Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Son sabios aquellos que dilucidan y concluyen: siempre, en todo, hay una primera vez.
Ejemplos sobran: es la primera ocasión que tenemos un presidente de la República que teme un golpe de Estado técnico.
Será la primera ocasión en que una mujer sea presidenta de México… salvo evento de causa mayor.
Es la primera vez que los migrantes mexicanos son considerados “héroes anónimos” y sus remesas sirven para regalarles 100 dólares a los venezolanos que son deportados de Estados Unidos.
Es el primer momento en el que los criminales se apoderan de vastas zonas del país.
Y aunque no la primera sí la más letal pandemia que ha vivido México.
También encajaría decir que no es la primera, sino la séptima, derrota del futbol mexicano ante el odiado estadounidense.
De lo que cabe duda es que el Tren Maya se descarriló por primera ocasión.
Y ello lleva a la repetida reflexión: ¿dónde está la capacidad de los ingenieros militares para tender vías férreas?
De suyo, se duda que estén preparados para realizar las actividades que, constitucionalmente, están reservadas a los civiles. Es decir, la seguridad para los ciudadanos.
Y habría que añadir el fracaso en el combate a la delincuencia organizada.
¿Qué saben los militares de administración de empresas?
¿Qué saben los marinos de trabajos aduaneros?
Todos ellos viven su “primera vez”.
Y como decía la abuela: “Echando a perder se aprende”.
Inaugurar obras a capricho, porque son “mis obras”, conduce a las prisas, a no tener el debido cuidado en lo que se hace en aras de satisfacer al comandante supremo.
Lo deseable, lo acertado, es que los arquitectos, ingenieros estructuristas, eléctricos, etcétera sean quienes realicen los proyectos ejecutivos y desarrollen las obras conforme al conocimiento, no a la improvisación.
Construir un “cuartel” para los soldados o los elementos de la Guardia Nacional nada tiene que ver, no es comparable, con estar al frente de una refinería, de un ferrocarril, de un aeropuerto. Edificar un cuadro sin mayor diseño o atractivo para habitarlo, lo hacen los estudiantes de arquitectura e ingeniería.
Los soldados y los marinos tienen preparación y de la mejor, para salvaguardar la soberanía terrestre y marítima. Es verdad, las secretarías de la Defensa y Marina poseen escuelas en las que se gradúan de oficiales para llegar a ser los titulares de las mismas. Largo tramo deben recorrer y nadar, para alcanzar el deseo. Son aspiracionistas que buscan barras, estrellas y alas plateadas para formar parte de la primera etapa de la élite en las fuerzas castrenses.
Nada que ver con pagar tabiques con evaluar riesgos de un ferrocarril que, quizá por falla humana del conductor o de quien clavó el durmiente o apretó el tornillo de unión entre rieles, termina fuere de la vía férrea.
Ya se sabe que en el AIFA los plafones se caen, se inunda, no hay comercios ni restaurantes. La falta de planeación orilla a prestar los espacios exteriores para instalar tianguis en los que nadie compra y provocan cuchicheos entre los “millones” de viajeros ausentes.
Deseable, de verdad, que el Maya no se descarrile otra vez y que la primera haya sido eso: la primera.
¿Usted lo creería?
E-mail: jesusmichelmp@hotmail.com, Facebook Jesus Michel, X @misionpolitica y en Misión, Periodismo sin Regaños martes y jueves de 16 a 17 horas por Radio Cañón en el 760 de amplitud modulada