POR EZEQUIEL GAYTÁN
Se argumenta con razón que no todo en la vida es política y eso es verdad. La condición humana va mucho más del reduccionismo a los influjos y encantos del poder político o el económico. Los seres humanos tenemos motivos que van más allá de la relación mando-obediencia y del poder adquisitivo. Las motivaciones y anhelos que la humanidad tiene para vivir incluyen sentimientos, ilusiones y esperanzas. De ahí que la política no lo es todo y, desde mi punto de vista, sería muy triste que el único impulso de la vida fuese el poder.
Es cierto que Marx dijo que la economía es el motor de la historia de la humanidad y, grosso modo, no deja de ser cierta la lucha de clases. Pero, considero que hay otros motores. La humanidad postula otros valores como el amor, la paz y la libertad. En lo personal retomo, por ejemplo, “La carta de Jamaica” escrita por Simón Bolívar en 1815 en la cual se lee entre líneas que el libertador estaba convencido del Derecho Natural, era un hombre que conocía “El contrato social” de Rousseau y que los pilares de la independencia y libertad de los países eran debido al espíritu de libertad de la humanidad. En otras palabras, para él, la obra de Montesquieu “El espíritu de las leyes” era un texto fundacional en el proyecto y disertación en contra del colonialismo. De ahí que soy uno más que sostiene que las ideas de la Ilustración fueron enriquecidas por latinoamericanos, incluyendo a Morelos. En otras palabras, tanto Bolívar, como Martí y Morelos, entre otros, vieron en la lucha por la independencia los principios de libertad, igualdad y justicia. Consecuentemente, la dignidad del espíritu humano va más allá de lo económico.
Que quede claro, la política no lo es todo, aunque si hay que reconocerle tres atributos: ciencia, técnica y arte. La acción de cualquier gobierno en la actualidad debe de ir más allá del plano bidimensional de la real polítik y la economía. Léase, gobernar tiene su ciencia, aunque el presidente López Obrador lo niegue, pues definir conceptualmente objetivos, estrategias y tácticas demanda el planteamiento de hipótesis, tesis y antítesis. Lo mismo ocurre si vemos en el ejercicio del gobierno la importancia de los métodos y técnicas en la construcción sólida del andamiaje institucional, ya que sus cimientos deben ser macizos y su montaje planeado y sólidamente estructurado. Finalmente gobernar es un arte debido a que exige sensibilidad acerca del pulso social, de los sentimientos (afectos y desagrados) que condensan consensos y disensos entre la sociedad. En otras palabras, no todo es medible; por ejemplo, recordemos que en “La tragedia de Antonio y Cleopatra” de William Shakespeare el inseguro romano, en materia erótica, le pregunta a la egipcia ¿cuánto me quieres? y ella responde “pobre del amor que pueda ser medido”.
Por lo anterior, concluyo que no todo en la vida es real polítik. La vida de las naciones y de las personas proceden de pasiones, vocaciones y emociones preñadas de magia y sueños. Lo místico y lo mítico de la vida son parte de lo que somos y el espíritu humano por eso puede ser grande, pequeño e inclusive mediocre.
Las contradicciones de la vida, comprendidos los absurdos, orientan y desorientan nuestras decisiones y sólo el tiempo nos dirá acerca de las consecuencias. En todo caso, somos responsables y por lo mismo debemos de asumir comprometidamente los costos y frutos. Por eso, en una democracia, asumo que nuestra próxima titular del poder Ejecutivo Federal es Claudia Sheinbaum. Y de ahí que ya no puede evadir la relación formal y ética con todos los mexicanos. Ella queda obligada a gobernar también para quienes no fueron adeptos a sus propuestas. Ahora se requiere una oposición digna que le respete sus espacios de gobierno, pero no por eso se le debe dejar de criticar si acaso hay inconformidad. Lo cual significa que sigue vigente nuestro derecho a disentir y criticar.
El eje de la lógica democrática es que un partido político no puede ganar siempre o perder siempre. Ahí tenemos los ejemplos de los partidos comunistas del socialismo real europeo y al Partido Revolucionario Institucional. Instituciones fundamentales en los anales de la historia que ahora son motivo de estudio y, en algunas personas, suspiros nostálgicos.
Por eso la política es ciencia, técnica y arte y no sólo el poder por el poder. Lo que significa que representa un universo basto y rico en conocimientos teóricos y prácticos, pero no lo es todo. La coherencia lógica y la incoherencia absurda de la política son parte de lo que somos: por un lado, una sociedad impulsiva, interesada y convenciera y, por el otro, una pléyade de solidaridad, trabajo y enjundia.
