¿Hacia Una Nueva Constitución?

Justice. Judge hammer on the table

*Hoy Existen Voces que Claman Llevar a Cabo un Congreso Constituyente

*Una Nueva Constitución no Debe ser por Impulso Caprichoso y Menos por Imposición

*Buscan, Reformas Centralistas que Cercenan Principios Democráticos y el Debate Público

*Hay la Idea de Cambiar Reglas y Sólo Ingresen a la Cámara de Diputados los que Ganen por Mayoría

*La Pretensión es Dejar a un Lado a los Plurinominales, en Contra de la Tradición Democrática 

ALEJANDRO ZAPATA PEROGORDO

De facto estamos incursionando hacia un modelo diferente, tiene que ver con un cambio de régimen que a la vez incide en el pacto social. La cuestión vuelve a abrir la añeja discusión sobre las reformas constitucionales o de plano llevar a cabo todo un proceso integral que abra el paso para una nueva constitución.

La que actualmente tenemos fue producto de la lucha revolucionaria de 1910 y, aunque Venustiano Carranza solamente presentó un paquete de iniciativas para reformar la de 1857, terminó siendo un parteaguas ante la conformación de una nueva constitución.

En estos momentos existen voces que claman llevar a cabo un Congreso Constituyente, no obstante, que al paso de los años y ante los diversos cambios políticos la Carta Magna ha sufrido infinidad de reformas, tanto en la adecuación del sistema orgánico como de manera relevante la parte dogmática.

En efecto, debe destacarse las reformas constitucionales en materia de derechos humanos, donde se adopta una filosofía humanista y garantista en aras de proteger, conservar y garantizar los derechos y las libertades de las personas, bajo el principio de interpretación propersona.

Cada vez que se ha tocado el texto de la norma suprema, se han buscado los más amplios consensos al ser un documento fundamental y, por lo mismo, su transformación, adecuación o cualquier reforma, se ha entendido que no puede ni debe ser por impulso caprichoso de nadie y, menos por imposición.

Debido a ello, me ha causado extrañeza y es motivo de preocupación el escuchar voces que, ante el triunfo electoral de Morena, tomaron un ánimo de cambiar la constitución o, cuando menos, hacer reformas con tendencias claramente centralistas con un espíritu que cercena los más elementales principios democráticos y el debate público.

A pesar de que México es un país plural y, que en democracia es importante escuchar a todas las voces, respetando a las minorías, ha surgido la idea de cambiar las reglas de ingreso en la Cámara de Diputados, para que solamente ingresen aquellos que obtengan el triunfo por mayoría, dejando de lado los plurinominales.

Tales intenciones rompen con el espíritu de las reglas fundamentales e inclusive de la tradición democrática de las izquierdas progresistas, así como de la función social, política y de Estado que corresponde al Poder Legislativo, como centro del debate público.

El sistema mixto permite trasladar la voluntad de los electores a la integración de la Cámara, sin distorsiones, es decir, que si un instituto político tuvo un porcentaje de votación aun sin obtener mayorías del 20%, en esa misma proporción deberá estar representado; por el contrario, con la formula propuesta, con el sesenta porciento de los votos un Partido puede ganar los 300 distritos y quedarse con el cien por ciento de la conformación, lo que ocasionaría una sobrerrepresentación que no viene de las urnas.

Además, bajo ese último escenario se pierde el elemento esencial del debate parlamentario, siendo indispensable el escuchar a todas las voces, respetando a las minorías que también cumplen una especial labor social, propician los equilibrios y nutren la vida democrática.

Este y muchos otros temas se ponen en la mesa de las discusiones, me preocupan los objetivos, que no necesariamente pueden ser en beneficio de los mexicanos.

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