No fue Fraude, fue Hartazgo

SILVESTRE VILLEGAS REVUELTAS

Hace poco más de dos meses, unos amigos y yo estábamos comiendo en un restaurante “de alta gama” como dirían hoy; como sucede hace más de cuatro décadas, en nuestra amistad se llega en algún momento a los asuntos políticos, léase en este momento la campaña presidencial. Le dije a un muy apreciable amigo panista de cepa y sopa, parafraseando a Gil Gamés, a. Pérez Gay, que la casi sexenal campaña de mentiras y odio que ha construido la Marea Rosa y sus adláteres, terminaría por ser contraproducente a sus intereses, porque la gente por simple reacción votaría a favor de los colores coaligados en la 4T.

Imagínese usted estimado lector a un dueño de negocio, gerente de una compañía, directivo de plantel escolar privado, SOCIO DE CLUB DEPORTIVO o simplemente a una patrona del hogar que todos los días ordena de mal modo a sus diversos empleados que hagan esto, que está prohibido aquello, que los chairos-morenos (color de piel) son unos imbéciles, que solo los flojos aceptan vivir de “las limosnas” que les da el gobierno… en fin que todos los días y varias veces al día despotrican contra lo que hace y deja de hacer -según su óptica- el régimen de López Obrador y que los que apoyan a la 4T son unos pendejos. La reacción es simple y llana: votar en contra de los candidatos, proyecto, colores, que representan la opción de aquél jefe, patrona o cliente que me maltrata, me truena los dedos y me desprecia olímpicamente. Pero lo señalado atrás es una lectura incompleta dado el análisis que se puede hacer de los números del PREP, a todos los niveles de la votación, a lo largo de los municipios y estados que conforman la federación mexicana.

Yo no dudo, porque hasta Jesús dudó, que de la totalidad de las casillas instaladas y en ciertos lugares muy específicos de la geografía nacional, existiera manipulación de votos, compra de los mismos, e inclusive pero más difícil, la alteración de actas. Puedo inclusive ponderar y entrar en el sospechosismo (Creel dixit) acerca de que hasta cierto grado se manipuló la elección. Pero, estimado lector, un fraude mayúsculo electoral es conseguir desviar uno o dos puntos en los resultados de la votación. Sin embargo, para el caso de las pasadas elecciones en torno a la presidencia de la república faltan en promedio 28 puntos: una cantidad millonaria de votos. 

NO EXISTIÓ EN LA VOTACIÓN DEL 2 DE JUNIO UN FRAUDE, NI ELECCIÓN DE ESTADO como hoy día siguen aseverando algunos comentaristas y se replica en las irresponsables redes sociales. Por ley electoral y de años atrás, se recontarán el 60% de las casillas electorales, haya o no demanda para ello –a ver como lo tergiversan las redes.

Otro gran problema a lo largo de esta larguísima campaña electoral es la percepción que tiene el ciudadano en su persona, individual y única de las tendencias, números, afinidades electorales, acusaciones y programas que los partidos y sus candidatos llenan todos los espacios de comunicación pública, y privada también. Si usted, estimado lector, vive en la alcaldía Benito Juárez, votó en alguna casilla del municipio de Boca del Río y se formó para ejercer su voto, con amigos y parientes en la casilla correspondiente a la colonia Campestre de: Ciudad Victoria, Celaya, Morelia y un largo etcétera, el resultado de la votación que fue recopilado por los funcionarios de casilla demuestra el resultado local, pero de ninguna manera es la tendencia municipal, estatal o nacional. Cuando el partidista y la Marea Rosa se ven a sí mismos, piensan que sus querencias son las del resto de los mexicanos: ello es una miopía y por añadidura mentira de dimensiones colosales. Por favor, le pido al lector que baje en su computadora los mapas que dividen a la república mexicana y, GRAFICAMENTE, se dará cuenta que el distrito donde ganó su partido es microscópico frente al total de las circunscripciones y peor, lo pequeño que representan las casillas en el universo de la pasada elección.

Hay que voltear la página si queremos, como aspiran nuestras élites político-económicas, parecernos a ingleses, ciudadanos del Canadá o Australia y trabajar para que el final del sexenio de López Obrador sea lo más racional y positivo para el bienestar de la república. Ya sé que lo positivo depende de la óptica de quien esté juzgando. Pero hay datos duros para México que la ciudadanía en su conjunto y sus capitanes de empresa deben tener como mira esencial: fortaleza del peso, inflación controlada, datos positivos de un empleo generalizado, bien remunerado. NADA DE HUELGA O PARO NACIONAL porque éstas dañan los intereses generales de la república: pregúntenselo a los argentinos y chilenos.            

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