Yo Campesino
•Disminuir déficit del 5.9 a 3.5 por ciento, es pura demagogia de la 4T
Miguel A. Rocha Valencia
Una cosa son los “buenos deseos” y otra la realidad financiera con que la nueva administración recibirá al país sobre todo si hay compromisos de gasto y pagos ya comprometidos que harán imposible disminuir el déficit con todo y que se hagan adelantos a para cubrir deuda del año próximo y se reduzca el gasto en 900 mil millones de pesos.
Financieramente es posible, pero políticamente será muy difícil ya que gran parte del presupuesto se irá en la consolidación de la base chayotera de seguidores de la 4T con cerca de un billón de pesos.
NO se olvide que, además, habrá otros 600 mil millones de pesos de deuda que se contrae fuera de presupuesto para darle algo de liquidez a la siguiente administración, con todo y que el transexenal secretario de Hacienda Rogelio Ramírez de la O ajuste el presupuesto de egresos con los 850 mil millones menos de este año electoral donde se echó todo el dinero por la ventana, incluyendo el déficit de casi seis por ciento que se presupuestó para asegurar la adquisición de votos en favor de la 4T.
De tal suerte que la famosa consolidación fiscal que intentará reducir el déficit de 5.9 por ciento a 3.5 por ciento para el siguiente año, será como todo el sexenio que padecimos, una entelequia y si en 2025 se intenta hacerlo, será con un alto costo a la inversión pública real y con ello, habrá que decir a los 42 mil o 47 mil millones de dólares ofrecidos por el sector privado a lo largo de la siguiente administración.
Así ocurrió en el sexenio del ganso, los empresarios le ofrecieron en 2019 invertir más de 36 mil millones de dólares en proyectos constructivos de gobierno que no se realizaron pues el dinero se fue en acciones directas al aeropuerto de Santa Lucía, el tren Maya y la refinería, que además quedaron en manos con todo y proyecto, de las fuerzas armadas.
El sector privado sólo tuvo participación como contratista y aunque se usó dinero fiscal, el trenecito lo financió Banobras. Carso e ICA, no pudieron dinero, solo la mano de obra y maquinaria.
Recordemos que incluso el propio mesías tropical en una de tantas mañaneras prometió que no recurriría a deuda y fue lo que más hizo, marcó récord con casi siete billones de pesos y lo que se acumule porque todavía tiene tres meses para hacer de las suyas.
El caso es que si ciertamente se disminuye el déficit “legal” en el presupuesto 2025 y se coloca en 3.5 por ciento, que ya es muy alto, al final de cuentas es deuda que abultará el pago de intereses que ya de por sí superará los 600 mil millones de pesos, incluidos los correspondientes al vencimiento de los 2.7 billones adquiridos durante 2023 y 2024 con tasas por arriba del 11 por ciento pues se trata de documentos gubernamentales, bonos o cetes. Eso sin contar los ya mencionados 600 mil millones para que abra el próximo gobierno.
En todo caso es deuda que “amarra” gran parte del presupuesto lo mismo que los programas sociales que con los ajustes prometidos por la siguiente inquilina de Palacio Nacional se llevarán gran parte del gasto.
Es decir, la idea de disminuir el déficit a 3.5 en 2025 es una noticia muy positiva para todos, ya que habla de la intención de disminuir el nivel de adquisición de deuda pública ya que pesar ser muy elevado “habla” según los expertos de intentar una consolidación fiscal paulatina, “aunque fuera del 4.5 por ciento”.
Sería un buen mensaje para las calificadoras de inversión ya que como dicen expertos como UBS de México, daría tranquilidad a los dueños del dinero quienes esperan que más allá de que los Requerimientos Financieros del Sector Público sean para este año de 5.9 del PIB, el más elevado en tres décadas, el gobierno entrante tenga la capacidad de diseñar una disciplina que disminuya el déficit fiscal.
El riesgo de hacerlo también advierte es que podría provocarse un proceso recesivo, peligro que pueden tomar los cuatroteros pues les quedarían cinco años para recuperarse y hacer que la memoria corta de los mexicanos “olvide” el mal rato, sobre todo si se le da dinero gratis a una base electoral que crecerá, de acuerdo con la oferta de la futura presidenta, en casi 30 por ciento.
Claro, como ocurrió con el profeta cuatrotero, todo puede quedar en buenos deseos o vil demagogia ya que sí recurrió a deuda externa como ninguno de los odiados neoliberales.
Veremos…