El Derecho a Disentir

RAÚL MONDRAGÓN von BERTRAB


“La política es demasiado importante como para dejarla solo en manos de políticos.”

~Cayetana Álvarez de Toledo

Que en tu lápida se lea: Hizo todo lo que pudo, por él -o por ella- no quedó.”

~Idem

“El conflicto es una consecuencia inevitable de cualquier emprendimiento humano.”

~Idem

“La apatía no es opción porque en su paramo solo crece un fruto y es agrio: el populismo.”

Idem

“Let the people know the facts, and the country will be safe.”

~Abraham Lincoln

“If a country has to grow in a holistic manner where not only the economic rights but also the civil rights of the citizen are to be protected, dissent and disagreement have to be permitted, and in fact, should be encouraged. It is only if there is discussion, disagreement and dialogue that we can arrive at better ways to run the country.There can be no democracy without dissent.” 

         ~Justice Deepak Gupta 🇮🇳 

Considerado crucial para la democracia de los Estados Unidos, el derecho a disentir se define en ley como el desacuerdo de al menos una parte con la opinion de la mayoría. Las constituciones de la mayoría de los países con estado de derecho establecen que cualquier forma de acción pública que discrepe con las propuestas o decisiones del gobierno es constitucionalmente legítima, siempre y cuando se realice pacíficamente.

Como ejemplo internacional, el preámbulo de la Constitución de la India garantiza las libertades de pensamiento, de expresión, de credo, fe y adoración, así como las de reunión pacífica y sin armas, y de formar asociaciones o sindicatos, los vehículos, las últimas tres, por medio de los cuales el disenso puede ser expresado. Los derechos a la libertad de opinión y de consciencia contienen el importantísimo derecho a disentir, al cual el Juez Gupta, de la Suprema Corte de la India, declarò recientemente como el más importante de todos los que la Constituciòn consagra.

Escucho decir a Cayetana Álvarez de Toledo que Querétaro es un oasis.  En el poco tiempo que ha pasado en México, la parlamentaria española ha podido percibir que en el confuso rompecabezas de galimatías en que se ha convertido el país, la tierra de La Corregidora es una feliz excepción. 

Nos han invitado al Club de Industriales queretano a esta conferencia que ha resultado ser una muy grata experiencia. Resulta evidente el por qué la noble europea -XV Marquesa de Casa Fuerte- ha llamado tanto la atención de nuestros innobles políticos. Además de criticar la gestión de la pandemia, habla con naturalidad sobre conceptos utópicos, como la importancia de que los políticos sean los más brillantes, los más honestos, dada la relevancia de esa gestión de los asuntos de relevancia nacional. Habla de alternancia política pero con continuidad de los proyectos, de visión a largo plazo, de consensos esenciales sobre lo estructural, objetivos comunes y de las preguntas que la política debería hacerse.

Pero habla también de la responsabilidad ciudadana, de la necesidad de uno de movilizar a sus conciudadanos –movilizarse, implicarse, involucrarse-, de la degradación que sufre México. Se antepone la propaganda a los grandes proyectos y a su continuidad. Nada, dice, influye en un país como el carácter de quien la lidera. 

Se pregunta sobre los que preguntan -¿Para qué votar si da igual? No. Da. Igual. Responde. El voto iguala a todos los mexicanos. El populismo está a la mano de cualquiera. Es el atajo de los mediocres. El populista es el burro de Troya de la democracia, utiliza los recursos públicos para denostar a sus adversarios, usa a las instituciones y luego las copa.  

Perseguir a los periodistas es un crimen de lesa humanidad y una confesión de miedo… a la verdad. Nunca se había politizado tanto la ignorancia. Sin seguridad no hay nada.

Qué infrecuente pero qué maravilla cuando surge el líder que una nación necesita. La democracia se asienta y el progreso avanza.

Como liberal radical -aquí lo radical es un piropo, como los que dice que le hicieron durante su estancia-, defiende al orden liberal –esa delicada mezcla de inteligencia, humanidad y valentía– con la sangre, el sudor y las lágrimas que costó construirlo. 

Habla de esperanza para México, de la necesidad de la implicación de lo privado en lo público y viceversa, de que México podría ser infinitamente más poderoso de lo que es, y de que lo es ya, al grado de poder orientar al continente entero con estas elecciones. 

Le pregunto cómo hacer frente al monopolio de la agenda por la política y sus intereses de no cambio. Infiero que hay que arrebatarlo, promover consensos. De vuelta al ateneo. 

Por ahí menciona la crisis en las universidades norteamericanas, bastiones de la libre expresión, que nunca se habían alejado tanto de su razón de ser, negando el derecho a discrepar. A disentir. 

La importancia del disenso es que es esencial en una democracia. También recientemente, el presidente del Tribunal Supremo hindú, D.Y. Chandrachud, lo resumió así:

“La manta etiquetando el disenso como antinacional o antidemocrático golpea en el corazón de nuestro compromiso a proteger los valores constitucionales y la promoción de la democracia deliberativa.”

Del pensamiento a la acción, pues, aunque vaya la vida en ello, diría Cayetana.

Termina el viaje entre amigos, en el Rancho Santa Marina, acompañando al hospitalario Inge Pérez, a.k.a. “Chapis”, a la aguda Caro Flores, la próxima presidenta de Huimilpan, a los carismáticos primos Barrón, de Pedro Escobedo. Tanti Auguri.

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