A la Vuelta de la Esquina
IVÁN RUIZ FLORES
No será porque no lo hayan advertido a tiempo y constantemente. Las alertas de los científicos han sido sistemáticas respecto al cambio climático y de ello se han hecho eco las universidades.
Es el caso. Se dejó claro que los sucesos de 2023 y de prácticamente toda la década en cuanto al intenso calor simplemente son alertas de lo que se avecina.
El año pasado lo reiteraron en la UNAM. Constantino González, del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático, así lo planteó y lo dio a conocer a través de la revista de la institución.
Se refería al informe anual de aquel momento, publicado en The Lancet (la prestigiada revista científica fundada en 1823 en el Reino Unido) trataba acerca de la “Cuenta regresiva sobre la salud y el cambio climático”, en la cual se advertía que, de no tomarse medidas para desacelerar el cambio climático en el mediano y largo plazos, se estaría poniendo en riesgo la salud de la humanidad.
No sólo esto, sino que daban fecha, al precisar que para 2050 el calor aumentaría 4.7 veces. Hoy, en México y en el mundo estamos padeciendo el tremendo calor y conociendo de la cifra de víctimas por el mismo. Por ejemplo, en 2023 fallecieron por ese motivo 112 personas en diversas entidades de la República Mexicana, durante las tres ondas de calor más intensas.
Hoy, en 2024 se han pronosticado que se registrarán cinco olas de calor. De acuerdo a los especialistas las mismas suelen permanecer dos o más días. Hoy por el cambio climático estas no solamente son más prolongadas, sino más extremas y más frecuentes.
40 MUERTOS AL
CIERRE DE MAYO
En nuestro país, se registraron en mayo que acaba de concluir, dos olas de calor, pero aún faltan tres más que, se presume, podrían ocurrir en junio.
Es en la revista de la UNAM donde el estudioso recuerda que durante 2023 la humanidad experimentó las temperaturas globales más altas de los últimos 100,000 años, además de récords de calor en todos los continentes.
Y hoy como ayer, efectivamente, estamos expuestos al doble de días de calor de los que se experimentaron entre 1986 y 2005.
El año pasado se precisó, pues, en esa publicación, que en el mundo…:
“Las muertes de personas mayores de 65 años relacionadas con el calor aumentaron un 85 % en comparación con el periodo de 1990-2000, cifra sustancialmente superior al incremento del 38 % que se habría esperado si las temperaturas no hubieran cambiado… Una mayor frecuencia de olas de calor y sequías en 2021 se asoció con 127 millones más de personas que experimentaron inseguridad alimentaria moderada o grave en comparación con 1981-2010”.
Los científicos también lanzaron una advertencia:
“Si la temperatura media global sigue subiendo a poco menos de 2° C, se prevé que las muertes anuales relacionadas con el calor aumentarán en un 370 % para mediados de siglo, suponiendo que no haya avances sustanciales en la adaptación”.
Y el analista universitario González Salazar, (investigador asociado en el Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático), muestra que “no ha habido cambios en políticas del uso de combustibles en el desarrollo humano, y debería abarcar más, no sólo esa cuestión”.
Por lo tanto…
“El panorama que se vislumbra es que rebasaremos ese límite de los 2º de temperatura, que es algo que no queremos. Si era necesario un cambio, era para ayer”, dijo.
Además, desde entonces, creció en relación a 2024:
“…de acuerdo con cómo vienen las tendencias se espera nuevamente un año caluroso. Lo que pasó en 2023 y los anteriores, es algo que no esperábamos. Son alertas de lo que viene, una señal temprana de que habrá consecuencias por el cambio de temperatura y no estamos preparados ni tomando en cuenta fenómenos como las olas de calor o lo que sucedió con el huracán Otis”.
Pero, además, puntualizó:
“No podemos esperar al 2025, tenemos que empezar a prevenir desde hoy, mejorar nuestros sistemas de salud (en la pandemia ninguno del mundo la soportó). Es necesario precaver y estar alertas a lo que suceda; debemos ser proactivos. Las medidas actualmente se toman cuando ya ocurrió”.
En esa publicación universitaria, Andrés Castañeda Prado, coordinador de Investigación en el Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina, expuso:
“Si la temperatura corporal está por arriba de los 40º, entre 41 y 42º, empieza a haber daño proteico en nuestro sistema; es el famoso golpe de calor, que puede tener un impacto inmediato y llevar a la muerte.
Por alertas no quedó, porque también precisó sobre el golpe de calor:
“Si vivo con alguna patología o comorbilidad (diabetes, hipertensión, enfermedades renales, problemas cardíacos) debemos tener precauciones extra, mantenernos lejos del calor y tratar de estar, por lo menos, en las horas más calurosas en la sombra o en algún lugar ventilado. El propósito es estar bien hidratado, tomar de manera constante –idealmente– agua, no refresco u otro tipo de bebidas. Si empieza a subirnos la temperatura por cualquier motivo, inmediatamente rehidratarnos y entrar en una zona fresca, nos podemos poner compresas de agua fría”.
Hoy en México, estamos padeciendo lo que nos advirtieron. Como consecuencia ya se han registrado en el país más de 50 muertos.
Y el calor se incrementa…