SILVESTRE VILLEGAS REVUELTAS
Hacia mediados del siglo XIX, uno de los políticos más influyentes de la centuria, John Temple o Lord Palmerston, Primer Ministro de la Gran Bretaña durante el prolongado reino de Victoria, expresó que las potencias no tenían amigos sino intereses. Ni unos ni otros eran eternos y respecto a lo últimos, éstos variaban de acuerdo a los vaivenes del imperialismo mundial. Ello no era novedoso para el tiempo decimonónico porque las potencias siempre han actuado de dicha forma y tampoco lo es el día de hoy, porque lo expresado por Palmerston tiene una vigencia en el fugaz mundo contemporáneo. Pero existen comentaristas en México y fuera de este que se les olvida dos realidades de los políticos: tragar sapos y girar furiosamente como una veleta antes de la tormenta.
Las coaliciones contra el emperador Napoleón a inicios del siglo XIX y que se fundamentaban en alianzas, convenios de paz, cesión de territorios duraban lo que una primavera en Islandia: muy poquito tiempo. Francia y Austria fueron enemigas, luego se aliaron, guerrearon entre sí y el vástago del Gran Corso con María Luisa de Austria murió en circunstancias sospechosas. Ya en el siglo XX qué decir de las traiciones de Adolfo Hitler, de José Stalin, de los cálculos de Franklin D. Roosevelt y Winston Churchill. Las fotos de las conferencias en Yalta y sobre todo Potsdam son las de tres pillos, pero para otros son tres patriotas unidos contra Hitler. El inglés odiaba al soviético y tal sentimiento le era graciosamente correspondido por el natural de Georgia -por favor no confundir con el estado norteamericano-. Roosevelt veía a ambos por encima del hombro y es posible que hubiese leído alguno de los textos stalinistas. ¡¡Qué decir de la impresión de Hitler cuando trató personalmente a Francisco Franco!! Lo aborreció por su voz meliflua, por su obsequiosidad hispana y dijo a sus ayudantes que no quería volverse a encontrarse personalmente con él. Pero ello no era obstáculo para pedirle al dictador español que sus submarinos y barcos se abrigasen en puertos ibéricos, que recibieran metales útiles para el armamento y que los nazis hospedaran a la Brigada Azul que peleó en la URSS.
Por aquellos años cuarenta, en México sucedió el famoso encuentro de los expresidentes mexicanos en el balcón central de Palacio Nacional. ¿Quiénes estaban? Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio, Abelardo Rodríguez, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas y el titular del Ejecutivo Manuel Ávila Camacho? Entre ellos seis se habían traicionado en algún momento de sus vidas políticas, habían sido objeto de atentados contra su vida. Nadie confiaba en don Plutarco, pero allá estaba en la foto. El otrora “Primer Jefe de la Revolución” estaba cerca, pero alejado de Tata Lázaro, que lo había mandado a la chingada…literalmente, no como el rancho de AMLO. El objeto de la reunión y luego foto, como las de Potsdam, tenía un fin mayor, mostrar unidad frente a los afanes avasalladores de los Estados Unidos, de los flirteos por parte de la Alemania nazi y de los también coqueteos soviéticos. En ese orden de importancia.
Durante los tiempos de la posguerra, durante las décadas de la Guerra Fría, durante el tiempo del neoliberalismo Thatcher-reaganiano y en la actualidad hay alianzas que perduran, hay enfrentamientos que se han sucedido, miradas y volteos de cara que dicen más que todos los documentos preparados por las cancillerías y las oficinas de prensa de un determinado Ejecutivo. Imágenes y dichos que reproducen simpatías y odios profundos. ¿Quiénes son mis amigos y qué tienen detrás? Había química entre Fidel Castro y Echeverría, pero el primero sabía hasta dónde podía avanzar el limitado apoyo mexicano. En cambio “el comes y te vas” de Vicente Fox, no solamente reveló su sometimiento a otro gangster como fue Bush junior, que pertenecía a la dinastía de los Bush de muy oscura presencia internacional. Sino dónde queda la figura de Castro como líder de la izquierda en un tiempo particular, y dónde está Fox que quemó sus naves para acoplarse a las mañas del priismo y ahora vende productos derivados de la mariguana.
¿Quiénes son mis amigos en la arena internacional? Los que me convienen. Los que sé, durarán poco y tienen su propia agenda. El apoyo a México por el asunto de la violenta entrada a su embajada en Quito fue otorgado mayoritariamente por los miembros de la OEA. La posición de la ONU va en sentido parecido por la sencilla razón de que afecta, o puede afectar, en un futuro indeterminado, a los integrantes de gobierno de los estados miembros de la Organización. Que no haya unanimidad respecto a dicho tema al interior de la CELAC no es novedad, ni hoy, ni hace doscientos años.
Cuando el avión del ejército mexicano voló hasta Bolivia para recoger y traer a Evo Morales, la máquina tuvo de ida y regreso que hacer circunnavegaciones porque el mosaico de la política exterior latinoamericana era eso: no monocorde sino a favor, en contra y de neutralidad respecto al movimiento realizado por el gobierno de AMLO. Ello ha sido la norma de los estados latinoamericanos desde los tiempos del gobierno de Guadalupe Victoria. Pero en estas páginas y más allá, se desgañitan y rasgan sus ropajes porque están en el inmediatismo periodístico, hacen como que no recuerdan…olvidándonos del espíritu faccioso que define al México actual.