Así no se borra la historia

Punto de Vista

 

Así no se borra la historia

 

Por Jesús Michel Narváez

 

En el mundo de las ocurrencias de los funcionarios de la 4t, surgen intentos de borrar la historia.

Al señor Batres -jefe de gobierno sustituto- se le ocurrió o le presentaron la “ideota” de borrar de la nomenclatura capitalina todas las calles que tengan por nombre Gustavo Díaz Ordaz.

Seguramente por la matanza de Tlatelolco. ¿Hay algo más que no sepamos?

Comenzar con el presidente poblano que jamás se arrepintió de haber tomado la decisión de enfrentar y, de paso, masacrar a estudiantes aquel 2 de octubre de 1968, parece simplemente un baño de agua tomada de las viviendas de la alcaldía Benito Juárez.

Si con quitar los nombres a las calles, cambiarlos por el de mujeres talentosas, brillantes y hasta patriotas, no representará que a ellas se les respeten sus derechos, sus libertades y sus opiniones.

No en esta administración.

Y si de cambiar los nombres de trata, habría que retirar las de Porfirio Díaz, cuya dictadura es recordada por el huésped temporal de Palacio Nacional y, sin embargo, cuentan con docenas de calles en diversas colonias y en distintos estados y municipios.

Sería necesario eliminar las que llevan el nombre de Miguel Alemán. Sobre todo, las costeras de Acapulco y Veracruz, en donde la gente conoce cómo llegar a los sitios correctos siguiendo la ruta existente.

Son demasiados nombres los que habría que borrar para satisfacer el ego de su “altísima” y sus sumisos integrantes de la corte.

En los tiempos de los reyes mexicanos, la brutalidad con la que se les arrancaba el corazón a los que habría de sacrificar para satisfacer a los “dioses” y, por tanto, aunque no existían los derechos humanos, los violaron con singular alegría. A ellos también se les debe retirar de la nomenclatura capitalina y nacional y colocar solamente a doña Marina, sí, La Malinche.

Haber retirado la estatua de Cristóbal Colón de Paseo de la Reforma para arrumbarla en alguna casa de potentado alguno -así como Corona del Rosal se llevó la original figura de La Diana y Hank González las palmeras que derribó para hacer sus ejes viales-, no eliminó la grandeza del navegante genovés.

Y si se trata de mover esculturas, no estaría por demás remover la de Fidel Castro y el Che Guevara, muy lucidora, en la Plaza de Garibaldi. ¿Cuál mérito tiene quien se convirtió en el más longevo de los dictadores de América Latina? Olvidó la esencia de la revolución cubana, se perpetuó en el poder y para colmo, lo heredó a su hermano y éste a uno más de los “rabanitos” cubanos.

Si la ocurrencia del señor Batres o de sus asesores, no tiene fines políticos, qué expliquen las razones para desaparecer las calles con los nombres de quienes gobernador este país y, con todos sus defectos, hicieron lo que creyeron correcto para la patria.

Es similar a lo que realiza el inquilino del virreinal palacio: cree que lo que hace es en beneficio del pueblo bueno y olvida que hay otro pueblo, el malo, que también protestó gobernar.

Porque ser Presidente de México lo dice todo: el país completo, con sus habitantes sin excluirlos, sin humillarlos, sin manipularlos.

Al final de su mandato, no faltará, como lo hiciera el alcalde de Atlacomulco, construirle una estatua que, por cierto, aún está de pie después de haber sido derrumbada.

E-mail: jesusmichelmp@hotmail.com, Facebook Jesus Michel, X @misionpolitica y en Misión, Periodismo sin Regaños martes y jueves de 16 a 17 horas por Radio Cañón en el 760 de amplitud modulada

 

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