SILVESTRE VILLEGAS REVUELTAS
Hay que afirmarlo sin tapujos, México, como muchos otros países ricos y pobres, no vive una democracia plena, sino un régimen donde lo que priva son los intereses de grupúsculos cupulares al interior de los partidos políticos registrados en este país. Esto es, la partidocracia que captura el discurso, los ademanes, los símbolos de un régimen democrático y los candidatos a elección popular. Respecto a lo último, y ello cabe para las elecciones mexicanas de junio de 2024, fueron los líderes de MORENA, PRI, PAN PRD, MC, VERDE, PT quienes impusieron a los tres contendientes presidenciales: Claudia, Xóchitl y Jorge. El presidente López Obrador bajó a las otras corcholatas dentro del movimiento morenista; X. González y los tres nefastos líderes de la alianza bajaron a las taparroscas. Estimados lectores, acuérdense la jeta de Santiago Creel cuando auparon a Gálvez; olvidándonos del mutis de Paredes, el mismo camino que tomó Enrique y la lectura correcta que hizo Gustavo de Hoyos retirándose de la pre-pre-campaña, para no someterse a desfiguros. Y del líder de los anaranjados, esperó y esperó, salió Samuel. El PRIAN maniobró para bajarlo -le sabían cositas o cosotas- y Jorge, que mira y se ríe como el gato de Sheshire, del espléndido cuento de Alicia en el país de las maravillas, hoy, cuando se escriben estas líneas, han salido caricaturas, declaraciones y chismes que dan cuenta de si se bajará o no de la contienda, a favor de la señora de los huipiles. ¡¡Qué bonita democracia, qué bonitos partidos, qué deleznable campaña…pobre México!!
Las campañas en nuestro México contemporáneo son antiecológicas porque todos los partidos han contratado miles y miles de pendones de plástico, chicos, grandes, muy grandes y que todas las noches son rasgados por las huestes panistas y del PRI. En sentido contrario, pocos son los vandalizados por los fieles de la 4T, pero lo que sí es cierto es que toda la propaganda plástica, de papel y cartón acumula toneladas de basura que en el caso de las primeras no es posible reciclarlas.
Eso sí, el INE no se pronuncia y voltea para otro lado.
Yo les preguntaría a los consejeros y demás tropa de funcionarios del INE que escuchan la radio, ven la TV, consultan las redes sociales y demás vehículos donde se hace comunicación política: ¿ya fiscalizaron la propaganda de Luis Mendoza, que quiere ser alcalde de Benito Juárez? Lo anterior, porque genuinamente ha tapizado la alcaldía con una propaganda muy cara, en todos los postes, semáforos y demás espacios donde pueda colocar su propaganda. Es mucho dinero gastado, creo rebasa los topes de campaña para una alcaldía…pero como hubiera dicho el rey Luis XIV: la Benito Juárez bien vale delinquir electoralmente. Ha sido tal el gasto de Mendoza en la BJ, como Taboada en la Ciudad de México y fuera de ella, que la propaganda de MORENA y sus aliados parece como la de partidos de oposición en minoría, y en tiempos hegemónicos del PRI donde PAN, PPS y PARM, ya no dijéramos en PCM apenas si pintaban en comparación con las bardas, calles y cerros donde la propaganda priista era apabullante. Pero, no somos tontos, y reproducimos lo que lo especialistas y no tanto subrayan: los dineros para las campañas políticas vienen en su mayor parte a través de caminos ilegales, poco detectables para la autoridad que fiscaliza el desarrollo de las elecciones.
Y en cuanto a los debates. A propósito, no había querido comentar nada de ellos porque los estimados lectores seguramente los sufrieron. Sin lugar a dudas los cuatro televisados, dos para la elección en la capital y dos por la presidencial, han sido experiencias donde los organizadores partidistas les dio pavor, repito, genuinamente pavor, que sus respectivos candidatos entraran de lleno en un debate abierto, libre, extenso, con la oportunidad de explayarse en propuestas de gobierno que, finalmente, para ello es lo que los vamos a votar.
No solamente el esquema de minutitos, bolsitas de cinco minutos y demás corrales han impedido genuinos debates que interesan al público, sino que lo políticamente correcto incorporó preguntas “del pueblo” (sic) a ser respondidos por los candidatos presidenciales. ¿Qué puede preguntar la gente menuda que no sean obviedades y de temas por todos conocidos? La pobreza, la inseguridad, el precio de los productos, el agua, el narcotráfico y demás asuntos que salen todos los días en las notas rojas, que bajo el cobijo de noticieros, se reproducen en la televisión mexicana. Correspondía a los consejeros del INE y en menor medida a los conductores de los debates, tomar los temas escogidos de entre la población y rehacerlos para poner en aprietos a los candidatos. Por ejemplo, algo de lo evidente: la penuria social. ¿qué la provoca? ¿cuáles son sus características? ¿cómo se mide y a través de qué instrumentos se estudia? ¿qué tipo de medidas gubernamentales, realistas, se pueden implementar?
En fin, que a Máynez se le cuestionara sobre su idea de prosperidad; que Xóchitl nos explicara su visión de una colaboración entre pueblo y empresarios para que los primeros salgan del hambre; que Claudia esclareciera con puntos, comas, números, gráficas y también críticas, cómo le hará su gobierno para mantener los programas sociales y que el país no se vaya al déficit presupuestal.
La forma como se han desarrollado los dos debates ya televisados, yo le evitaría al pueblo mexicano, que tiene poco tiempo, que descansa poco y que cree poco, un tercer debate que será una tercera reedición de: más de lo mismo. En este sentido viene bien, aunque posiblemente sea una aspiración loable aunque vana para el contexto español y quizá mexicano, lo que expresó el presidente Pedro Sánchez: vamos a combatir a la maquinaria que produce lodo, porque ésta ya afecta la vida política y la convivencia humana entre los españoles (pensemos en la virulencia mexicana).