*Y los Amantes… de la Naturaleza, Viajaron al Norte Mexicano Para Mirar el Cielo
*Estuvieron Entre los Cazadores de Eclipses, Viajeros en Busca de Hacer Realidad la Profecía
*El Próximo Total Será en 2026 y lo Podrán ver en Groenlandia, Islandia, España, Portugal y Rusia
*Y en el 2027 Habrá uno más Para ser Visto en África del Norte y Medio Oriente
*Conviviendo con Observadores de Alemania, Italia Finlandia, España, Suiza, Santo Domingo y más…
*Además…Compartiendo con los Estromatolitos del Desierto Mexicano
SUSANA VEGA LÓPEZ,
Enviada
CUATRO CIÉNEGAS, Coah.- El reloj marcaba poco más de las 12 pm. Todo quedó en la oscuridad. Se juntaron el día y la noche como un hecho imposible, como una promesa de amor que no debe ser, pero fue; como un milagro. El sol y la luna se unieron, se estrecharon, se abrazaron por cerca de dos minutos, no más. Los espectadores quedaron asombrados. Algunos gritaron; otros, aplaudieron; cerca, una joven contuvo una lágrima que se asomó.
Había que aprovechar este acontecimiento predicho, esperado por los amantes de la naturaleza, del cielo, del espacio, de los astros. Y con ese motivo miles de personas nos trasladamos a los lugares donde la oscuridad sería total como Sinaloa, Durango y/o Coahuila donde viajeros extranjeros llegaron sólo para admirar este acontecimiento del pasado lunes 8 de abril que también se vio en parte de Estados Unidos y Canadá.
Entonces te enteras que hay cazadores de eclipses que van en busca de este efecto, de esta profecía que te recuerda que todo es posible, ¡hasta presenciar la forma en que la luna, en pleno día, cubre al sol completamente hasta bloquearlo, desaparecerlo, opacarlo, y dejar ver sólo un halo!
Es por eso que no debes creer que lo que quieres es imposible; todo en es esta vida se puede.
Fue en 1991 cuando, en México, se presenció el último eclipse total. Este espectáculo natural sólo se volverá ver en nuestro país hasta dentro de 28 años, en 2052. No así en otras partes del mundo. Investigadores señalan que el próximo eclipse solar total será en 2026 y que se podrá ver en Groenlandia, Islandia, España, Portugal y Rusia; y que. en el 27, en África del Norte y Medio Oriente, por citar los más próximos.
Impactó, de manera especial, Río Mezquites, en Cuatro Ciénegas ya que el ambiente de desierto donde maravillosamente existen oasis, es decir, cuerpos de agua en medio de la desolación, el panorama fue espectacular.
Momentos antes de iniciar el eclipse, el sol estaba en todo su esplendor; los matorrales grises y ocres resaltaban el color fiusha, amarillo, naranja y rojo de algunas flores aferradas a un matorral, a una cactácea, a una suculenta, que se mostraban solitarias, inexplicablemente, radiantes, vivas aunque sea por poco tiempo. El mismo efecto de asombro sucedió con el verde de los cactus, nopales y otras plantas como la lechuguilla y el mezquite que se encuentran en estos suelos rocosos, arenosos, terrosos.
Hubo viajeros que desde la noche previa decidieron acampar en el desierto y escoger el mejor sitio para observar el eclipse; otros apartaron su lugar con alguna empresa que ofrecía alimentos, bebida, música, mesas, sillas y todo un despliegue de personas para servir a quienes pagaron desde dos mil y hasta cuatro mil pesos por persona. Entradas que, además, ¡se agotaron!
Quisimos entrar a la zona, pero no lo permitieron, las “localidades” estaban agotadas. Entonces, como otros, decidimos permanecer en la proximidad. Y, como otros, íbamos armados: sacamos una cobija, el vino tino, el queso, la botana, los refrescos, el agua y nos tendimos en pleno desierto. Más allá, unos jóvenes ambientaron con música ad hoc.
Conforme avanzaba el tiempo, llegaban más autos, más personas “de a pie”. Hubo una especie de hermandad con extranjeros. Y así convivimos con Marcel, de Alemania; Alegra, de Italia; Soni, de Finlandia; Jorge, de España; Basil, de Suiza; Elisabeth, Dereck, Kenji, Fernanda, Mydori y Javier, de la Ciudad de México y otros provenientes de Santo Domingo, Estados Unidos, Canadá, Argentina y Colombia.
El fenómeno despertó sentimientos de alegría, de felicidad, de sorpresa, de asombro y la ilusión de “perseguir” más de estas demostraciones de oscuridad total en pleno día, como lo expresó Dereck Manuel, un joven que por primera vez vivió este suceso que despertó su interés por perseguir los eclipses totales.
En la breve oscuridad, los mosquitos salieron de inmediato y comenzaron a hacer de las suyas: a picar a los presentes en la zona del Mezquite, una zona árida en la que existe un cuerpo de agua en medio del desierto de Cuatro Ciénegas El festín sólo les duró poco menos de dos minutos pues desaparecieron apenas volvió a salir la luz.
RÍO MEZQUITES Y LOS
ESTROMATOLITOS
Al día siguiente regresamos. La entrada, ahora, es de 100 pesos por persona. No se permite la entrada de alimentos, agua o cualquier tipo de bebida. Y no porque allí venden y en algún momento es necesario consumir si pasas cierto tiempo.
Aquí se puede alquilar un cayak y remar por el río Mezquites, donde se encuentran tortugas endémicas; son de caparazón blando y cabeza en forma de diamante.
Al navegar por sus aguas los colores turquesa, verde, lila, rosa y azul se muestran en plenitud, a decir de Kenji, quien se aventuró en solitario por uno de los canales de agua donde sintió una paz, una tranquilidad, un remanso nunca sentido. “Valió la pena que me salieran estas ampollas pues nunca había remado tanto”, comentó.
La profundidad del río va de un metro y hasta cerca de dos en la zona profunda. El suelo se siente blando, pantanoso, cenagoso. Por cierto, se llama Cuatro Ciénegas porque se refiere a los cuatro puntos cardinales ya que, afirman, son más de 500 cuerpos de agua entre ríos, manantiales, borbollones, pozas, riachuelos y lagunas de diferentes extensiones que se interconectan y que favorecen cierta cantidad de especies endémicas.
En cuanto a los estromatolitos, son la evidencia de vida más antigua en el planeta; los fijadores de carbono; los transformadores de nitrógeno; los liberadores de oxígeno. Son estructuras mineralizadas, formadas por la actividad de cianobacterias; bacterias que inventaron la fotosíntesis para transformar la energía solar en alimento propio; los que formaron arrecifes en comunión con el agua, lo que propicia el sitio ideal para la reproducción de peces, moluscos, crustáceos.
Y, así de increíble resulta estar cerca de los estromatolitos, rosarlos sin pensar y tocarlos con toda la intención ahora que todavía se puede porque, dicen, al rato ya no estará permitido sumergirse en estas aguas que, se puede decir, son vírgenes.
Estromatolitos hay en otros lugares, pero lo inexplicable es que se encuentren en este desierto mexicano que ofrece muchas experiencias y que hacen del lugar un sitio único, con paisajes inigualables, con flora y fauna endémica que le dan un toque diferente a otros escenarios naturales.
Convivir, viajar con la familia, con amigos; conocer más personas y vivir los momentos es algo que debemos practicar con más frecuencia para reconocer la verdad de la vida, para reencontrarnos.