La independencia de la Comisión

Fede Bonasso

La Comisión independiente sobre la pandemia decide emitir un fallo «técnico» plagado de dramatismo literario. “Indicadores devastadores e inocultables de la gestión del gobierno”, dice en su comunicación oficial. En sus conclusiones agrega categóricamente: «Casi cuatro de cada 10 muertes en exceso durante la pandemia sucedieron por fallas en la gestión gubernamental». Resulta extraño que los que apelan a la ciencia descrean de su primera regla: descartar toda adjetivación. Y de otra: olvidar el margen de incertidumbre. Pero la maniobra está clara: Antonio Lazcano, horas después de salido el informe, en entrevista con López Dóriga invita a «ejercer la justicia en las urnas». Difícil pensar que no estamos ante una maniobra electoral. Como maniobra de golpe político fue el libro de Ximénez Fyvie donde se sostiene que el gobierno planificó la muerte de adultos mayores (cita exacta: “La estrategia de dejar morir a los mayores no es una leyenda urbana o una exageración, es una realidad que tristemente las autoridades mexicanas adoptaron muy pronto en la pandemia” (pág 60).

Ahora esta Comisión emite su fallo a un mes de las elecciones. Tema tan importante debería estar fuera de la política. Pero ese no parece el interés de estos independientes. Al menos no de todos ellos. Esos independientes que, horas después de condenar a López Gatell por enésima ocasión, llaman a vengar el exceso de muertes de connacionales sugiriendo votar por Xóchitl Gálvez. No se juega con las cifras y el dolor. Y menos para comandar una revancha personal de egos mancillados en la mañanera. Seguramente esta Comisión encontrará eco con otro científico: Javier Alatorre, aquel que desafiando el «quédate en casa» proponía no hacerle caso a la autoridad sanitaria.

Es fundamental que México revise el desempeño del gobierno durante la pandemia, y que critique a fondo todos los episodios cruciales de este y de todos los sexenios. Nadie propone taparse los ojos por filias políticas. Lo que se propone, precisamente, es que esas filias no sean usadas con motivos proselitistas y que cualquier comisión que se respete tenga la pluralidad que ésta no ha tenido. No puede olvidarse que uno de sus miembros,

José Ramón Cossío, invitó a leer y ponderar un libro escolar, plagado de disparates, como comparar al subsecretario de salud con Joseph Mengele, el médico nazi.

La clave en muchos de estos ataques reiterados al gobierno por su desempeño en la pandemia está en la imputación de dolo. Todos los gobiernos del mundo enfrentaron el horror del virus con menos pericia de lo que nuestro conocimiento científico debiera haber permitido. La mayoría de ellos debilitados por un sistema económico que ha convertido la salud en negocio y con ello ha establecido que porciones enteras de la humanidad son desechables. Una dictadura del profit que promovió la siguiente «lógica»: en vez de abrir las patentes de las vacunas es más conveniente hacer negocio con las infecciones. ¿De esos muchachos no hablamos?, ¿a ese dolo no hacemos referencia?

Adjudicarle dolo a López Gatell o al presidente habla más de los que acusan que de un gobierno federal que siempre mostró la voluntad de mitigar el impacto de la pandemia y proteger a la población.

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