Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Sorprendió que una agencia informativa rusa (Sputnik) publicara en su portal la información que, se generó en el show de los monólogos del iluminado.
De acuerdo con el despacho de la agencia, el presidente mexicano abordó el tema de las elecciones de Estados Unidos que habrán de realizarse en noviembre.
Cita textual: “Claro que, el que no respete a México, va a obtener respuesta, porque tienen que aprender a respetarnos, sea quien sea, del Partido Republicano o del Partido Demócrata, porque nosotros respetamos a [ambos]. No somos como los conservadores”.
Otro párrafo que alerta los sensores:
“El republicano ya empezó a amenazar con una de sus armas favoritas: los aranceles. Trump se manifestó específicamente contra el nearshoring, al reclamar que empresas vengan a instalarse en México para venderle a Estados Unidos. Evidentemente a quien menos le conviene que se concrete esta amenaza es a la economía mexicana, que se benefició con la relocalización de empresas que vinieron a instalarse en estos últimos años. Ni modo de pensar que AMLO prefiere apoyar a Trump, ¿verdad?”.
El despacho toma la información de un editorial publicado por Reforma -no establece la fecha, pero suponemos que es reciente- que, sin duda, da en el clavo.
Sin que nadie se llame a sorprendido, sí causan extrañeza las palabras presidenciales y descritas por Sputnik.
¿Desde cuándo un presidente mexicano le lee la cartilla al habitante temporal de la Casa Blanca?
¿Desde cuándo al Congreso reunido en el Capitolio?
¿Desde cuándo un presidente mexicano califica a los candidatos -uno de ellos en el poder- de conservadores?
El huésped temporal de Palacio Nacional no tiene límite.
Ignoramos la fecha del editorial referido por la agencia rusa, pero más allá de la precisión, se suma al desaire de acudir a la Cumbre de los Líderes de América, bajo la justificación de que los gobiernos de Estados Unidos y Canadá presionan a México y no han sido “respetuosos con nosotros”.
Lo hemos dicho y lo repetimos: el respeto no está a la venta en tiendas de conveniencia.
El respeto se gana con acciones, con decisiones acertadas, no con declaraciones desfasadas y cuyo oculto objetivo es reposicionarse para cuando se el momento de las elecciones federales.
¿Cuál sería la respuesta mexicana si Biden o Trump son irrespetuosos?
No queda clara la posición del señor López.
¿Le declarará la guerra?
No sería una batalla equitativa ni justa. Pero ¿y si le ganamos?
La obsesión de sentirse de avanzada y no parte del neoliberalismo y los conservadores -en su óptica son iguales- lo lleva a sentir que tiene el poder del mundo en sus manos y que nadie, terrícola o del universo, tiene la “calidad moral y los principios” para faltarle al respeto.
Es lo contrario a su actuar. Desde el púlpito guinda, muestra no tener respeto por nadie que no sea de su familia -la directa más la parentela antes ausente y “sus amigos”- y es capaz de sostener sus mentiras con los otros datos.
Por ello inquietan sus palabras. ¿Sabrá a quién las dirige o solamente es un juego de suponer que el poder está en sus manos y en Palacio Nacional?
Demasiadas preguntas que quedarán como las formuladas por los padres de los 43: sin respuestas
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