A la Vuelta de la Esquina
IVÁN RUIZ FLORES
Y llega a su fin en México uno de los peores sexenios para el medio ambiente y la biodiversidad de que se tenga memoria, con crisis en materia de agua, de selvas, de bosques, de especies…
En picada está el país en esta materia. Aseguran los científicos que en la República Mexicana se ha perdido ya 50% de los ecosistemas naturales en bosques templados, selvas húmedas y secas, bosques nublados, pastizales y matorrales.
La Cepal considera que la destrucción del hábitat es resultado de los cambios de uso de suelo, ya sea por cultivos agrícolas, expansión urbana, construcción de carreteras u otras causas.
México podría ser el ejemplo de ello en el sexenio que termina, ya que hubo una grave destrucción, avalada por el gobierno, como fue en la selva del sureste por la construcción del Tren Maya, cuyas obras ocupan una superficie de 10 mil 831 hectáreas, de las que 61% (6,659 ha) corresponden a selvas que ahora han sido deforestadas.
Sí, el sexenio por concluir quedará en la historia como uno de los peores en materia de medio ambiente ya que, dicha construcción trajo como consecuencia la deforestación de 2 mil 500 hectáreas de selvas húmedas y secas.
Como consecuencia, 170 especies animales fueron afectadas. Por ejemplo, la Guacamaya Roja (en vías de extinción), de la cual sólo hay ejemplares en aquellas zonas, debido a que ya desapareció en Campeche, Tamaulipas, Tabasco, Veracruz y Campeche. Ahora los especialistas temen que también sea exterminada por aquellos lares.
Y ni que decir del jaguar, también lastimado por dichas obras, aunque aún subsisten ejemplares en Yucatán, Oaxaca y Chiapas, así como unos cuantos en Nayarit, Sonora, Jalisco, Sinaloa, Colima y Michoacán.
Insistentemente se ha dicho que el cambio climático global y la pérdida de la biodiversidad son dos de los problemas ambientales más importantes que enfrenta la humanidad hoy día.
México no se salva, no sólo por la irresponsabilidad gubernamental al ordenar obras destructivas, sino por la irresponsabilidad de los habitantes de varios pueblos que también lesionan bosques.
La mayor pérdida en América Latina depende, tanto de factores locales como de presiones económicas y demanda de recursos que no son locales, ha señalado la Cepal.
“Además de perder cantidad neta de hábitat natural, los procesos de cambio de uso de suelo forman fragmentos de hábitat de diferentes tamaños y distancia entre sí. Los más pequeños muchas veces no tienen la viabilidad para mantener poblaciones de especies o procesos ecológicos necesarios, por lo que se producen extinciones o pérdida de servicios ambientales locales. Es decir, hay una pérdida secundaria asociada a la fragmentación relacionada con la calidad de los fragmentos de hábitat remanentes”.
Asimismo, expone:
“La extinción de especies se debe a múltiples factores, el mayor, seguramente es la pérdida de hábitat, pero también se conjugan presiones directas como la sobreexplotación y el comercio legal e ilegal que tienen un impacto enorme en ciertos grupos de especies, especialmente carismáticas como cactos, orquídeas o aves vistosas y también aquéllas usadas para alimento (por ejemplo, muchos recursos pesqueros sobreexplotados)”.
REFLEXION DEL
NUEVO GOBIERNO
Los integrantes del nuevo gobierno que tomará posesión en México en octubre, deberán reflexionar en lo que han dicho desde la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe (CEPAL):
“La desaparición de especies y poblaciones puede ser más rápida que la generación de conocimiento de ellas, lo que vulnera nuestra capacidad de respuesta. Un caso que lo ilustra es la estación biológica San Ignacio del Huinay que comenzó a funcionar en diciembre de 2001 en la parte continental de Chile frente a Chiloé, una zona de escasa accesibilidad muy biodiversa y poco estudiada. Gracias a su impulso científico, se han identificado más de 50 nuevas especies submarinas y el doble se encuentran en proceso de identificación. Sin embargo, durante el curso de una década se ha detectado la desaparición de bancos completos de corales de aguas frías, en gran medida afectados por la industria salmonera y de bivalvos de la zona”.
También refiere:
“Otro caso menos evidente, es el síndrome de los “bosques vacíos”, que ocurre incluso en selvas o bosques que a simple vista parecen bien conservados, en donde los vertebrados grandes y algunas aves cazadas ilegalmente prácticamente han desaparecido, por lo cual el papel ecológico que desempeñan en el ecosistema se ve afectado severamente”.
Y ciertamente, como los expertos advierten, uno de los problemas que enfrentamos es que la desaparición de especies y poblaciones puede ser más rápida que la generación de conocimiento de ellas, lo que vulnera nuestra capacidad de respuesta.
“Un caso que lo ilustra es la estación biológica San Ignacio del Huinay que comenzó a funcionar en diciembre de 2001 en la parte continental de Chile frente a Chiloé, una zona de escasa accesibilidad muy biodiversa y poco estudiada. Gracias a su impulso científico, se han identificado más de 50 nuevas especies submarinas y el doble se encuentran en proceso de identificación. Sin embargo, durante el curso de una década se ha detectado la desaparición de bancos completos de corales de aguas frías, en gran medida afectados por la industria salmonera y de bivalvos de la zona.”
Y como en México tampoco nos salvamos de las especies invasoras, dicen científicos -como Pauchard-, que son aquéllas que se logran establecer fuera de su distribución natural y colonizar esa área, afectando la biodiversidad local al desplazar las especies nativas, por medio de parasitismo, depredación, transmisión de patógenos, modificación del hábitat, hibridación y competencia con especies nativas.
“Al ser especies introducidas accidental o intencionalmente por razones comerciales, de ornato u otras, carecen de las medidas de control natural de su área de distribución original (por ejemplo, depredadores) y desarrollan un comportamiento diferente y “agresivo”. Los impactos ecológicos, económicos y hasta sanitarios de las invasiones biológicas son enormes y se han reportado pérdidas valoradas en millones de dólares en muchas partes del mundo. Sin embargo, en ALC hay fuertes vacíos de información y son pocos los países que se están preparando para controlar esta amenaza (ibidem).”
Ojalá y en la cartera de medio ambiente en el nuevo gobierno se coloque alguien que defienda el medio ambiente y busque que no lo destruyan.