En los años 60´s, solamente podía existir una mujer periodista por cada 20 hombres: Lilia Arellano

-Las Guerreras del Periodismo-

Por Edmundo Cázarez C

 -Primera de dos partes-

Foto Adrián Ponce

A paso lento y analizando centímetro a centímetro, “El estado de los Estados”, Lilia Arellano, una prestigiada, aguerrida y orgullosa periodista mexicana. A lo largo de poco más de seis décadas de una ininterrumpida actividad periodística, ha tenido la fortuna de palpar el desarrollo del gran país que la vio nacer y conociendo de primera mano sus logros, pero también, los muy lamentables retrocesos provocados por pésimos gobernantes. Gracias al talento, empeño y veracidad de su pluma, ha podido plasmarlos tanto en las páginas de los periódicos de circulación nacional en los que, religiosamente colabora, así como en las señales de estaciones de radio y televisión en las que también se ha desempeñado brillantemente.

Al continuar con la saga “Las Guerreras del Periodismo”, iniciada en EL UNIVERSAL, El Gran Diario de México, es mi deseo, estimado lector, rendir un humilde reconocimiento a cada una de esas ejemplares e intrépidas mujeres que se esfuerzan por desempeñar brillantemente su cotidiana actividad periodística. Además, si en este 2024 habremos de contar con la primera mujer mexicana que ocupe la silla presidencial, no encuentro la razón por la que no deba realizar este merecido homenaje a estas gloriosas periodistas, quienes a través de sus trabajos en la prensa escrita, radiofónica, televisiva o en portales digitales, contribuyen a escribir, día con día, la historia de este gran país llamado MÉXICO.

Lilia Arellano inicia su amplia trayectoria periodística en 1977, al frente de un noticiero de radio y televisión por cable en Quintana Roo. Posteriormente, de 1982 a 1994, dentro del diario “Ovaciones”, ya de regreso a su natal Ciudad de México, inicia su largo caminar dentro del periodismo. Primero, como corresponsal en Cancún, Quintana Roo. Luego, como reportera, columnista en las ediciones matutina y vespertina. De esta manera, su brillante actividad y profesionalismo la convierten como jefe de corresponsales. Es precisamente en Ovaciones, el diario donde logra consolidarse como una prestigiada periodista y recibe el merecido nombramiento como Directora General de la primera edición, y, por si fuera poco, su hiperactividad le permite desempeñarse simultáneamente como gerente general del diario financiero Summa, que era editado en tres idiomas.

Amable y sencilla en su trato, una mujer que transmite confianza y sorprende por su amplia cultura, con sobrada seriedad, accede ser entrevistada en el segundo piso de la Agencia MXN Noticias, ubicada a un costado del legendario Bosque de Chapultepec, al poniente de la Ciudad de México, y de la que es directora general. Minutos antes de iniciar la amena charla, con cierta nostalgia y satisfacción, recuerda que, en su etapa infantil, tuvo la suerte de ser uno de los niños “acarreados” para la inauguración de la línea 1 del Metro en la estación Zaragoza, estando juntito al entonces presidente de la República Gustavo Díaz Ordaz, haciendo hincapié que dicha Línea 1 del Metro, originalmente, corría desde Zaragoza hasta San Lázaro, en donde era su terminal inicial.

Firme y clara en sus declaraciones sostiene: “Durante los años 60´s, bajo una mentalidad completamente machista y retrograda, se decía que solamente podría existir una sola mujer periodista por cada 20 hombres, pero hoy, afortunadamente, el periodismo, además de significar una absorbente pasión, también es una enorme disciplina que muy pocos enaltecen. Lo que me hace pensar, a fondo, que la vida ha sido demasiada buena conmigo, y más, si tomo en consideración que pertenecemos a una generación que tiene principios muy sólidos, y uno de ellos, es este  bendito quehacer periodístico que nos llena de innumerables satisfacciones, pero al mismo tiempo, nos convierte en blanco de feroces y perversos ataques que se lanzan cada mañana desde Palacio Nacional”, expresó la prestigiada periodista Lilia Arellano, en la primera parte de esta interesante y amena conversación.

– ¿Cómo le va en la vida a la prestigiada periodista Lilia Arellano?

-Muy, pero muy bien…

– ¿A lo Mero Macho?

– ¡Claro!!, pero si nos atenemos a ese refrán que dice…”solamente les va mal a los tontos”

– ¿Y tú, ¿dónde te ubicas?

-Ja, ja, ja, ¿con ese ímpetu será toda la entrevista? Ya que lo subrayas, debo decir que me va muy bien.

– ¿Cómo ha sido la vida contigo?

– ¡Vaya!!, no me esperaba un inicio de entrevista así…

– ¿Te molesta?

– ¡No!!, para nada… ¡al contrario!!, me transmites una positividad envidiable.

– ¿Insisto, la vida ha sido tan benigna contigo?

-Me haces reflexionar desde mi interior y en lo más profundo de mi ser. Creo que, en lo general, la vida ha sido demasiada buena conmigo, y más, si tomo en consideración que pertenecemos a una generación que tiene principios muy sólidos, y uno de ellos, es el trabajo…

-Bueno, el trabajo enaltece a las personas…

-En efecto, pero un trabajo arduo, y en algún momento, tienes que encontrar la satisfacción al encontrar los logros que perseguías, porque así, es el trabajo cotidiano.

– ¿El periodismo es una simple carga laboral?

– ¡No!!, para nada, el periodismo, además de pasión, es una enorme disciplina que muy pocos enaltecen

– ¿Por qué, la talentosa, inteligente y guapa Lilia Arellano decidió ser periodista?

-Así de botepronto, puedo decirte que fue algo que me llamó mucho la atención…

– ¿Tienes antecedentes familiares dentro del periodismo?

-No, sino que, no sé si recuerdes que, cuando cursábamos la secundaria, al menos en mi caso, nos impartían la materia de orientación vocacional, una materia que tiempo después, y por desgracia, la desaparecieron del programa educativo básico…

-Cuéntame, cómo fue que te atrapó esa afinidad hacia el periodismo…

-Pues cuando me practicaron exámenes de aptitudes, los resultados arrojaron que tenía aptitudes para la comunicación, y también, era la química.

– ¿Por qué te inclinaste por el periodismo?

-La verdad, es que, para los números soy sumamente mala, y no daba crédito, ni mucho menos, no lograba aceptar cómo rayos descubrieron que era buena para las ecuaciones… ¡si los números me aterran!!

– ¿Es como si te hubieran dicho que eras buena para los clavados, cuando en realidad no sabías ni nadar?

– ¡Eso mero!! La cabeza me daba vueltas y vueltas tratando de explicarme como demonios decían que en mi vida existía esa ruta…

– ¿Y el periodismo, era una salida de emergencia?

-A partir de ese momento, se me quedó pegado en la mente que podría ingresar al apasionante mundo de la comunicación.

– ¿En dónde estudiaste periodismo?

-No, fíjate que yo no estudié periodismo…

-… ¿Entonces?

-Me decidí por la mercadotecnia y publicidad, porque en aquellos tiempos…

– ¡No inventes!!, poco falta para que me digas… según las sagradas escrituras…

-Ja, ja, ja… ¡No, tampoco!!, sino que, en mis tiempos de adolescente, la única institución que ofrecía la carrera de periodismo, era la Universidad Femenina de México, que estaba en la calle José María Vasconcelos, muy cerca de Los Pinos.

-El periodismo, ¿era una de esas actividades, que supuestamente, exclusivas de los hombres y no para las mujeres?

-Siempre han existidos épocas en las que, determinadas actividades, vertían comentarios sobre las mujeres que participaban, tales como las sobrecargo, que despectivamente les llamaban “azafatas”.

– ¿Y las mujeres periodistas?

-Solamente debería existir una por cada 20 hombres…

– ¿De ese tamaño era el desprecio?

-Ni más ni menos, así es que, para no buscarme problemas con mi familia, acepté estudiar mercadotecnia y publicidad, pero, obviamente, muy dentro de mí, tenía como meta final llegar hacia el periodismo.

-Ya que mencionas el ámbito familiar… ¿Qué recuerdos guardas de tu etapa infantil?

-Mira mi querido Edmundo, provengo de una numerosa familia que integrábamos nueve hermanos y me tocó ser la mayor de ellos.

– ¿La consentida?

-No, no lo creo así, pero sí, fui la primera hija, la primera nieta y la primera bisnieta

-Indudablemente, todo ello traía sus ventajas…

-Sí, la verdad es que sí, muy grandes ventajas porque siempre me hicieron sentir como la “consen”, y eso, me ayudaba tremendamente.

-¿Cómo era tu familia?

-Una familia de clase media/baja. Mis abuelos eran originarios de Puebla, mientras que mis padres fueron defeños por nacimiento. Desafortunadamente, mi madre falleció siendo muy joven y vivíamos en la calle de Mazatlán, de la colonia Condesa, en el interior de una de tantas vecindades, que hoy, los podemos ver como lujosos departamentos y muy clásicos, pero antes, no lo eran tanto.

-¿A qué jugabas?

-Suspirando profundamente, se toma su tiempo, reflexiona la pregunta, se acomoda una y otra vez en la silla giratoria en la que se encuentra sentada… “¿A qué jugaba? ¡Ay Edmundo!!, me estás arrancando bellos recuerdos… jugaba en la calle futbol, las famosas coladeritas, al bolillo, que era un equivalente al beisbol; también me gustaba mucho la matatena y las canicas.

-¿No eras muy dada a las muñecas y preferías los juegos de los niños?

-Es que las muñecas eran cosa de un solo ratito, y los otros juegos con mis hermanos y amigos, me permitían correr, así como andar en bicicleta, en el patín del diablo

-¿Una estudiante dedicada al ciento por ciento?

-Fíjate que ingresé a la primaria a los cinco años de edad, me acuerdo que el iniciábamos clases en febrero y apenas estaba por cumplir cinco años, entonces, era muy tranquila y me subían al camión dormida todavía, estaba muy chiquita. Ceo que fue hasta el tercer año de primaria, fue cuando mantuve una actitud normal…

-¿Y después…?

-Fui un verdadero desastre

-¿Por qué?

-Porque era demasiado obediente, excesivamente disciplinada…

-¿Y en cuarto año?

-Como que empecé a despertar, vamos, desatarme y en la hora del recreo era un verdadero torbellino, en fin…

-¿Qué travesuras hacías?

-No recuerdo alguna en especial, lo que, sí me encantaba hacer, era remedar a la gente…

-¿De qué manera?

-Del cómo hablaban, caminaban, bailaban.

-¿Cómo eran unas vacaciones para ti?

-Nos íbamos toda la familia a Michoacán y a Guanajuato con mis abuelos.

-¿Qué tenían de especiales esas vacaciones?

-¡Ah!!, es que viajábamos en tren, la verdad, era una experiencia sensacional. Asomados por las enormes ventanillas del ferrocarril, admirábamos todos los pueblos por los que pasaba.

-¿Ah, qué tiempos aquellos?

-La verdad es que sí. Esa fantástica aventura comenzaba desde que abordábamos el tren en la estación de Buenavista con destino a Uruapan y una de esas paradas era Acámbaro, Guanajuato.

-Cuéntame, cómo eran esos sonidos de aquel México que se nos fue…

-Era algo bellísimo, esos muy diferentes tonos con los que hablaba la gente de cada lugar..-

-¿Así fue como aprendiste a remedar?

-¡Exacto!!, pero a la vez, me enriquecía tener ese contacto social…

-¿Qué tiempos aquellos?

-Tú, lo dijiste muy atinadamente hace un momentito… ¡Ese México que se nos fue!!

-¿Seguimos viviendo tan intensamente?

-Pues sí, pero ahora, bajo la zozobra del crimen organizado que nos mantiene alertas y con una constante defensiva. Vamos, vivimos otras formas.

– ¿Tu crees que nuestros niños encuentren otros tipos de diversiones?

– ¡Indudablemente!!, están muy metidos en toda la tecnología. No hay niño que no tenga un celular, una Tablet, una computadora o un XBOX

– ¿Ser la primera hija de una numerosa familia, te permitía estar colmada de mimos?

-Sí, la verdad, es que sí. Por ejemplo, al llegar a Acámbaro, recuerdo que contaba con una especie de club de niños y niñas que nos íbamos a caminar al cerro, a jugar en el atrio de la iglesia principal, inclusive, una de esas veces, dejé la cara embarrada en el empedrado de sus calles porque me caí aparatosamente de la bicicleta…

– ¿Qué hicieron los demás niños?

-Todos estaban espantadísimos porque sangraba mucho de la nariz, y lo único que hicimos, fue irnos corriendo hasta la fuente del atrio de la iglesia principal para lavarme…

– ¿Recurrían al agua “bendita?”

-No lo sé, pero no me provocó ningún tipo de infecciones, eso sí, me dejo muy marcada la cara… ¡creo que por eso estoy tan fea…!!

– ¡Por favor!!, no digas eso, una mujer no es fea…

-Muchas gracias querido amigo…

– ¿Tus papás a qué se dedicaban?

-Mi papá era un trabajador de la construcción… un albañil de primera…!! Le encantaba su profesión y la gente lo buscaba mucho porque era muy bien hecho en su trabajo. Mientras que mi mamá, era una señora de su casa, excesivamente limpia y ordenada.

– ¿Y tu abuelo?

-Aún conservo esa imagen de un hombre muy alto de estatura, quien, a sus 82 años de edad, parecía de 40, con una dentadura preciosa y blanca, blanca. Me acuerdo que agarraba unas cañas como de dos metros de largo, las pelaba con sus dientes como si nada.

– ¿Qué más fantasías encontrabas en esos viajes en Acámbaro?

-Totalmente animada por la plática y traer a su memoria tan bellos recuerdos, se regocija plácidamente en cada uno de ellos- “Lo que más me gustaba… ¡Era comer pinole!!

– ¿Es verdad que no es lo mismo chiflar y comer pinole?

-Pues ahí aprendí que, eso… ¡sí es posible!! Ja, ja, ja… Los dulces regionales de allá, son fabulosamente ricos y deliciosos. Las cajitas de cajeta. Un mole delicioso que preparaba mi abuela con chocolate y almendras. Y ni qué decir de esos chiles en nogada.

-No te puedes quejar, aprendiste a degustar la buena cocina…

-Más bien, me hice sumamente tragona, de verdad, siempre he sido mucho muy comelona

-Tu semblante luce perfectamente bien, una mujer guapa y sana, que transmite buena vibra…

-Ah, que caballero eres…

-Oye, ¿y en la secundaria?

-Todo caminó sin ningún tipo de contratiempos, lo que nunca pude aprender, fue dibujar

– ¿Una niñez y adolescencia sin televisión?

-Por supuesto que sí veía televisión, bueno, los programas que me permitían ver en casa…

– ¿Cuáles de esos programas te gustaban más?

-Uno que se llamaba “Orfeón A-Gol-Go”, “Viruta y Capulina”, “Diario Nescafé” con Jacobo Zabludovsky, pero, sobre todo, me gustaba mucho “Teatro Fantástico” con Cachirulo que pasaba todos los domingos por canal 2 a las ocho de la noche. También veía algunas series como “Napoleón solo”

-¿Ya veías noticias?

-Sí, la verdad es que sí, había un señor que era muy parecido al presidente Adolfo López Mateos, creo que se llamaba Agustín Martínez Carpinteiro, un señor que daba las noticias con mucha elegancia, un hombre guapísimo, cuando pasaba frente a la tele yo decía… ¡qué hombre tan guapo, lástima que esté metido ahí en la tele!!

-Pero ya no me diste más detalles de tu paso por la secundaria…

-Me acuerdo de muy gratas compañeras y amigas como lo fueron Rosa Gómez Bouchot…

-¿En qué escuela?

-En la Escuela Secundaria número 41, Sor Juana Inez de la Cruz, que, hasta la fecha, sigue siendo la única secundaria de mujeres, ubicada en Fray Servando y Morazán, justamente, cruzando un enorme parque que hay ahí

-¿Cómo disfrutaste tu estancia ahí?

-Jugaba mucho básquetbol con mi amiga Laura Fierro, así como algunas otras compañeras medio inquietas para el deporte.

-¿Alguna vez te fuiste de “pinta”?

-No, la verdad es que no… ¿sabes que, eso, me daba miedo?

-¿Por qué?

-Porque, siempre, pensaba que me iba a pasar algún accidente, un choque en el camión en que me fuera a transportar y mis familiares no iba a saber en dónde buscarme. Eso sí que me daba muchísimo miedo…

-Digamos que eras precavida…

-¡No!!, era bastantito miedosa, al final de cuentas, no sabía con exactitud si era parte de esa precaución, pero miedo, sí que lo era.

-¿Nunca reprobaste alguna materia?

-No, para nada. Aunque no era nada buena para los números, hasta eso, no reprobé ninguna materia, ni tampoco, eran algo así como mi dolor de cabeza, además, creo que era muy importante, que, tanto mis papás como mis tíos y familia en general, me decía una y otra vez, que lo más importante, era que no reprobaras nada en la vida misma, porque finalmente, una materia, inclusive, un año escolar, lo podrías reponer en exámenes extraordinarios, a título o repetías el año, pero la vida, te da tan sólo una oportunidad. De esta manera, me metí muy dentro de mi conciencia que no debería de reprobar absolutamente nada.

-¿Te habías formado una especia de angustia para no caer en esas “debilidades”?

-Órale, mi querido sicólogo, creo que tienes algo de razón, estaba obligada a ver las cosas mucho más naturales y no aflojar reprobando.

-Siendo ya una adolescente ¿Cómo veías al México de ese entonces?

-Déjame decirte que fui de los niños “acarreados” para la inauguración del Metro…

-¿A lo Mero Macho?

-Sí, estábamos en la primaria cuando se lleva a cabo la inauguración de la estación Zaragoza de la línea 1 del Metro, desde donde iniciaba su marcha el Metro hacia San Lázaro, que en ese entonces, era la terminal de la línea 1. Me acuerdo que nos subieron a unos camiones, nos dieron un refresco y fruta.

-¿Cuál era el motivo de llevar niños a la inauguración del Metro?

-La gente tenía muchísimo temor porque era totalmente subterráneo, y quizás, perdiera ese miedo viendo a niños viajar en el Metro.

-Los niños estaban super felices…

-¡Claro!!, era un día de paseo y hasta de fiesta para nosotros, pero para mí, fue de maravilla porque ha sido la única vez que me he subido al metro

-¿Tanto así?

-De verdad, no he vuelto a utilizar el Metro…

-Bueno, mejor dime ¿qué sentiste estar cerca del entonces presidente Gustavo Diaz Ordaz?

-Nada… pero lo que se llama nada, para mí, era como cualquier otra persona. Además, es la ventaja de ser niño… ¡todo te vale madre!! Todo era una novedad, hasta de cierta manera, era como algo raro en nuestras vidas de niños. Ja, ja, ja, ni tampoco sabíamos lo que era el Metro.

-¿Qué explicación les habían dado sus maestros y quienes los guiaban ahí?

-Simplemente, que era un tren subterráneo… ¡y ya!! Quizás, es como la pregunta que me formulaste al principio ¿de cómo había sido mi infancia? De niño no tienes ningún tipo de interés, es decir, solamente juegas, te alimentas y duermes. Cuando eres niño, no alcanzas a dimensionar asuntos de la pobreza o de la riqueza.

-¿Una bendición ser niño?

-¡En efecto!!, eres sumamente feliz jalando un carrito con un mecate o manejarlo desde un control remoto

-¿Cómo es el ideal de la felicidad en los niños?

-Totalmente distinta a la de los adultos, es decir, no te das cuenta si realmente sufres o no.

-¿Hasta cuándo, es que nos damos cuenta si fuimos pobres o ricos?

-¡Qué buena pregunta!! Durante la etapa infantil, todos, pero todos los niños somos felices de alguna manera.

– ¿Y tú, como periodista, ¿cuál es tu opinión?

– ¡Órale!!, como periodistas, te aseguro que más de una vez los hemos visto con el moco de fuera y hasta sin calzones, pero siempre, los observamos sonriendo…

– ¿Es la pureza del alma de niño?

– ¡Exacto!!, para los niños no existen los términos medios, como adultos, los ves en esas condiciones y el corazón se te estruja de inmediato y quieres ir abrazarlo, peor por dentro, ese niño se siente feliz consigo mismo. Insisto, los niños no alcanzan a percibir todo lo que hay en su entorno

-Entonces, ¿cuál es la obligación de los adultos?

-Pues hacer mucho más felices a esos niños desprotegidos

-Dejando a un lado la problemática infantil, cuéntame cómo te fue durante la prepa…

-Bastante tranquila, la cursé en la vocacional, dentro de la Universidad Tecnológica de México, y que antes, se llamaba Instituto Tecnológico de Administración y que se ubicaba sobre la avenida Chapultepec, en el edificio que hoy ocupa la Unión Ganadera de México. La prepa, la estudiabas junto con una carrera comercial, ahí fue donde aprendí a escribir a máquina muy rápido, lo cual, me ha servido durante toda mi vida.

– ¿Qué tipo de retos te habías fijado?

-Estando ya en la Universidad Femenina de México, tenía horarios para adultos, y como yo ya trabajaba, necesitaba ese horario de adultos…

– ¿Cuál fue ese primer empleo que tuviste?

-Trabajaba en una cadena de joyerías Zurk, les manejaba muchas cosas de su publicidad, además, les diseñaba los uniformes de todos los empleados…

-Qué mujer tan activa…

-Pues no me quedaba de otra…

– ¿Cuánto te pagaban por todo lo que hacías?

-Mmm, creo que ganaba como un mil cien pesos al mes…

– ¿Te resultaba suficiente para pagar colegiaturas y gastos personales?

-Pues me administraba lo mejor que podía.

– ¿Qué más te recuerdos guardas de tu paso por la universidad?

-Que ahí también estudiaban muchos adultos que ya tenían un camino andado, tales como el que era director general de los acumuladores Willard of América. Fue una universidad con mucho empuje…

-¿…Y luego?

Trabajé durante un buen tiempo para la comunidad judía en lo que tenía que ver con el arrendamiento de edificios para el gobierno federal, cuando Luis Echeverría determinó que el gobierno ya no debería comprar inmuebles, sino que se rentaban. Me acuerdo que se empezaron a construir muchos edificios para todas las secretarías.

-¿Cuánto tiempo permaneciste ahí?

-Como dos o tres años, porque después, y si la memoria no me falla, creo que me desempeñaba como facturista de una fábrica de ropa de uniformes militares y para la policía, así como banderas, la famosísima fábrica La Principal.

-¿Qué edad tenías ahí?

-Tan solo 13 años, porque estaba en la prepa.

-¿En tu casa no te decían que estabas muy chica para trabajar?

-No, para nada. Al contrario, hasta les daba risa, solamente me decían que tenía que cuidarme mucho

-Eras una mujer que se trazó muchos retos desde muy chica…

-Como te decía al principio, tenía la ventaja de haber sido la hija mayor, de esta manera, me la pasaba sugiriéndole cosas a mis papás, hasta les parecía como buena idea

-Cómo es que llegas a un medio de comunicación para desempeñarte como reportera?

-El periodismo lo comienzo en Cancún…

-¿Por qué Cancún?

-Porque me tuve que ir a vivir allá, debido a mi segundo divorcio…

 

-Continuará-

 

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