograr.

-Una sociedad que no vea más allá que soluciones mediáticas y corto clasistas de prontas soluciones.

-Una sociedad que esté satisfecha con los contenidos que de cultura y diversión que están establecidos y no siempre seleccionados por ésta.

-Una sociedad en el que el concepto de educación no sea cuestionado más allá que el propuesto y vigente al momento.

-Una sociedad sostenida en niveles básicos de satisfactores e insumos de manutención social, como; vivienda, vestido, trabajo, salud, seguridad pública, alimentación e incluso diversión.

 

¿Y si la paciencia se agota?

 

Se requiere otro grupo social que pueda fácilmente restituir esa paciencia en otra, por medio de otros satisfactores sociales emergentes.

 

Por lo que la función pública tiene una gran responsabilidad para que esa sociedad pueda consolidar nuevos estadios de convivencia y armonía; supondríamos que esto es tarea de la propia sociedad y capacidad de motivación, crítica y auto crecimiento; contrario a esto, hemos visto que estamos interactuando en sociedades conformistas y sí…muy placenteras.

 

Por lo que ahora la tarea de la función pública, la visión de los gobiernos -y con esto su misión-deberá cambiar y transformarse en detonadora de activismo social y emancipadora de nuevos lumbrales de activismo social.

 

Eso es importante a sabiendas que será ahora, el estatuto de gobierno, sus estrategas e intelectuales quienes tendrán la capacidad de conducción de esta sociedad, que tiene las características anteriormente señaladas. 

 

Sólo queda la esperanza de que no toda la sociedad sea así, y pueda multiplicar otras alternativas de interrelación social y gubernamental, diferentes modos de entender el complejo tejido social y sus futuros escenarios. “La configuración de espacios de reflexión, discusión y análisis en donde las alternativas estén dadas en función de otras opciones y formas de vivir y entender lo social”, y que el espacio público podamos aceptarlo no en función o termómetro de paciencia, es decir, mientras esté bien, está bien. 

 

Sino que, si no están bien las cosas, que no sea la paciencia la que determine un hecho, contrario a ello sea la acción.

Académico Universitario*

 

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