Muy Caro

Yo Campesino

*Pagamos a alto costo los caprichos del ganso

Miguel A. Rocha Valencia
La deuda que dejará el ganso será histórica. Tardaremos muchos años en saldarla no sólo en pesos sino en costo social, institucional, seguridad, corrupción, educación, salud, bienestar y vidas.
Al hacer un balance del impacto que hasta el momento tiene la gestión del mesías tropical en la vida nacional, no encontramos un solo rubro que justifique el alto costo que habremos de pagar los mexicanos durante una generación al menos para regresar el punto de partida, a aquel 2018 en que inició la pesadilla.
Desde la cancelación al Nuevo Aeropuerto Internacional de México donde no apareció al menos durante este sexenio la corrupción por la cual se tiraron a la basura cientos de miles de millones de pesos invertidos y un tanto más de inversiones canceladas lo mismo que la confianza en el país, hasta el asedio permanente contra el poder Judicial Federal hasta el socavón causado en la cultura y la investigación donde se escamotearon recursos financieros para repartirlos en la compra de conciencias.
Incluso habríamos de pasar por los cerca de 200 mil asesinatos que dejará la complicidad de la 4T con el crimen organizado, incluyendo el secuestro del país donde la extorsión, secuestro y terror se impusieron para vivir con miedo y atisbar el imperio de narcogobiernos.
Heredaremos un sistema de salud decapitado donde los experimentos de la ignorante chachalaca se llevaron más de 230 mil millones de pesos entre Insabi y la no compra de medicamentos, pasando por la sobre tasa de mortalidad de 800 mil mexicanos y la defunción diaria de personas enfermas de cáncer y otras enfermedades por falta de medicamentos con todo y la vacilada de la farmaciotota que sólo sirvió para que algunos favorecidos se volvieran millonarios al tiempo que nunca se demostró la corrupción en la compra y distribución de fármacos.
El costo de la salud ya no se recuperará porque incluye además de cientos de miles de muertos, la caída en la esperanza de vida de los mexicanos, así como el deterioro de unidades médicas existentes, la saturación del IMSS y la pérdida de personal médico por enfermedad o porque fue despedido para “ahorrar”.
También habrá qué pagar las facturas de las generaciones perdidas en materia educativa donde el retroceso es criminal con niños de tercer año que no saben ni escribir su nombre y un ciclo completo de reprobados que no saben matemáticas, ciencias sociales o español. Para que no se sepa, la chachalaca macuspanense ordenó eliminar las evaluaciones como si con ello se borrara la incapacidad y la impreparación a cambio de un adoctrinamiento trasnochado de corrientes anquilosadas, de principios del siglo pasado que demostraron ser peores y generadoras de miseria con una clase explotadora de notables.
Nos dejará una gran deuda financiera que, a los gobiernos subsecuentes, quien quiera que sea, dejará en dificultades para financiar cualquier proyecto productivo, social o constructivo. Más de 16 billones de pesos donde 2.5 billones estarán a tasas criminales.
Y todo ello en un caldo real de corrupción comprobada no anunciada o de presunción. Ahí están las pruebas en documentos oficiales, los desvíos y abusos, los contratos leoninos entre amigos, familiares y colaboradores.
Ahí se incluyen los programas sociales para repartir limosnas pero que enriquecieron a los encargados de ejecutarlos a cambio de votos. NO olvidaremos a la familia presidencial enriquecida gracias a sus abusos del poder.
Y todo eso es lo que nos ofrece continuar la corcholata; de eso quiere pavimentar un segundo piso que, en cínica paradoja con los construidos por el peje, esconden una gran corrupción como ocurrió con la línea 12 del Metro o los recortes aplicados al presupuesto de la Ciudad de México donde los organismos autónomos también fueron saqueados, sin dar explicación de a dónde fueron a parar cientos de miles de millones de pesos.
Ya ven que hasta el Tren Maya con más de un billón de pesos invertidos es un resumidero que nos cuesta cada día más ya falla continuamente; ayer, se descarriló. Ni qué decir de un AIFA al que deberemos subsidiar y una refinería que a pesar de ser tan cara no produce.
A eso le tiramos si no elegimos bien a nuestros próximos gobernantes llámese presidente, gobernadores, senadores, diputados, presidentes municipales o congresos locales.

Votemos al menos por un cambio de esperanza.

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