En la Ciudad de México, la Fiscalía General de Justicia (FGJ) mantiene bajo vigilancia a varios criminales notorios cuyas actividades se han mantenido en gran medida fuera del dominio público.
A pesar de la reticencia de las autoridades a hablar abiertamente sobre estos individuos, su búsqueda es un hecho conocido gracias a fuentes periodísticas, como Antonio Nieto, que han logrado arrojar luz sobre estos oscuros personajes.
Entre ellos se encuentran varios cuyas historias parecen sacadas de un guion cinematográfico, pero son una realidad alarmante en la capital mexicana y sus estados colindantes, y que agudizan la violencia en la región metropolitana mientras permanecen a la sombra.
El “Manzanas”
Conocido por su cercanía con “Elvis”, líder indiscutible de la Unión Tepito, Pedro Ramírez Pérez, alias “El Manzanas” o “El Jamón” opera justo debajo de como lo hacía Roberto Moyado Esparza, alias “El Betito” en el 2017.
Su historial delictivo incluye una impresionante cuenta de homicidios desde 2014, haciendo de él uno de los criminales más esquivos y peligrosos. A pesar de haber estado detenido en Cancún en el 2019, sigue libre, orquestando crímenes sin rostro para las autoridades.
“Paco Pacas”
Poco se había escuchado sobre Francisco Medinas, alias “Paco Pacas”, hasta ahora. Su habilidad para coordinar el movimiento de armas y drogas entre la Ciudad de México, el Estado de México y Guerrero lo coloca como un líder criminal de alta importancia.
Su aparición junto a José Alfredo Hurtado Olascoaga, alias “El Fresa”, de la Familia Michoacana solo confirma su influencia dentro de las redes del crimen organizado.
En el 2021 las autoridades se encontraban realizando averiguaciones tras el asesinato de un empresario del ramo restaurantero en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) y en una de las líneas de investigación aparecía “Paco Pacas”, cuyo apodo obtuvo debido a que según ocultaba armas de fuego entre las pacas de ropa que se suelen comerciar en los mercados o tianguis.
En el 2021 el periodista Carlos Jiménez dijo que éste había dejado la Familia Michoacana para formar parte del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), pero esta información no ha sido confirmada.
“El Jimmy”
Christian Jesús, líder del Sindicato 22 de Octubre, el “Jimmy”, ha extendido su red de extorsión desde Iztapalapa hasta la región de los volcanes en el Estado de México. Relacionado con homicidios y la desaparición de miembros de sindicatos rivales, su presencia es un recordatorio constante del peligro que representa para la sociedad.
“El Boludo”
Desde la alcaldía Tlalpan en la capital hasta el estado de Morelos, el “Boludo” es infame por su implicación en una amplia gama de crímenes. A pesar de múltiples detenciones, sigue en libertad, evidenciando sus fuertes conexiones con narcotraficantes michoacanos y colombianos, y resaltando la dificultad de contener su influencia criminal.
“El Johny”
Anteriormente miembro de los Gastones, “El Johny” ha encontrado nuevos aliados en la Familia Michoacana expandiendo su territorio a las demarcaciones de Tláhuac, Iztapalapa y Milpa Alta. Su crecimiento, a pesar de las detenciones, subraya la complejidad de la guerra contra los cárteles en México.
Néstor, “El 20″
Sobrevolando las calles de Azcapotzalco y Náhuatl, Néstor Arturo López, alias “El 20″, se ha convertido en un espectro casi inasible para las autoridades. Atribuyéndole incontables asesinatos y alianzas criminales, su figura se ha vuelto emblemática del desafío que representan ciertos criminales para la justicia mexicana.
De acuerdo con la descripción ofrecida por las autoridades, es un hombre que no tiene señas particulares, ronda los 30 años, tiene el cabello corto, piel morena y cabello corto y lacio. Al menos en la capital se llegó a ofrecer una recompensa de hasta 300 mil pesos por su captura. Se le identifica como presunto líder del grupo Nueva Alianza.
Estos criminales representan sólo una fracción de los desafíos que enfrenta la justicia en CDMX y sus alrededores. Su existencia en las sombras, moviéndose casi invisibles ante la sociedad y las autoridades, plantea preguntas sobre la eficacia de la lucha contra el crimen organizado y la necesidad de estrategias más efectivas para asegurar la seguridad pública.
(Agencias)
