A Vola Paso
Por Jesús Michel Narváez
Dos aleznas no se pican, dice el refrán y, sin embargo, hay excepciones. El abuso de poder de los presidentes de México y Ecuador, es manifiesto. Cada cual pretende imponer su modelo y violentar el Estado de Derecho.
Concediendo sin aceptar que un prófugo de la justicia, condenado a prisión de 6 años, no tenga derecho a solicitar asilo político bajo el argumento de ser perseguido político, el presidente de Ecuador, Daniel Noboa Azín, violó la soberanía mexicana para extraer de la sede diplomática al criminal (no es presunto, ya está juzgado y sentenciado por actos de corrupción) y justificar el hecho como una respuesta a quienes delinquen y buscar quedar impunes.
La respuesta mexicana es la correcta. Romper relaciones de inmediato y buscar sacar al personal diplomático.
Si bien el ecuatoriano mostró que abusa del poder, el mexicano no se queda tras. Su injerencia en asuntos internos del país andino, no tiene desperdicio. Abusó de su poder presidencial. Concedió protección a quien es delincuente. Similar a lo que ocurre con Tomás Zerón. Israel y México no tienen firmado algún tratado de extradición y por tanto puede negar la petición del gobierno azteca. Es su soberanía. Y ya el huésped temporal de Palacio Nacional acusa al gobierno de Benjamin Netanyahu de “proteger a un criminal, torturador”.
Si Israel decide romper relaciones con México estará en su pleno derecho. El señor Andrés Manuel López no tiene calidad moral para exigir lo que él ha propiciado.
Abuso de poder, síndrome de los débiles.